domingo, 19 de diciembre de 2010

El Sol y la Luna en el matrimonio. Parte 2. Una exploración estadística: aplicación y separación.



En la entrada anterior hemos visto la distribución de conjunciones de luminarias, cruzando entre sí las cartas por parejas de más de cinco mil seiscientas personas casadas, a través de los trece primeros armónicos. Al contabilizar el número de conjunciones no se ha tenido en cuenta si el Sol o la Luna de la mujer se encontraban en los grados inmediatamente anteriores a los ocupados por el Sol o la Luna del hombre o si, por el contrario, se encontraban en los grados inmediatamente posteriores. Pero una observación más minuciosa de los datos sugiere claramente que este detalle puede ser importante.

Cuando se presenta una conjunción entre el Sol y la Luna en una carta individual, la llamamos aplicativa si la Luna se encuentra situada antes que el Sol, de tal manera que por su movimiento natural más rápido se acercará progresivamente al Sol hasta alcanzar la conjunción partil pocos minutos u horas después del nacimiento. Por el contrario, si es el Sol el que está situado antes que la Luna, el aspecto se llama separativo, porque la conjunción partil ya ha tenido lugar pocos minutos u horas antes del nacimiento y el movimiento natural de la Luna más rápido que el del Sol la lleva a separarse progresivamente de éste. La conjunción aplicativa entre la Luna y el Sol corresponde al hemiciclo de la Luna menguante, mientras que la conjunción separativa corresponde al hemiciclo de la Luna creciente.

Pero cuando se trata de conjunciones cruzadas entre dos cartas, es dudoso que se pueda mantener esta terminología. Hasta cierto punto, se puede considerar correcto afirmar que la Luna a 5 grados de Cáncer en la carta natal de una persona se encuentra en conjunción aplicativa con el Sol a 10 grados de Cáncer en la carta natal de otra persona. Sin embargo, si la primera persona tiene el Sol a 10 grados de Capricornio, entonces habrá nacido en Luna llena y todavía dentro de su hemiciclo creciente, mientras que lo normal en una carta individual es que la Luna haga conjunción aplicativa al Sol cuando se encuentra en fase de Luna nueva y todavía dentro de su hemiciclo menguante. Por tanto, no se trata exactamente del mismo aspecto cuando los dos planetas están en una misma carta que cuando cada uno de ellos está en una carta diferente.

El problema es todavía más arduo cuando la conjunción se da entre el Sol de uno con el Sol de otro, porque entonces la velocidad media de desplazamiento en el zodiaco es la misma. Esta conjunción no sería ni aplicativa ni separativa, porque el aspecto partil ni se formará después ni se ha formado antes, a menos que imaginemos a uno de los dos soles detenido y al otro en movimiento. Si hacemos esto último, entonces podemos llamar aplicativa a una conjunción entre soles cuando el sol en movimiento se encuentra antes que el sol en reposo, y separativa cuando se encuentra después.

Se puede observar en la muestra de matrimonios recopilada por Gauquelin que son más abundantes las conjunciones (armónicas) entre soles en las cuales el Sol del hombre se sitúa antes que el Sol de la mujer. Esta tendencia es todavía más marcada cuando se trata del Sol del hombre en relación con la Luna de la mujer. De hecho, no se aplica sólo a las conjunciones propiamente dichas (las del armónico 1), sino que se extiende a la mayoría de los demás aspectos (las conjunciones de los demás armónicos).

Si registramos por separado las conjunciones entre soles en las cuales el Sol del hombre se sitúa antes que el Sol de la mujer, entonces las diferencias entre valores esperados y valores observados en los trece primeros armónicos son las que se muestran en el gráfico siguiente:




En el total de los 13 armónicos se han encontrado 69 conjunciones más que las esperadas. Veamos ahora qué sucede si registramos por separado aquellas conjunciones en las que el Sol del hombre se encuentra situado después que el Sol de la mujer:

 

Ahora la tendencia se ha invertido y las conjunciones observadas son 42 menos que las esperadas. Esto puede tener consecuencias muy importantes. Antes de discriminar entre estas dos maneras posibles de producirse una conjunción entre los soles de ambos miembros de la pareja, habíamos observado que los armónicos en los que se producían más contactos entre soles eran el 5 y el 10 (ambos con +27). De ahí se deduce, en principio, que los aspectos entre soles asociados a estos armónicos (los de 36 grados y sus múltiplos) son los que más probabilidades tienen de fomentar una unión matrimonial. Pero una vez que separamos las conjunciones en dos grupos (según el Sol del hombre esté antes o después que el de la mujer) podemos comprobar que si el armónico 5 se destaca es sola y exclusivamente debido a las conjunciones del primer grupo, ya que el segundo no ha mostrado ningún indicio de actividad (los valores observados se ajustan a los previstos). Por tanto, en lo que se refiere a esta muestra, los quintiles y biquintiles entre soles sólo "funcionan" en el caso de que el Sol del hombre esté situado antes del lugar del aspecto partil con el Sol de la mujer. Otro tanto sucede con las cuadraturas. Toda la ventaja del armónico 4 se debe a la aportación del primer grupo (+22), ya que los valores del segundo grupo están incluso por debajo de lo normal (-6). En el caso del armónico 10, sin embargo, la aportación de ambos grupos es similar.
El gráfico siguiente de valores acumulados resume la situación de los contactos entre soles en los trece primeros armónicos, separando los que se producen con el Sol del hombre antes que el Sol de la mujer (izquierda) de los que se producen con el Sol del hombre después que el Sol de la mujer (derecha)




Si imaginamos en reposo el Sol de la mujer y en movimiento el Sol del hombre, entonces podemos decir que los quintiles, biquintiles y cuadraturas que han producido un número de uniones matrimoniales superior al esperado son aquellos aspectos en los cuales el Sol del hombre se aplica al Sol de la mujer, mientras que no tienen efecto si el Sol del hombre se separa del Sol de la mujer. Pero si dejamos en reposo al Sol del hombre y ponemos en movimiento el Sol de la mujer, entonces todo sucede al revés: hay más uniones cuando el Sol de la mujer se separa del Sol del hombre y menos cuando se aplica a él. Vemos aquí claramente cómo estos conceptos de aplicación y separación son totalmente relativos cuando se usan en sinastría y no dejan de ocasionar cierta confusión. A pesar de ello, también pueden arrojar alguna luz.

Una hipótesis que podemos proponer para explicar esto sería la siguiente. El Sol imaginado en movimiento no sería en realidad el Sol natal, sino ese mismo Sol desplazado por progresiones o direcciones simbólicas en el sentido natural de su movimiento en el zodiaco. Por su propio impulso, el Sol avanza hacia adelante sobre el zodiaco en su movimiento anual. Cuando el Sol del hombre está situado antes que el de la mujer, su progreso natural le lleva al encuentro con el Sol en reposo de ella. Esto tiene cierta lógica; pero ¿por qué entonces no se producen más uniones cuando el Sol de ella, por su propio impulso, se dirige hacia el Sol en reposo de él? Tal vez la respuesta a este enigma pase por una consideración del contexto histórico y sociocultural al que pertenecieron los matrimonios de esta muestra. Como ya he señalado, todos ellos nacieron entre el último cuarto del siglo XIX y el primer cuarto del siglo XX en Francia. En esa época, no se consideraba decente que una mujer tomara la iniciativa en sus relaciones con los hombres. La mujer debía limitarse a esperar que un hombre le propusiera matrimonio. Aunque actualmente las cosas han cambiado, todavía no se han extinguido del todo los ecos de ese tipo de moral. Puedo mencionar a título de anécdota personal pertinente al tema que nos ocupa un breve fragmento de una conversación con una mujer de mi propia familia, educada en valores muy conservadores. Cuando le pregunté por qué continuaba soltera me respondió "porque lo que viene no conviene y lo que conviene no viene". No se le pasaba por la cabeza la idea de ir ella hacia lo que le convenía. Es posible, por tanto, que cuando se da una situación en la que podemos decir que un Sol se aplica a otro y así se produce un contacto, el Sol imaginado en movimiento represente a la persona que toma la iniciativa en la relación y el Sol imaginado en reposo a la persona que "es abordada" o se limita a esperar. Pero esto es sólo una especulación. Habrá que esperar nuevos estudios con matrimonios del siglo XXI para ver si se mantienen o no las tendencias observadas en éste.

Veamos entretanto lo que sucede con los contactos entre el Sol del hombre y la Luna de la mujer en nuestra muestra. Aquí la diferencia entre los resultados de los dos grupos es mucho más acusada. Cuando el Sol del hombre se encuentra antes que la Luna de la mujer, se registran 123 contactos por encima de lo esperado en el conjunto de los trece primeros armónicos. Sólo los armónicos 8 y 11 dan valores algo por debajo de lo esperado. Todos los demás (excepto el 1) dan valores más o menos claramente por encima de lo esperado.




Sin embargo, cuando el Sol del hombre se sitúa después que la Luna de la mujer se dan 64 contactos menos de lo esperado. Casi todos los armónicos (y, por tanto, casi todos los aspectos) dan valores por debajo de lo esperado.



La situación de conjunto de los dos grupos en los trece primeros armónicos se muestra en el siguiente gráfico de valores acumulados. En la parte izquierda, la contribución apilada de los armónicos a los contactos entre el Sol del hombre y la Luna de la mujer cuando el Sol del hombre se encuentra antes (el Sol en movimiento se aplica a la Luna en reposo). En la parte derecha, la contribución apilada de los armónicos a los contactos entre el Sol del hombre y la Luna de la mujer cuando el Sol del hombre se encuentra después (el Sol en movimiento se separa de la Luna en reposo).



Obsérvese que la conjunción propiamente dicha (la del armónico 1) entre el Sol del hombre y la Luna de la mujer no da "buenos resultados" en ninguno de los dos grupos. En el primero (cuando el Sol se sitúa antes que la Luna) el valor obtenido coincide con el esperado, y en el segundo (cuando el Sol se sitúa después que la Luna) está algo por debajo de lo esperado (-6). Por tanto, esta muestra no da ningún respaldo empírico a la idea de que la conjunción del Sol del hombre con la Luna de la mujer es un magnífico contacto, del que cabe esperar se deriven más uniones matrimoniales reales que las que presupone la teoría del azar y la probabilidad. Sí apoya, sin embargo, la idea de que otros aspectos diferentes de la conjunción entre el Sol del hombre y la Luna de la mujer pueden incrementar la probabilidad del matrimonio, sobre todo los septiles y los quintiles, junto con los múltiplos de ambos.

Ahora bien, las cosas son muy diferentes cuando el Sol del hombre no está implicado en el contacto entre luminarias. Para empezar, se producen menos contactos de los esperados si una de las luminarias es la Luna del hombre. Además, la Luna en movimiento del hombre aplicada al Sol o a la Luna en reposo de la mujer da resultados más bajos que separándose de ellos. En este último caso, los resultados tampoco son "buenos", pero quedan más cerca de los valores esperados. Todo esto es hablando en términos generales sobre el conjunto de todos los armónicos, pero hay algunas excepciones en algunos armónicos en particular. La Luna del hombre "combina bien" con el Sol de la mujer en el armónico 4 y mejor si se aplica al Sol de la mujer que si se separa de él. Esto quiere decir que la Luna del hombre en cuadratura con el Sol de la mujer es el aspecto entre esas dos luminarias que mejores resultados da en esta muestra. Por otra parte, en los contactos entre las Lunas de ambos el armónico con mejores registros es el 9, que se corresponde con el aspecto de novil (40 grados) y con sus múltiplos; también este aspecto funciona mejor cuando es la Luna en movimiento del hombre la que se aplica sobre la Luna en reposo de la mujer.



Diferencia entre valores obtenidos y valores esperados para conjunciones de la Luna del hombre con el Sol de la mujer en las que la Luna del hombre se sitúa antes que el Sol de la mujer en los trece primeros armónicos.



Diferencia entre valores obtenidos y valores esperados para conjunciones de la Luna del hombre con el Sol de la mujer en las que la Luna del hombre se sitúa después que el Sol de la mujer en los trece primeros armónicos.



Acumulación de las diferencias entre valores obtenidos y valores esperados para conjunciones de la Luna del hombre con el Sol de la mujer en las que la Luna del hombre se sitúa antes que el Sol de la mujer (izquierda) o después que el Sol de la mujer (derecha) en los trece primeros armónicos.


 Diferencia entre valores obtenidos y valores esperados para conjunciones de la Luna del hombre con la Luna de la mujer en las que la Luna del hombre se sitúa antes que la Luna de la mujer en los trece primeros armónicos.


Diferencia entre valores obtenidos y valores esperados para conjunciones de la Luna del hombre con la Luna de la mujer en las que la Luna del hombre se sitúa después que la Luna de la mujer en los trece primeros armónicos. 


Acumulación de las diferencias entre valores obtenidos y valores esperados para conjunciones de la Luna del hombre con la Luna de la mujer en las que la Luna del hombre se sitúa antes que la Luna de la mujer (izquierda) o después que la Luna de la mujer (derecha) en los trece primeros armónicos.



Probablemente toda esta información parecerá inútil a aquellos astrólogos que desprecian las estadísticas o que sólo esperan de ellas una confirmación empírica de los presupuestos teóricos con que se manejan habitualmente. Si los datos observados en la realidad no se ajustan a sus esquemas preconcebidos, algunos se sentirán más inclinados a dudar de la validez de la metodología empleada para obtenerlos que a poner en cuestión sus propias ideas previas. Incluso si se acepta que, en efecto, algunos importantes hechos observados no van en la dirección que cabría esperar a partir de especulaciones a priori o de aforismos tradicionales, todavía habrá quien afirme que esto no significa que no sean válidos esos aforismos o esquemas generalmente aceptados en la astrología; se dirá que lo que sucede es que la mayoría de la gente desconoce lo que en realidad les conviene y por eso escogen espontáneamente como parejas a las personas inadecuadas. En palabras de Hegel, que ya he citado en alguna ocasión "si el dato no entra en el sistema, peor para el dato". Las mentalidades dogmáticas siempre encontrarán algún subterfugio para continuar adheridas a sus teorías favoritas. 

Pero aquellos que tengan una mentalidad más abierta y sientan un mayor respeto por los hechos saludarán con alegría todo descubrimiento nuevo que suponga o prometa un progreso en una disciplina en muchos aspectos tan estancada como es la astrología. Y se dispondrán con buen ánimo a hacer los reajustes necesarios o a emprender nuevas investigaciones para comprobar más fehacientemente si de verdad esos reajustes son pertinentes. 

© Julián García Vara, diciembre, 2010.

Puede leer más sobre  "El Sol y la Luna en el matrimonio. Una exploración estadística" en las siguientes entradas:

jueves, 16 de diciembre de 2010

El Sol y la Luna en el matrimonio. Parte 1.Una exploración estadística: armónicos y aspectos.



Si definimos armograma como un gráfico cuya finalidad es mostrar la intensidad de uno o varios armónicos en una carta astral o en un conjunto de cartas astrales, entonces el gráfico que aparece sobre estas líneas puede ser considerado como un armograma. Pero este armograma se diferencia en varios detalles importantes de los que hemos analizado en las entradas tituladas Los armogramas de O'Neill y Los armogramas de Miguel García. Los armogramas de O'Neill y García son diacrónicos, porque estudian la evolución de la intensidad de uno o varios armónicos a lo largo de un periodo de tiempo, y son individuales, porque se calculan a partir de los datos natales de un individuo único. Nuestro nuevo armograma, sin embargo, es sincrónico y colectivo. Es un instrumento de exploración estadística que permite establecer los armónicos dominantes en una población, definida, en este caso, por estar integrada por dos grandes grupos de individuos vinculados entre sí por lazos matrimoniales. Se trata de las 2823 parejas que Gauquelin utilizó para su estudio sobre la herencia astrológica, cuyas fechas natales están disponibles en la Base de datos de Astrodigitalia*.

[*mediante el programa Cronos 1.3 se pueden visualizar las cartas astrales y efectuar inspecciones estadísticas básicas con suma comodidad (para saber cómo, consúltese la documentación del programa).]

Para calcular este armograma solamente he tenido en cuenta las posiciones del Sol y de la Luna en las fechas y horas de nacimiento de cada uno de los individuos de la muestra. El procedimiento ha sido bastante sencillo. Me he limitado a contabilizar el total de conjunciones cruzadas entre el Sol y la Luna en cada una de las parejas de la muestra, a través de los trece primeros armónicos. El orbe utilizado ha sido de 13º 20', que es el resultado de dividir los 360 grados del círculo por 27. Con este orbe podemos estimar que el valor esperado para cada una de las cuatro conjunciones posibles es de 2823/27 x 2, lo que equivale a 209 conjunciones de cada tipo en cada armónico; en total, cabe esperar encontrar 836 contactos entre luminarias en cada uno de los diferentes armónicos. En la tabla siguiente se muestran las diferencias de los valores observados respecto de los esperados:


La primera columna registra las conjunciones entre el Sol del hombre y el Sol de la mujer. El número 12 que al principio de esta columna aparece asociado al armónico 1 (A1) significa que se han observado 12 conjunciones más de las esperadas, es decir, 221 en lugar de 209. El número 27 que en esa misma columna aparece asociado a los armónicos 5 y 10 (A5 y A10) significa que se han encontrado 236 conjunciones en lugar de las 209 que predice la teoría de la probabilidad. Cuando los valores son negativos (escritos en color verde) su cantidad debe restarse de 209 para saber el número real de casos observados.

La segunda columna registra las conjunciones entre el Sol del hombre y la Luna de la mujer; en la tercera van la Luna del hombre con el Sol de la mujer y en la cuarta la Luna del hombre con la Luna de la mujer. La quinta columna registra la suma de los valores de las cuatro anteriores y es la cifra final que se asigna a cada uno de los armónicos para trazar el armograma.

En general, las diferencias respecto de los valores esperados no son demasiado grandes, por lo que la mayor parte de ellas pueden atribuirse a las oscilaciones del azar. No podemos descartar, sin embargo, que al menos las desviaciones mayores sean producto de un efecto astrológico real, por lo que puede merecer la pena correr el riesgo de interpretar su significado y sus repercusiones para la práctica de los estudios de sinastría.

¿Qué nos sugieren estos números? El armónico dominante resulta ser el 5, seguido muy de cerca por el 4. Traducido al lenguaje de los aspectos de las cartas natales (en el armónico 1), esto significa que entre los aspectos que unen entre sí a las luminarias de las personas casadas, los que se dan con más frecuencia son los quintiles y biquintiles, seguidos muy de cerca por las cuadraturas. También dan valores por encima de lo normal, aunque aún más moderadamente, los armónicos 7 (septiles y sus múltiplos), 10 (deciles y sus múltiplos), 9 (noviles y sus múltiplos) y 2 (oposiciones). Las conjunciones observadas entre luminarias en la carta natal (armónico 1), sobre las que tanto se ha escrito y a las que tanto valor se suele dar al analizar una sinastría, han resultado ser en total 836, ni una más ni una menos que las que predice la teoría de la probabilidad. Si nos atenemos a este dato aislado, tendríamos que concluir que las conjunciones entre luminarias en sinastría son totalmente irrelevantes, inactivas, ni atractivas ni repulsivas. Pero por los estudios de Didier Castille sobre nada menos que seis millones y medio de parejas (Didier Castille, Mariages aux Soleils) sabemos que la conjunción entre el Sol del hombre y el Sol de la mujer se da con una frecuencia significativa por encima de lo esperado, algo que también se cumple en la presente muestra de Gauquelin. Pero no sucede lo mismo si una de las luminarias -o ambas- es la Luna.

Los seis armónicos restantes dan valores por debajo de lo esperado, destacando en ese sentido el armónico 8. El déficit de casos en este armónico tiene que deberse necesariamente a un efecto de repulsión que puede darse entre las personas cuyas luminarias hacen entre sí aspectos de semicuadratura o sesquicuadratura. Aunque las cuadraturas y oposiciones también pertenecen a la serie de aspectos que se transforman en conjunciones en el armónico 8, ellas no pueden ser responsables de este efecto, porque los armónicos 4 y 2 han dado valores positivos. Esto implica que el armónico 8 estaría todavía más abajo si no fuera porque también incluye cuadraturas y oposiciones. También quedan por debajo de lo normal los armónicos 6 (sextiles y sus múltiplos), 11 (onciles y sus múltiplos), 3 (trígonos), 13 (treciles y sus múltiplos) y 12 (semisextiles y sus múltiplos).

Muchos tópicos se tambalean a la luz de estos resultados. Los sextiles y los trígonos no parece que favorezcan la formación de uniones matrimoniales; más bien al contrario, puesto que sus armónicos asociados obtienen la segunda y la cuarta puntuaciones más bajas entre el total de trece. Las cuadraturas, sin embargo, y en menor medida las oposiciones, obtienen buenas puntuaciones. Los quintiles y biquintiles, que suelen despreciarse y ni siquiera se miran, por considerarlos "aspectos menores", son los que dan mejores resultados. Algo semejante, aunque en menor medida, sucede con los septiles y noviles.

El buen rendimiento de los quintiles y biquintiles o más precisamente del armónico 5 en las relaciones de pareja no debería sorprender a quien haya reparado en la relación entre este armónico y el planeta Venus, a la cual dedicamos en este blog la entrada titulada Venus y el quinto armónico. Esto sugiere que sería una buena idea activar estos aspectos en los programas que calculan cartas dobles para sinastrías, ya que normalmente vienen desactivados por defecto, así como también ampliar sus orbes, porque la mayoría de los programas les asignan orbes inferiores a los que en realidad les corresponden. En el contexto de la presente investigación va implícito un orbe de 2º 40' (que es la quinta parte de 13º 20'). La Teoría Armónica autoriza a extender el orbe de un quintil hasta las cuatro quintas partes del que se considere razonable para una cuadratura.

También podemos observar que en el conjunto de los trece armónicos se han dado 112 contactos más de los esperados que involucran al Sol del hombre y 48 contactos menos de los esperados en los que participa la Luna del hombre. En total, 160 contactos más del Sol que de la Luna.

Debemos señalar también que las fechas de nacimiento de las personas incluidas en esta muestra están comprendidas entre 1875 y 1925, aproximadamente, por lo que la mayoría de ellos debieron contraer matrimonio en la primera mitad del siglo XX y en Francia. Es posible que en un contexto histórico y socio-cultural diferente los resultados no fueran los mismos.

Se puede optar, en cualquier caso, por estimar que las diferencias entre los valores esperados y los observados en esta muestra no son significativas, porque, a fin de cuentas, esa es una decisión que debe tomar cada investigador. La Estadística nunca está en condiciones de asegurar si los resultados de una investigación obedecen a un agente causal o son fruto del azar; como máximo permite calcular el grado de riesgo que corremos al asumir un resultado como significativo, el cual nunca es ni 1 ni 0. Si alguien se aferra a esta posibilidad para defender, por ejemplo, que estos datos no apoyan suficientemente la hipótesis de que las cuadraturas entre luminarias estimulan más formaciones de uniones matrimoniales que los sextiles y los trígonos, deberá tener en cuenta que mucho menos todavía apoyan la hipótesis contraria.


© Julián García Vara, diciembre, 2010.


Puede leer la continuación de este trabajo sobre "El Sol y la Luna en el matrimonio. Una exploración estadística" en las siguientes entradas:

Parte 2. Aplicación y separación
Parte 3. Conjunciones tropicales y dracónicas
Parte 4. Los nodos de la Luna y la carta dracónica

domingo, 12 de diciembre de 2010

Armónico 13. Rebeldía y solidaridad




Si se hace un recorrido completo de la colección de cartas natales con el armónico 13 destacado que he almacenado en el blog Armónico 13, consultando las reseñas biográficas asociadas a cada carta, una de las cosas que no tardan en llamar la atención es la intensa relación que una gran cantidad de estos nativos mantuvieron con movimientos políticos de izquierdas, socialistas, comunistas, sindicalistas o anarquistas. También hay un grupo de personas cuya filiación política no aparece claramente expresada en las breves noticias biográficas que sobre ellas se han publicado en internet, pero de las que se sabe que se preocuparon por los campesinos, los pobres o los marginados de diversa índole. Algunas cartas no corresponden al nacimiento de una persona, sino a acontecimientos tales como la fundación de un sindicato, la creación de una escuela rural o la planificación de la lucha contra la esclavitud que se concretaría en la Guerra de Secesión norteamericana.

Otro nutrido grupo de cartas con el armónico 13 destacado lo forman personas que murieron asesinadas, la mayoría de ellas a causa de sus convicciones políticas o religiosas, porque resultaban incómodas para los que ostentaban el poder político o económico. Un caso especial es el de las matanzas de religiosos a manos de milicianos comunistas durante la guerra civil española de 1936. Antes de hacer una valoración de la misma, conviene tener en cuenta la metodología de búsqueda de cartas que he seguido para confeccionar la base de datos.

Al principio me dediqué a calcular el armónico 13 de algunos personajes famosos que tenía en mis archivos y seleccionar los que, por alguna razón, resultaban más llamativos. Este procedimiento, sin embargo, no me estaba llevando muy lejos. Era lento, me obligaba a calcular muchas cartas que después debía rechazar por no hallar en ellas nada excepcional y dejaba un amplio campo a la subjetividad de la selección. Entonces opté por hacerlo al revés: localizar primero fechas en las cuales el armónico 13 se elevaba nítidamente por encima de los doce primeros y buscar después personas que hubieran nacido en esas fechas. Estas dos cosas pude hacerlas fácilmente con ayuda de los armogramas natales disponibles en el programa Armon de Miguel García y con los motores de búsqueda de internet (Google). Así es como salieron a la luz algunas fechas natales de religiosos asesinados, pues se han publicado largas listas de centenares de víctimas en varias páginas web. Ahora bien, al ser tan elevado el número de víctimas es más que probable que resulte fácil encontrar entre ellas no solamente casos en los que el armónico 13 se destaca sobre los demás, sino también casos en los que domina cualquier otro armónico. Sería necesario hacer un armograma colectivo de esos millares de víctimas, es decir, un estudio estadístico de al menos los 13 primeros armónicos en todos ellos, antes de decidir si cabe relacionar su destino con algún armónico en particular.

También podemos preguntarnos si todos esos religiosos, así como otros cuyo armónico 13 es también fuerte, pero no fueron asesinados, pueden ser considerados como conservadores o de derechas, por el mero hecho de haber tomado los hábitos. Aunque las alianzas de la Iglesia con el poder político casi siempre han ido en esa dirección, es evidente, no obstante, que ambas cosas no van necesariamente unidas. En sus orígenes, la religión cristiana estaba del lado de los pobres y resultaba incómoda a los poderes establecidos; la detención y crucifixión de Jesús fue sólo el primero de una larga serie de martirios y persecuciones que sufrieron los cristianos; Nietzsche calificó al cristianismo de una rebelión de los esclavos en la moral, una subversión contra los valores tradicionales que habían impuestos los señores. No debemos descartar que entre el cristianismo y el armónico 13 exista un vínculo importante. Quizás no sea totalmente casual que comenzara con un grupo de 13 "activistas": Jesús y los doce apóstoles. Quizás el hecho de que Leo Perutz naciera con el armónico 13 dominante no es del todo ajeno a la fascinación que sintió por el cuadro en el que Leonardo da Vinci inmortalizó la última cena, llevándole a culminar su carrera de escritor con la novela El Judas de Leonardo, terminada pocos días antes de su muerte.

En la entrada sobre Mercurio y el armónico 13 he señalado la relación que existe entre el armónico 13 y las edades de 12-13 años a través de los armónicos de la edad; he recordado cómo Bruno Huber asigna esa edad a la casa tercera de la carta astral (Bruno Huber, El reloj de la vida); Zipporah Dobyns -y con ella toda una pléyade de astrólogos- relacionan la casa tercera con el signo de Géminis. Y al menos desde Ptolomeo es común asociar el signo de Géminis con el planeta Mercurio. También mostré cómo "la serie del 13 es la primera en la que Mercurio tiene la oportunidad de participar haciendo un aspecto partil con el Sol distinto de la conjunción". Añadamos a todo esto un dato más. Si el cuadro cronológico publicado en la entrada Ciclos del pensamiento es correcto, entonces el nacimiento de Jesús se produjo durante una fase Géminis del Ciclo de Sofía. Pero como este ciclo es especulativo y -aun en el caso de que exista- sus fechas correctas podrían "bailar" algunos años, no insistiré demasiado en ello. Sí quiero aprovechar la ocasión para señalar un elemento del cristianismo típico de Géminis - Casa III, sobre el que no se suele hacer suficiente hincapié, a pesar de su extraordinaria importancia: el cristianismo es la religión de la fraternidad universal. Se nos dice que todos somos hermanos, todos estamos en pie de igualdad, y ésta es una tesis común al cristianismo, el socialismo, el comunismo y el anarquismo. Nietzsche, consciente de ello, los metió a todos en el mismo saco, y los consideró meras variantes de la moral de esclavos, que no tolera la superioridad natural de los más fuertes y nobles.

Los que tenemos experiencia como docentes en enseñanza secundaria sabemos muy bien que los chicos de 12-13 años son los más difíciles de controlar. Sienten que están dejando de ser niños, pero aún les falta mucho para ser adultos. Intentan afirmarse frente a los adultos mediante actitudes de rebeldía sistemática. Ya no están dispuestos a dejarse conducir dócilmente por sus mayores, como habían hecho en la escuela primaria. A pequeña escala, se produce una rebelión de los "débiles" contra los "fuertes" semejante a la que Nietzsche asoció con el cristianismo y los movimientos obreros. Estas actitudes pueden cristalizar en la personalidad y mantenerse en formas más elaboradas si el armónico 13 es especialmente marcado en una carta, transfigurándose en solidaridad o en caridad, fomentando modelos horizontales de convivencia: igualdad de oportunidades, igualdad del hombre y la mujer, etc.

Hay, por supuesto, personas nacidas con un armónico 13 muy marcado que no se distinguen por esas características o que incluso parecen remar en la dirección contraria. Juan Vigón Suero-Díaz, por ejemplo, es descrito como "un militar español, de Estado Mayor , monárquico, católico y uno de los creadores de la fuerza militar que hizo posible al Bando sublevado ganar la guerra iniciada tras la sublevación militar contra la II República. Al término de la misma, ocupó importantes cargos y formó parte del gobierno del régimen del general Franco (http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Vig%C3%B3n ). Pero por muy conservadora que fuera su ideología, lo cierto es que participó en una sublevación contra el poder establecido, de modo que la característica de rebeldía que estamos suponiendo asociada al armónico 13 no dejó de estar presente.

Otro caso notable es el de John Rabe, de quien se ha escrito lo siguiente: "En 1934, meses después de la llegada de Hitler al poder, se afilió al partido nazi, ya que tras vivir en China durante 30 años, tenía una imagen inocente del nacionalsocialismo alemán, viéndolo como un movimiento humanista de los trabajadores."
(http://www.elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?f=55&t=16054) Si podemos fiarnos de esta declaración, entonces tendríamos que encuadrar a John Rabe en las filas del socialismo. En cualquier caso, Rabe ha pasado a la historia por sus acciones humanitarias durante la guerra chino-japonesa, que salvaron las vidas de miles de personas, así como por sus gestiones -generalmente inútiles y que se volvieron contra él- para poner freno a los desmanes de los ejércitos nazis.

También es digno de mención el caso de Muhammad Yunus, apodado "el banquero solidario", que recibió el premio Nobel de la Paz en el año 2006 "por sus esfuerzos para incentivar el desarrollo social y económico desde abajo". Aplicó el concepto de microcrédito para financiar a personas humildes, desarrolló modelos económicos para aldeas rurales y creó bancos para pobres gestionados por ellos mismos, que ayudaron a cientos de personas a salir de la miseria.

Los ejemplos son muchos, y aquí no puedo mencionarlos todos. Remito al blog citado al principio a quien desee examinar más casos, junto con las cartas correspondientes. En suma, podemos quedarnos con la idea (totalmente nueva, por cierto, introducida por vez primera en este artículo) de que el armónico 13 guarda relación, entre otras cosas, con ciertas tendencias altruístas y humanitarias hacia la solidaridad con los menos favorecidos, la defensa de los intereses de campesinos y trabajadores, la afirmación de la libertad y la confrontación con el poder establecido. En ocasiones el elemento de "rebeldía" prima sobre el de "solidaridad" o se pone simplemente al servicio del interés personal, sin envoltura ideológica (rebelde sin causa), pudiendo entonces deslizarse hacia la delincuencia (Jean RayAndrés Cepeda). Las raíces de estas actitudes pueden buscarse en la primera gran fase de pensamiento crítico y autónomo que la psicología evolutiva fija en torno a los 12-13 años, que es cuando el armónico 13 se siente con más fuerza.


© Julián García Vara, diciembre, 2010.



martes, 7 de diciembre de 2010

Parto multiarmónico



Este blog, Cadencias microcósmicas, nació hace poco más de un año, hacia el 10 de noviembre del 2009, bajo el signo solar del Escorpión. Pero no ha celebrado su cumpleaños, porque durante todo el mes de noviembre de 2010 ha estado de baja por maternidad. Ha sido padre o madre o las dos cosas a la vez de otra media docena de blogs, cuatro de ellos también escorpioncitos.

La última entrada que publiqué antes de ésta de hoy trataba sobre el armónico 13. Es un armónico que me interesa especialmente por varias razones. En primer lugar, porque no se sabe casi nada sobre él. Hamblin le dedica unas pocas líneas vacilantes, basadas en arriesgadas especulaciones sobre una o dos cartas. Otros autores han dicho algo más, pero igualmente a partir de un número insuficiente de ejemplos y de especulaciones sobre lo que les sugiere el número 13, parcialmente inspiradas en el arcano XIII del Tarot, lo que, a su vez, les ha inducido a relacionarlo con la muerte. De ahí han pasado a conectarlo con el signo de Escorpio y a suponer que, además de con la muerte, también tiene algo que ver con la sexualidad. Es posible que tengan algo de razón, pero, tras localizar más de un centenar de cartas cuyo armónico 13 destaca por encima de los 12 anteriores, he empezado a vislumbrar otras líneas de interpretación bastante alejadas de esas, aunque todavía no lo bastante maduradas como para exponerlas con firmeza. Algo adelanté ya en la entrada sobre Mercurio y el armónico 13 y espero tener ocasión de ampliar las perspectivas en las próximas semanas.

En segundo lugar, la introducción del armónico 13 rompe la barrera artificial que algunos astrólogos de ambos lados del Atlántico han fijado de facto en el armónico 12. Recordemos que hay tantos armónicos como números enteros, es decir, infinitos. Y tantas líneas básicas de interpretación como números primos. Pero la arraigada costumbre de dividir el año en doce meses, el zodiaco en doce signos y cada carta astral en doce casas ha inducido a algunos a tratar de encajar a la fuerza el inabarcable conjunto de los armónicos en las estructuras previamente conocidas de signos y casas, obligándoles a hablar en un lenguaje que no es el suyo y a repetir las mismas cantinelas de los más viejos del lugar, impidiéndoles así transmitir su propio mensaje. Se pretende, así, que el armónico 1 tiene relación con el primer signo (Aries) y la primera casa, así como con los planetas que tienen dignidades en estos lugares; el armónico 2 sería otra vez Tauro, casa 2 y Venus; el 3 Géminis, casa 3 y Mercurio. Y así sucesivamente. Pero estas asignaciones no tienen ningún fundamento en la Teoría Armónica. Es evidente que cada armónico se relaciona con una serie de aspectos, porque tanto los armónicos como los aspectos se derivan de divisiones del círculo por números enteros. Pero no parece que haya ninguna razón lógica para relacionar, por ejemplo, el armónico 7 con el signo de Libra o con la casa séptima de una carta astral. Ni menos todavía con los planetas que se supone tienen dignidad en este signo. En todo caso, Libra podría tener relación con el aspecto de oposición, puesto que desde el origen del zodíaco tropical hasta el comienzo del signo de Libra hay 180º; pero la oposición se relaciona con el armónico 2, no con el 7. Leo podría tener alguna relación con el aspecto de trígono, porque desde el comienzo del zodiaco al primer grado de Leo hay una distancia de 120 grados; pero el trígono se relaciona con el armónico 3, no con el 5. Por otra parte, si dividimos el círculo en 12 partes obtenemos un resultado de 30 grados, la medida de un semisextil, que es la distancia que separa al origen del zodiaco del comienzo de Tauro, ¿por qué entonces relacionar al armónico 12 sólo con Piscis y la casa 12 y no con Tauro y la casa 2?

Para poder forzar estas asimilaciones de los armónicos a las estructuras previamente conocidas de signos y casas era necesario detenerse en el armónico 12. No se puede asignar el 13 otra vez a Aries y el 14 otra vez a Tauro, porque la Teoría Armónica asume que el significado esencial del armónico 13 tiene que ser original, por tratarse de un número primo, y el del armónico 14 tiene que ser una variante del armónico 7, que es el número primo del cual depende de manera más inmediata.

En tercer lugar, me interesa el armónico 13 por la razón puramente egoísta de que es mi armónico más fuerte entre los 50 primeros.

Por todo ello, he estado buscando cartas con el armónico 13 especialmente relevante y he creado un blog para almacenarlas. Cada carta va en una entrada independiente. Cada entrada incluye, normalmente, la carta natal (armónico 1), la carta del armónico 13 (casi siempre sin la Luna ni casas, a menos que la hora de nacimiento sea conocida), algún material gráfico (fotos o vídeos) acerca del nativo y por lo menos un enlace a alguna reseña biográfica. También se indica -cuando es el caso- qué otras personas han nacido en ese mismo día, mes y año; finalmente, las etiquetas permiten agrupar las cartas por categorías. Salvo contadas excepciones, no suelo incluir ningún comentario personal. La idea es que todo ese material vaya impregnando de la atmósfera del armónico 13 a quien lo examine, de modo que su naturaleza pueda ser intuida por inmersión, no guiada ni coaccionada por mis propias interpretaciones. La dirección del blog es la siguiente:

http://armonico13.blogspot.com/

He de admitir que la búsqueda de estas cartas ha sido bastante caótica; no he seguido ninguna sistemática, salvo, quizás, la de una vez hallada una fecha con el armónico 13 destacado buscar el mayor número posible de personas nacidas en ese mismo día. En este proceso de búsqueda he tropezado muchas veces con cartas llamativas por el modo en que destacaban en un armónico distinto del 13. Al principio pasaba de largo cuando las encontraba, pero finalmente decidí crear un espacio también para ellas. Así surgieron los blogs siguientes:

http://armonico5.blogspot.com/
http://armonico7.blogspot.com/
http://armonico8.blogspot.com/
http://armonico9.blogspot.com/
http://armonico11.blogspot.com/

No he reservado ningún espacio para los armónicos 1, 2, 3, 4, 6 y 12 porque se relacionan con los aspectos mejor conocidos: conjunciones, oposiciones, trígonos, cuadraturas, sextiles y semisextiles y quincuncios (todos los aspectos de la serie del 12). En cada blog dedicado a un armónico determinado se contempla eventualmente la inclusión de otros armónicos que sean múltiplos del que da título al blog. Por tanto, el armónico 10 va incluido en el blog del armónico 5, el 14 va incluido en el 7, etc.

Los más recientes de estos blogs todavía no tienen casi nada, pero poco a poco irán creciendo...
Espero que no se malogren los bebitos.


© Julián García Vara, diciembre, 2010.



jueves, 28 de octubre de 2010

Mercurio y el armónico 13

Aspectos de la serie del 13


El armónico 13 divide el círculo de la eclíptica en trece partes iguales de 27,7 grados a partir de cero Aries y aloja en cada una de esas partes una copia comprimida de un zodíaco completo. El despliegue y la superposición de esos trece zodiacos en uno solo, arrastrando cada uno consigo los planetas o ángulos que contuviera su parte, da lugar a la carta del armónico 13. La división del círculo en trece partes iguales da lugar, también, a los aspectos de la serie del 13: el trecil (27º 42'), el bitrecil (55º 23'), el tritrecil (83º 05'), el tetratrecil (110º 46'), el pentatrecil (138º 27') y el hexatrecil (166º 09'). De acuerdo con la propuesta de John Addey, el orbe que corresponde a estos aspectos debe ser una treceava parte del que se asigne a la conjunción. Dos planetas que formen uno cualquiera de estos aspectos en la carta radical aparecerán en conjunción en la carta del armónico 13.

El valor de un trecil (27,7 grados) es prácticamente el mismo que el de la máxima elongación posible de Mercurio (27,8 grados). Se entiende por elongación de Mercurio su ángulo de separación con respecto al Sol, vistos ambos desde la Tierra.


Máxima elongación de Mercurio


Esto puede ser una simple coincidencia, pero también es posible que encierre algún significado. Todavía es muy poco lo que se sabe sobre el armónico 13 y sobre los aspectos de la serie ligada a él, de modo que sería prematuro tratar de buscar alguna semejanza entre la naturaleza astrológica de Mercurio y la de los treciles. Pero al menos podemos constatar un hecho interesante: la serie del 13 es la primera en la que Mercurio tiene la oportunidad de participar haciendo un aspecto partil con el Sol distinto de la conjunción.

En efecto, si en una carta del armónico 13 encontramos al Sol en conjunción con Mercurio, esto puede significar dos cosas:

(A) El Sol y Mercurio ya estaban en conjunción en la carta radical (con un orbe trece veces más pequeño).

(B) El Sol y Mercurio estaban el trecil en la carta radical.

En cualquiera de los doce armónicos anteriores, la única opción posible sería la (A). Por tanto, de alguna manera, Mercurio alcanza su independencia con respecto al Sol y su "mayoría de edad" a partir del armónico 13 ó, más bien, de los aspectos asociados a este armónico. En efecto, tal como ya he dicho, Mercurio no se aleja nunca lo suficiente del Sol como para poder hacer ningún aspecto de la serie del 12, ni del 8, que son las más usadas, -fuera de la conjunción, que pertenece a todas las series. Ni tampoco de las series del 5, del 7 y del 9, que últimamente se están usando un poco más.

La conjunción de Mercurio con el Sol parece un tanto desequilibrada, en el sentido de que no se da entre dos planetas igual de poderosos. En ella Mercurio se ve relegado indefectiblemente a un papel subordinado, como si no tuviera naturaleza propia y sólo le quedara la opción de servir de portavoz del Sol. En el trecil, sin embargo, Mercurio ocupa un lugar propio, puede tener su propia posición y expresarla frente a la posición del Sol. Así abandona la posición infantil de total dependencia del padre.

Una manera de aprender algo sobre el armónico 13 es usarlo como armónico de la edad. Sobre este tema he hablado ya bastante en este blog de Cadencias microcósmicas, especialmente en la entrada del 15 de marzo de 2010 (Armónicos de la edad) y en las siguientes. Tal como expliqué entonces, la carta del armónico 13 puede usarse como representativa de la edad de 12 años, porque la carta radical, que es el armónico 1, funciona desde el nacimiento; entonces, sumando un armónico por año a la carta radical, tendremos 13 armónicos a los 12 años. Así entendida, esta técnica ha sido denominada armónicos de la edad + 1. Hay también algunas buenas razones para esperar que la carta del armónico 13 represente la edad de 13 años, y algunos astrólogos, como Dymock Brose, se muestran no ya satisfechos sino incluso entusiasmados con los resultados de esta segunda manera de enfocar el asunto, que se conoce como armónicos de la edad, sin más. Personalmente he obtenido algunos resultados interesantes trabajando de la forma en que lo hace Brose, pero los más contundentes que he hallado se corresponden casi siempre con la otra fórmula (edad + 1). Creo, por tanto, que el armónico 13 adquiere protagonismo ya desde los 12 años, con independencia de que a los 13 pueda tener una segunda oportunidad de manifestarse.

La edad de 12 años ha sido señalada como crucial por la Psicología Evolutiva, lo que convierte al armónico 13 en una carta de especial relevancia. A esa edad se completa la adquisición de todas las habilidades relacionadas con el lenguaje, termina la infancia y comienza la pubertad (o prepubertad). Se acelera el crecimiento y se desarrollan las características sexuales secundarias. Se adquiere la capacidad de pensamiento independiente y crítico. Según Piaget, a los 12 años comienza la etapa de las operaciones formales. Esto significa que el adolescente es capaz de pensar en todas las maneras posibles de interpretar una situación o solucionar un problema; es decir, es capaz de formular un conjunto de hipótesis y calibrarlas para escoger la más viable. Su estilo de pensamiento se parece al de un científico y es capaz de emplear la deducción lógica en ausencia de estímulos sensoriales. Busca reglas abstractas que le permitan resolver problemas, de un modo racional y sistemático. Por primera vez, el niño es capaz de preguntarse quién es él mismo, cuál es su lugar propio en la vida o en la sociedad, qué planes de futuro puede hacer y si las reglas de comportamiento aprendidas son realmente valiosas o encierran alguna falsedad.

Del mismo modo que Mercurio en trecil con el Sol, el adolescente cobra conciencia de su existencia separada. Las habilidades lingüísticas, lógicas y de pensamiento crítico que se alcanzan a esta edad guardan una íntima relación con las características que los astrólogos asocian con Mercurio, planeta que también ha sido ligado tradicionalmente con la adolescencia. Más recientemente, Bruno Huber ha señalado la edad de 12 años como la de la entrada del Punto de la Edad en la casa 3, que guarda analogías con Géminis y con Mercurio.

Entre los antiguos israelitas, se consideraba la edad de 12 años como aquella en que los niños pasaban de ser hijos de sus padres a ser "hijos de la Ley escrita" (Mercurio), quedando desde entonces obligados por ella. Es la edad en la que Jesús se pierde en Jerusalén y es hallado al cabo de tres días en el templo, discutiendo con los doctores y maravillando a todos con su sabiduría y sus respuestas.

Por tanto, no sería de extrañar que las personas con cartas del armónico 13 fuertes estuvieran especialmente dotadas para el desarrollo de habilidades lógicas, lingüísticas o matemáticas y puedan destacar como expertos en lenguajes de programación de ordenadores o como jugadores de ajedrez. Y en efecto, algunos notables personajes en estas áreas tienen cartas del armónico 13 muy marcadas. Es especialmente interesante el caso de Bobby Fisher, no sólo por haber sido uno de los más legendarios campeones del mundo de ajedrez, sino también porque su eclosión tuvo lugar hacia los 13 años de edad. Sobre él escribió Pablo Morán (Los niños prodigio del ajedrez, p.94) : "Como niño prodigio no fue muy brillante; en cambio, como adolescente prodigio no ha tenido parangón en la historia del ajedrez".


Armónico 13 de Bobby Fisher
9 de Marzo de 1943, 19h 39m GMT
Chicago, 87W39, 41N52


El armónico 13 de Bobby Fisher contiene una excepcional configuración de Grandes Trígonos que enlazan a Urano con Plutón, Neptuno, Venus, Mercurio y Marte, además del MC armónico superpuesto al FC radical.

Otro personaje que destacó como uno de los principales padres de la lógica formal contemporánea y excelente filósofo del lenguaje fue Ludwig Wittgenstein. Su armónico 13 está cargado de aspectos tensos, especialmente una doble oposición de Saturno/Marte a Sol/Plutón, superpuesta al eje MC-FC armónicos y cuadrando a Venus.


Armónico 13 de Ludwig Wittgenstein
26 de abril de 1889, 19h 24m GMT
Viena, 16E20, 48N13

También su pensamiento evolucionó en medio de agudos contrastes, hasta el punto de que se suele hablar de un Wittgenstein I, autor del Tractatus Logico-Philosophicus, y de un Wittgentein II, que cuestiona sus propias tesis del Tractatus en sus posteriores Investigaciones filosóficas. Participó en la Primera Guerra Mundial, y las primeras formulaciones de sus ideas del Tractatus fueron redactadas en un cuaderno que llevaba consigo en las mismas trincheras del campo de batalla.

Dentro del mundo de la informática podemos mencionar a Bill Gates, cuyo armónico 13 reúne cinco planetas alrededor de su Ascendente: La Luna, Venus, Júpiter, Plutón y Saturno; aunque destacó mucho más como hábil negociante que como virtuoso de la programación. Pero eso es también propio de Mercurio.

Por supuesto, lo que aquí planteo no pasa de ser una sugerencia. Se necesitará una investigación más amplia y sistemática antes de decidirse a aceptarla o rechazarla. Cualquier observación al respecto será bienvenida.


© Julián García Vara, octubre, 2010.




viernes, 8 de octubre de 2010

Los armogramas de Miguel García



La técnica de los armogramas que hemos atribuido a Mike O'Neill en la entrada anterior de este blog fue desarrollada también de manera independiente por Miguel García Ferrández. En un principio, el interés de Miguel García se centró sólo en los tránsitos armónicos; éstos se cálculan básicamente igual que los armogramas de O'Neill, pero con la importante diferencia de que los aspectos que se contabilizan son los que se van formando entre los planetas en movimiento real y los grados ocupados por éstos en una carta radical. Dicho de otra manera, los armogramas de O'Neill reflejan los aspectos que se van formando entre los planetas en el cielo durante una serie de momentos sucesivos dentro de los límites del periodo de tiempo estudiado. Pero los gráficos de tránsitos armónicos de Miguel García ignoran esos aspectos y registran únicamente los que se producen por tránsito sobre una carta natal dentro de un periodo dado.

Como es lógico, durante algún tiempo tras una fecha de nacimiento todos los planetas en tránsito permanecen en conjunción con sus propias posiciones radicales, y no sólo en el armónico 1, sino en cualquiera de los 12 primeros. Si optamos por conceder a las conjunciones un orbe de 12 grados, que es el que adoptó O'Neill siguiendo a Addey, entonces el Sol en tránsito se mantendrá en conjunción a su propia posición radical por un periodo de unos doce días en el armónico 1, seis días en el armónico 2, cuatro días en el armónico 3, etc. Los planetas más lentos se mantendrán bastante más tiempo en conjunción consigo mismos en todos los armónicos bajos. Como la intensidad de cada armónico se determina contando las conjunciones que contiene (ya sea de forma absoluta o ponderada) resulta que en las inmediaciones de las fechas de nacimiento los gráficos de tránsitos armónicos producen unas espigas de intensidad muy desmesuradas. Para prevenir este efecto no deseado, Miguel García decidió usar sólo los aspectos que los planetas forman entre sí en el cielo, sin referencia a la carta radical, cuando se trata de elaborar gráficos para los días más próximos al instante del nacimiento. Lo que obtuvo de esta manera no se diferencia en nada de los armogramas de O'Neill, razón por la cual algún tiempo más tarde adoptó el nombre de "armograma natal" para este tipo de gráficos.

Tanto los tránsitos armónicos como los armogramas natales están incorporados en los programas de cálculos astrológicos que Miguel García ha puesto gentilmente a disposición de todo el mundo de manera completamente gratuita. Como ya indiqué en otras entradas, hay varios lugares en internet desde donde pueden descargarse sus programas Kepler y Armon, por ejemplo:


(aquí se incluye el manual de uso del Armon de Esperanza González Riesgo y Elsa Rodriguez Vázquez)

Entre el programa de O'Neill que revisamos en la entrada anterior y los programas de Miguel García hay una diferencia abismal. La cantidad de opciones y la versatilidad de los programas Kepler y Armon no admiten competencia. Ni siquiera ciñéndome a los armogramas podría explicar aquí todas las posibles variantes que permiten estos programas, no sólo porque tendría que extenderme mucho más allá de lo recomendable para los propósitos de este artículo, sino también porque todavía me falta mucho por descubrir. Seguramente la única persona que conoce todos los recovecos del Armon es su propio autor. Los demás podemos recurrir al manual de uso de Esperanza González Riesgo y Elsa Rodriguez Vázquez y al socorrido "ensayo y error" (ir probando cosas y ver qué pasa).

Para informarse a fondo sobre la fundamentación teórica de los armogramas de Miguel García se puede consultar el siguiente artículo del propio autor: Una Formulación Matemática de los Harmogramas* y de la Fuerza de los Números en las Cartas Astrales, que procede de su libro Suite Armónica, Cuadernos de Investigación Astrológica, nº 6, Mercurio-3, Barcelona, 1997.

Aquí no entraremos en mayores profundidades, ni siquiera rozaremos las posibilidades de los armogramas como técnica de prognosis. Me limitaré a un pequeño detalle, que tiene que ver con el tema de cómo determinar el armónico dominante en una natividad, asunto del que nos venimos ocupando en las últimas entradas de este blog de "Cadencias microcósmicas".

A ese respecto es importante señalar que Miguel García ha diseñado dos tipos de armogramas diferentes:

1) los que se basan en el Vector Armónico (suma de vectores en cada armónico)
2) los que se basan en el recuento de aspectos (conjunciones en cada armónico ponderadas por orbe gaussiano)

Usa los primeros para calcular varios tipos de progresiones armónicas y los segundos para los armónicos natales y los tránsitos armónicos. Como consecuencia de ello nos encontraremos casi siempre con que el orden de importancia de cada uno de los doce primeros armónicos es diferente según lo consultemos en un gráfico de Flor Armónica o en un Armograma Natal. Recordemos que la Flor Armónica nos informa sobre el índice de concentración planetaria en cada carta armónica, mientras que el Armograma Natal nos indica el resultado de sumar todas las conjunciones de cada carta armónica, tomando en cuenta el orbe encontrado en cada una. Según se deduce de varias declaraciones de Miguel García en su obra citada más arriba, parece ser que el trabajo de campo que realizó junto con Tito Maciá para clasificar personajes en función de su armónico dominante y deducir de ahí las características del número armónico correspondiente se basó en los armogramas natales y no en las flores armónicas. Por eso precisamente comenta la inseguridad que les producía el problema de la elección del orbe adecuado. En un armograma no es irrelevante utilizar un orbe u otro para las conjunciones a contar, porque diferentes orbes producen resultados diferentes y señalan armónicos dominantes distintos. Este problema no existe en las flores armónicas. Un problema que sí comparten las flores armónicas y los armogramas es que también dan resultados diferentes dependiendo de los planetas que decidamos incluir en el cálculo.

La "decisión final" de Miguel García en cuanto a la magnitud más apropiada para el orbe de una conjunción es la de 27,69231 grados ó, lo que es lo mismo, 360/(12+1). Este valor tan preciso no se ha obtenido de ninguna observación empírica, sino que es producto de una especulación matemática. Es el orbe máximo que se puede conceder a una conjunción sin que invada la zona del orbe del semisextil, que sería el aspecto más próximo de la serie del 12. Pero si rebasamos el límite del 12 y usamos una división del círculo en un mayor número de partes (n>12), entonces el orbe máximo de la conjunción tendría que disminuir (exactamente a 360/(n+1)). Como los armónicos son infinitos, la dependencia del orbe de la serie del 12 parece bastante arbitraria, aunque puede ser útil mientras no usemos armónicos mayores. Este orbe es el que el programa Armon utiliza por defecto, pero puede modificarse desde el menú Gráficos/Harmogramas en la casilla AOH, Armónicos:orbe. En ese mismo lugar pueden modificarse las demás opciones por defecto: el número de días a calcular, el número de cartas a calcular por día y los planetas a tener en cuenta, además de otras opciones más especializadas.

Si no se le indica otra cosa, el programa calcula los armogramas correspondientes a los doce primeros armónicos y los dibuja todos juntos en un solo gráfico. Si se desea incluir otro armónico más alto puede hacerse insertando una nueva columna en la tabla de opciones e indicando su número y los demás parámetros en los lugares correspondientes. Sólo hay que guiarse por la columna del armónico 1. Si se desea eliminar un armónico puede hacerse suprimiendo su columna.

En cuanto al problema de si se deben contabilizar las conjunciones de una carta armónica (n>1) que estaban ya presentes en la carta radical, la posición de Miguel García es decididamente favorable a tenerlas en cuenta, ya que la conjunción forma parte de todas las series de aspectos.

Terminaremos esta nota introductoria calculando el armónico natal de Miguel García, algo extremadamente cómodo, ya que sus datos natales se muestran automáticamente nada más abrir el programa Armon. Hay varios modos de hacerlo. Uno de ellos consiste en pulsar con el ratón sobre una M mayúscula subrayada que está en la parte inferior derecha del área de introducción de datos. Se abrirá un "Menú rápido" en una ventana emergente. Marcamos en "Diseños con Armogramas". Seleccionamos "Harmograma natal" y unos segundos más tarde veremos esto:



Armograma natal de Miguel García


Ha sido fácil ¿no? La linea verde vertical en el centro del gráfico señala el momento del nacimiento; las líneas onduladas que la cortan representan las oscilaciones de intensidad de cada uno de los doce primeros armónicos durante un periodo de 7 días en torno a su nacimiento (desde tres días y medio antes hasta tres días y medio después). Vemos que de todas las líneas onduladas, la que corta la línea vertical central en un punto más alto que todas las demás es la de color azul oscuro, que corresponde al armónico 9. Por tanto, desde este punto de vista, el 9 sería el armónico dominante. Las variaciones de las líneas poco antes y poco después del momento del nacimiento también son importantes, porque se activarán por progresiones o direcciones directas y conversas en algún momento de la vida del nativo. Ahora podemos, si lo deseamos, abrir el menú "Gráficos/Harmogramas" y jugar a cambiar algunas opciones.


© Julián García Vara, octubre, 2010.


martes, 5 de octubre de 2010

Los armogramas de O'Neill


Un armograma es un gráfico que representa la evolución de la intensidad de uno o de varios armónicos a lo largo de un periodo de tiempo. Naturalmente, sólo es posible hacer esto si se resuelve previamente de algún modo el problema de cuál es la mejor manera de determinar la magnitud de la intensidad de una carta armónica. Ya he discutido las líneas maestras de este asunto en las entradas anteriores de este blog. Recordemos que hay, básicamente, dos soluciones formales: el recuento de aspectos y la suma de vectores. Cualquiera de estas dos técnicas puede servir para diseñar un armograma y, de hecho, se han utilizado ambas; pero como no miden exactamente lo mismo, conviene estar informado del método que se está usando en cada caso.

El método del recuento de aspectos consiste simplemente en contar el número de conjunciones que hay en una carta armónica. Aparentemente, nada puede ser más fácil que esto, pero como ya señalé en la entrada del pasado 10 de septiembre titulada Armónicos fuertes y débiles, incluso una tarea tan sencilla como ésta puede estar sembrada de dificultades. De todas las que ya enumeré en el mencionado artículo, cabe destacar cuatro:

1) ¿Qué planetas o factores de una carta astral deben admitirse como legítimos integrantes de conjunciones computables?

2) ¿Qué orbe se debe utilizar?

3) ¿Qué modelo de aspectos debe guiar la cuantificación de la intensidad de la carta?

4) ¿Deben ignorarse las conjunciones de una carta armónica n que estaban ya presentes en la carta radical (A1)?

Mike O'Neill, que, al parecer, fue quien introdujo el término "armograma" (harmogram), diseñó un pequeño programa para calcularlos y dibujarlos en el cual deja que sea el propio usuario quien decida qué solución dar a cada uno de esos cuatro problemas. El programa de Mike O'Neill puede obtenerse gratuitamente en la página siguiente:


Es un programa al viejo estilo MS-DOS, que puede que no funcione en algunos equipos recientes (por ejemplo, los que utilizan Windows Vista). En ese caso, la solución es usar un emulador de MS-DOS, como, por ejemplo, el DOSBox.

Cuando ponemos en marcha este programa, lo primero que veremos será lo siguiente:

DEFAULT SETTINGS (0/1)

El cero equivale a "no" y el uno equivale a "sí". Por tanto, si deseamos atenernos a las opciones "por defecto" introduciremos un uno (1). En ese caso, el programa utilizará un orbe de 12 grados, usará 10 planetas (Sol, Luna, Mercurio, Venus,, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón), excluirá del recuento aquellas conjunciones que ya estaban presentes en la carta radical (A1) y utilizará un modelo de orbe gaussiano. Si éstas no son nuestras opciones predilectas, introduciremos un cero (0) y el programa nos dará la oportunidad de modificarlas.

El orbe de 12 grados, que a primera vista puede parecer un poco amplio, en realidad se queda más bien corto. Implica que a las oposiciones se les concederá un orbe de 6 grados, a los trígonos 4 grados, a las cuadraturas 3 grados y a los sextiles 2 grados. Estos orbes están por debajo de los que normalmente utiliza la mayoría de los astrólogos.

Espero no desorientar a nadie con lo que acabo de decir. No es que los armogramas de O'Neill tengan en cuenta todos esos aspectos en cada una de las cartas armónicas. Se limitan, como ya he dicho, a contabilizar conjunciones. Ahora bien, si asumimos para la conjunción un orbe de 12 grados, las conjunciones que encontremos en el armónico 2 procederán de aquellas conjunciones y oposiciones de la carta radical (A1) que no excedan del orbe de 6 grados. Y si excluimos del recuento de conjunciones del armónico 2 aquellas que ya lo eran en el armónico 1, el número de conjunciones restantes será igual al número de oposiciones de la carta radical dentro del orbe de 6 grados. De ese modo, se puede usar el armónico 2 para rastrear oposiciones, así como el armónico 3 para rastrear trígonos, el armónico 5 para contabilizar quintiles y biquintiles, etc.

Esta es una de las razones por las cuales el programa de O'Neill, usando las opciones por defecto, no contabiliza las conjunciones de cada armónico que ya lo eran en la carta radical. Si queremos investigar la naturaleza de los aspectos de la serie del Siete (septiles, biseptiles y triseptiles) seleccionando cartas que contengan muchas conjunciones en el armónico 7, sin tomar la precaución de mirar cuántas de estas conjunciones lo eran ya en el armónico 1, entonces corremos el riesgo de tomar como representativas de la naturaleza de los aspectos de la serie del Siete algunas cartas radicales que no contengan ningún septil ni biseptil ni triseptil, o que contengan muy pocos. Sin embargo, la función principal de un armograma es medir la fuerza o intensidad de un armónico y de la serie de aspectos que va asociada al mismo, no su naturaleza. Explicaré un poco más abajo por qué no me parece buena idea excluir ninguna conjunción presente en cualquier carta armónica, por más que pudiera estar también en la carta radical o en algún otro armónico primo más bajo. Pero primero debo decir algo sobre los distintos modelos de orbes de aspectos entre los que hay que elegir antes de abordar la tarea de cuantificar la fuerza de una carta armónica.

1) MODELO DE ORBE "TODO O NADA"

En este modelo, cualquier conjunción entre dos planetas recibe un punto, sin que importe si la conjunción es partil o se halla cerca de un extremo del orbe admitido. Supongamos que optamos por un orbe de 8 grados y que encontramos una carta que contiene una conjunción exacta del Sol con Mercurio (0 grados de distancia), estando la Luna 4 grados antes y Venus 7 grados después de Sol/Mercurio. Este grupo de planetas incluye un total de cinco conjunciones dentro de un orbe de 8 grados: Sol/Mercurio, Sol/Luna, Mercurio/Luna, Sol/Venus y Mercurio/Venus. Por tanto, contribuirá con cinco puntos a la valoración total de la carta que lo contenga.

Modelo de orbe "todo o nada"



2) ORBE DE PROGRESIÓN LINEAL

En este modelo, toda conjunción partil (distancia 0 grados) recibe un punto. Las demás conjunciones reciben tan sólo una parte de un punto inversamente proporcional a su distancia a la conjunción partil. Siguiendo con el ejemplo anterior, la conjunción Sol/Mercurio recibirá un punto completo. Las conjunciones Sol/Luna y Mercurio/Luna están a una distancia de 4 grados, que representa la mitad del orbe admitido; por tanto, recibirán medio punto cada una. Las conjunciones Sol/Venus y Mercurio/Venus están a una distancia de 7 grados, que representa 7/8 del orbe admitido; por tanto, recibirán un octavo de punto cada una. En total, este grupo de planetas contribuirá con 2,25 puntos a la valoración de la carta.

Modelo de orbe de progresión lineal



3) ORBE GAUSSIANO O DE PROGRESIÓN SINUSOIDAL

En este modelo, al igual que en el anterior, se considera que los aspectos incrementan progresivamente su intensidad desde el extremo inferior del orbe hasta el punto de conjunción partil, y después pierden progresivamente intensidad hasta llegar a cero en el extremo opuesto del orbe. Sin embargo, aquí se entiende que la progresión no sigue un ritmo lineal, sino que se ajusta a una curva normal o campana de Gauss. También aquí la conjunción Sol/Mercurio recibirá un punto completo, pero las conjunciones Sol/Luna y Mercurio/Luna recibirán aproximadamente un cuarto de punto, y las conjunciones Sol/Venus y Mercurio/Venus apenas un 0,01. En total, en este modelo el grupo planetario alcanzará una puntuación de alrededor de 1,52 puntos.

Modelo de orbe gaussiano



A estas alturas ya debe estar bastante claro que un armograma para un armónico n y para una fecha y hora determinadas puede llegar a tener una apariencia muy distinta dependiendo del número de planetas usado para calcularlo, de la magnitud del orbe asignado a una conjunción, del modelo de orbe escogido y de la decisión de excluir o no aquellas conjunciones que ya estaban presentes en la carta radical o en algún otro armónico primo anterior. No sólo varía la apariencia del armograma del armónico n en función de los parámetros escogidos, sino que también se altera la jerarquía entre los diferentes armónicos; es decir, el armónico dominante puede ser uno u otro dependiendo de las opciones por las que nos decantemos.

Ahora podemos volver a considerar la cuestión de si debemos contabilizar o no todas las conjunciones presentes en una carta armónica, con independencia de su "pasado armónico". Supongamos que deseo medir el nivel de decibelios a que está sometida mi vivienda en un momento determinado. Digamos que en el exterior hay unos obreros levantando el pavimento con una taladradora para reparar las tuberías del agua y que he decidido poner música alta para que el ruido de la calle no me moleste tanto. El medidor de decibelios en el interior de mi vivienda registrará la intensidad de todo el ruido que se oye en ella, sin que importe para nada si procede del exterior o se origina en el interior. De manera similar, contabilizar todas las conjunciones presentes, por ejemplo, en una carta del armónico 7, nos da la intensidad total de ese armónico, porque las conjunciones del armónico 7 que ya estaban presentes como tales en la carta radical son conjunciones que todavía se escuchan en el armónico 7. Para algunos propósitos puede ser importante distinguir entre el ruido que se origina fuera de la vivienda (las conjunciones que ya estaban en la carta radical) y el que se origina en el interior de la misma (las conjunciones que surgen por primera vez en el armónico 7), pero no para medir la intensidad total de los decibelios (la intensidad del armónico 7). Además, si se usa un modelo de orbe de progresión lineal, cualquier conjunción del armónico 7 que estuviera ya presente en la carta radical tendrá un orbe siete veces mayor que el que tenía en la carta radical, de modo que recibirá una puntuación siete veces menor que en aquella, o incluso mucho menor aún si usamos orbes gaussianos. Esto relega automáticamente a segundo plano ese tipo de conjunciones.

El programa de armogramas de O'Neill incluye los tres modelos de orbes descritos más arriba. El modelo "todo o nada" se usa en la parte inferior de cada gráfico y uno de los otros dos -el de progresión lineal o el gaussiano, a elección del usuario- se usa en la parte superior. Vamos a calcular uno de estos armogramas, para que podamos ver el resultado. Usaremos para ello los datos natales de Albert Einstein.

En DEFAULT SETTING escogeremos cero (0) para decidir nuestras propias opciones. Entonces veremos esto:

LAST PLANET (PL=10) (NN=11)

Si introducimos 10 usará todos los planetas hasta Plutón. Si introducimos 7, sólo llegará hasta Saturno. Introduciendo 11 usará los 10 planetas más el Nodo Norte de la Luna. En esta ocasión escogeremos 11. Entonces nos preguntará si deseamos incluir la Luna. Le diremos que sí (1). A continuación nos pregunta si deseamos incluir aquellas conjunciones que ya estaban en la carta radical. También responderemos que sí (1). Entonces nos ofrecerá la posibilidad de usar un modelo de orbe gaussiano. También le diremos que sí (1). Después nos pedirá que asignemos el número de grados al orbe. Usaremos, por ejemplo, 18. Lo siguiente es dar un nombre al armograma. Le llamaremos ALBERT EINSTEIN. Introducimos sus datos natales (14,3,1879 10.50 GMT) y, a continuación nos preguntará para cuantos días antes y después de la fecha introducida queremos calcular el armograma (no olvidemos que los armogramas se calculan para un periodo de tiempo, no para un momento puntual). En este ejemplo, usaremos 9 días de margen. Entonces nos pedirá un intervalo de horas. Digamos que escogemos 6 horas. En ese caso, el programa calculará una carta cada 6 horas, partiendo de la fecha y hora central (las de nacimiento de Einstein, en nuestro ejemplo) hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, hasta cubrir el margen de 9 días antes y otros 9 días después que hemos escogido. En total, 4 cartas diarias durante 18 días, 72 cartas. Por último nos pedirá el número del armónico para el que queremos calcular el armograma. Optaremos por el 7. Entonces nos volverá a pedir el número del armónico. No se trata de una confirmación. Si escribimos otro número de armónico sumará la intensidad del armónico 7 con la de ese otro número, pero eso no nos interesa. Así que introducimos cero (0) para indicarle que no calcule más armónicos. El programa realizará un recuento de conjunciones, tanto por el método de todo o nada como por el de orbe gaussiano en cada una de las 72 cartas, en orden cronológico. Por último, representará gráficamente la variación de intensidad del armónico 7 a intervalos de 6 horas durante esos 18 días, usando coordenadas cartesianas (el tiempo en las abcisas, la intensidad en las ordenadas). Mediante una línea continua representará las oscilaciones de intensidad, según el orbe gaussiano y mediante un histograma mostrará el número de conjunciones halladas en cada intervalo.

He aquí el resultado:



Se aprecia inmediatamente que con los parámetros que hemos escogido Albert Einstein nació en un momento en el que el armónico 7 se aproximaba a un pico máximo de intensidad dentro del periodo estudiado (18 días). Esto puede no ser así si escogemos otras opciones. Con el orbe utilizado (18 grados) los septiles, biseptiles y triseptiles de la carta radical que han sido tomados en cuenta son los que quedaban dentro de un orbe de 2º 34'. Pero la intensidad del armónico 7 sería aún mayor si tuviéramos en cuenta que el Ascendente forma aspectos de la serie del 7 con la Luna y con Urano, algo que el programa no considera, pero que acercaría aún más el pico del 7 a su hora de nacimiento.

Mike O'Neill y Nick Kollerstrom han mostrado gráficos similares a éste, con fuertes picos en el armónico 7, correspondientes a los momentos exactos en que se produjeron algunos importantes descubrimientos científicos, como los rayos laser o la penicilina. (Nick Kollerstrom, Mike O'Neill, The Eureka Effect: Astrology of Scientific Discovery, 1996).

© Julián García Vara, octubre 2010.