La película Alma, del granadino Rodrigo Blaas, que optó al premio Goya 2010 al mejor corto de animación, ha sido muy alabada por sus aspectos formales, por la impecable realización y pericia técnica, por su estética y sentido del ritmo, etc; sólo se le ha criticado la endeblez y falta de originalidad de la historia. Sin embargo, eso es precisamente lo único que nos va a interesar aquí: la historia entendida como un símbolo, un mito o una alegoría, que admite múltiples niveles de interpretación y diferentes modos de acercamiento.
Se trata de una niña, llamada Alma, que vaga por calles solitarias bajo la nieve y se detiene ante el escaparate de una juguetería. Se sorprende al ver una muñeca que se le parece enormemente, incluso en el atuendo. Quiere entrar y verla más de cerca, pero la tienda está cerrada. Forcejea inútilmente con la puerta, se da por vencida y emprende la retirada, al tiempo que arroja con rabia y frustración una bola de nieve contra la puerta. Entonces la puerta cede y Alma se introduce en la tienda donde no encuentra a nadie, tan sólo un ejército de muñecos. Se dirige hacia la muñeca que tanto se le parece, pero tropieza con un pequeño muñeco mecánico que pedalea sobre una bicicleta y lo derriba. Levanta al pequeño ciclista y lo coloca derecho sobre el suelo; entonces el muñeco pedalea hacia la puerta, todavía entreabierta, como si quisiera escapar, pero el viento vuelve a cerrar la puerta y el ciclista choca una y otra vez contra ella. Alma se encarama sobre unos muebles para alcanzar su muñeca clónica y tan pronto como la toca experimenta una transformación: queda atrapada en el interior de la muñeca, convertida ella misma en su propia muñeca, incapaz de moverse y viendo la tienda desde una perspectiva nueva, como a través de un ojo de pez. Entonces un artilugio mecánico coloca otra muñeca distinta en el escaparate, que parece estar aguardando otra niña a la que robarle el alma.
Diréis que no hacía falta contar la historia, porque aquí tenemos el video, pero sé que todavía queda gente conectada a internet con equipos antiguos tan lentos que no les permiten verlo.
Muchos estudiantes de astrología se quedan tan impresionados por la fidelidad con que la interpretación de sus cartas natales refleja su personalidad como la niña Alma ante la visión de una muñeca tan increíblemente semejante a ella. El parecido entre la muñeca y la niña es físico, mientras que la similitud entre una carta astral y una persona es psíquica o simbólica. No identificamos sin más a una persona con su apariencia física, con la distribución de colores y formas que hacen visible su corporeidad, con el timbre de su voz o la sucesión de sonidos que salen de su boca cuando habla. Lo que nos interesa de esos sonidos es que conforman palabras a través de las cuales se expresan sentimientos, pensamientos e intenciones; lo que nos interesa de los movimientos de su cuerpo es que constituyen gestos que envían mensajes; lo que nos interesa de verdad es qué hay "detrás de todo eso", qué estado de alma se manifiesta ahí, quién está "ahí dentro". De la misma manera, el astrólogo que mira un cielo de nacimiento no se interesa por la composición física de los planetas, sus tamaños, sus colores, la temperatura en su superficie o la definición de sus posiciones relativas por sí mismas, sino que trata de vislumbrar a través de todo eso un significado, algo que "está ahí detrás", un "estado de alma"; concibe los movimientos de los astros como gestos del Anima Mundi. Compara estos dos estados del alma, el del cielo de un momento dado y el de la persona que nació con ese cielo y ahí es donde constata -o no- la semejanza. Como observa Tarnas, desde que el mecanicismo cartesiano negó el alma al universo el hombre ilustrado occidental sólo es capaz de pensar en la astrología como si consistiera en la comparación directa de los detalles meramente físicos de los planetas con la actividad psíquica de las personas. Obviamente esas dos cosas no se parecen en nada y por eso -vista así- la astrología parece irracional y absurda.
Por supuesto, la niña de nuestra historia no se llama Alma por casualidad. De hecho, estamos ante una nueva versión del mito platónico del carro alado: el alma, que llevaba una existencia libre en el mundo celeste suprasensible, es arrastrada por sus deseos (en este caso, por la curiosidad o -como diría Platón- por la fascinación de su propia sombra) al mundo sensible, donde queda encarcelada en un cuerpo y limitada en sus movimientos. La alfombra en el centro de la habitación, decorada con una espiral, parece representar la rueda de las encarnaciones, en la que están atrapados los muñecos. El pequeño ciclista gira en uno de esos círculos antes de dirigirse hacia la puerta en su intento de liberarse de esa rueda. La verdadera vida, la libertad y los movimientos fluidos están en el exterior. La juguetería es otra vez la caverna de Platón, el mundo sensible, habitado por malas copias de los seres modélicos del exterior. Lo que tomamos por mundo real sólo es un mundo de juguete, una pobre imitación que nos seduce porque halaga nuestra vanidad.
En la dualidad -artificial, pero todavía útil para entendernos- entre sujeto y objeto, el alma es el sujeto y el mundo que se abre a su contemplación es el objeto. El ojo, con el cual contemplamos todas aquellas cosas que se pueden ver, no puede, sin embargo, verse a sí mismo como no sea reflejado en algo: en las aguas de un estanque, en un espejo, en una fotografía...o incluso en otro ojo. Cuando el alma-sujeto intenta percibirse a sí misma, no tiene otro modo de hacerlo que reflejándose en algún objeto. El alma tiene que "objetivarse", ponerse delante de sí como objeto. Hegel expresó algo semejante a esto al decir que el Espíritu Absoluto toma la forma de Naturaleza para conocerse a sí mismo en la Historia.
Ésta es precisamente la función que cumple -o intenta cumplir- una carta astral bien interpretada. Nos quedamos fascinados ante la carta astral porque parece tener el poder de objetivar nuestra alma, de ponerla como imagen delante de nuestros ojos. Pero esta visión es, en realidad, bastante esquemática y si llevamos demasiado lejos nuestro afán de identificar a la gente con sus cartas astrales acabaremos encorsetándolos y convirtiéndolos en una legión de muñecos inarticulados o de autómatas como los de la juguetería de Rodrigo Blaas.
En la conferencia realizada en diciembre en Barcelona, el último tema a tratar fue la ASTROANAMNESIS El Inconsciente desvelado.
ResponderEliminarANAMNESIS: “Proceso por el cual el alma, de naturaleza inmortal, recuerda los conocimientos adquiridos en una vida anterior, tanto en este mundo como en el otro, y que son olvidados al nacer de nuevo”. Platón.
INCONSCIENCIA: Estado en el que la capacidad de percepción y de actuar conscientemente están anuladas y el individuo no se da cuenta exacta del alcance de sus palabras o acciones.
Pero… es inevitable la insatisfacción…?
Son inevitables, el dolor y el sufrimiento…?
Utilizaremos el código astrológico para tratar de dar respuesta a estos interrogantes:
Cada uno de nosotros nace en un determinado lugar, bajo unas determinadas circunstancias; y a través de ellas (o a consecuencia de ellas) vamos construyéndonos unos mecanismos inconscientes de defensa, un “abrigo” que, con el tiempo, pasa a dar forma a nuestro carácter, a nuestra personalidad y, en consecuencia, conforman lo que será, en el devenir del tiempo, nuestra vida, nuestro destino.
Adjunto 1 enlace donde ahonda un poco más en el tema, un tema que a mi me fascino y que habla del alma y de cuan engañados estamos buscando el alma en nuestro zodiaco tropical.
http://es.ideas4all.com/ideas/35609-astroanamnesis_el_inconsciente_desvelado
ACLARACIONES
ResponderEliminarPara realizar el estudio, tenemos que tener confeccionadas 3 cartas astrales:
1) Carta tropical
2) Carta sideral (retrocedemos 23º en la carta tropical)
3) Carta de la memoria inconsciente (retrocedemos 23+23= 46º en la carta tropical)
La carta sideral se considera positiva en todos los aspectos hasta las cuadraturas.
En la carta de la memoria inconsciente todo es negativo, hasta los trigonos. Es algo que tienes que superar ya que esta en tu inconsciente y debes tomar contacto con ello, para asi poder ser feliz.
Por último aclarar, que la ASTROANAMNESIS, esta basada en la astrología tibetana.
ResponderEliminarLos budistas afrontan la muerte desde el desapego al cuerpo.
Una vez que muere una persona, el alma permanece en el cuerpo del difunto 3 días, luego el alma marcha de dicho cuerpo y es sólo queda un envase.
Dicho envase es cortado en trocitos y entregado a los familiares para que con él den de comer a los pajaros.