martes, 27 de noviembre de 2012

El engranaje microcósmico


El sistema de armónicos dinámicos como modelo unificador de diversas técnicas de prognosis.


El ciclo armónico de un planeta es el número de armónicos que necesita para completar una vuelta al zodiaco o a algún otro círculo de referencia cuando se le desplaza por un sistema de direcciones de movimiento regular. El valor del ciclo armónico de un planeta equivale al número de veces que cabe en el círculo el ángulo comprendido entre el punto de origen del círculo de referencia y la posición del planeta dentro de ese círculo. Se obtiene dividiendo 360 por la medida de ese ángulo.

Así, por ejemplo, un planeta que ocupa en la carta natal el grado 12 de Géminis queda a 72 grados de distancia del punto de origen del zodiaco (el 0º de Aries). Dividiendo 360 por 72 obtenemos 5. Por tanto, el ciclo armónico de ese planeta es 5. Si aplicamos la ecuación que se usa en los armónicos de la edad + 1, que cuentan los armónicos por años partiendo de la carta natal, nuestro planeta necesitará cinco años para retornar a su posición original y completar así su primera revolución armónica. Como la carta natal es el armónico 1, al sumar 5 armónicos a la carta natal llegamos al armónico 6, que es el armónico en que tendrá lugar esta primera revolución armónica. A partir de ahí, tendremos una nueva revolución cada 5 armónicos, la segunda en el armónico 11, la tercera en el 16, la cuarta en el 21 y así sucesivamente.

Los armónicos de la edad forman parte del Sistema de Armónicos Dinámicos, que es el conjunto de todos los métodos que permiten proyectar series de cartas armónicas en el tiempo. También podemos llamarlos Armónicos Diacrónicos. Aquí se incluyen tanto los armónicos propiamente dichos, que resultan de la división del círculo por números enteros, como otras cartas que resultan de la división del círculo por números fraccionarios. Nos referiremos a estas últimas, para entendernos, con el nombre de armónicos fraccionarios, por más que sea una contradicción en los términos. Con ayuda de estos armónicos fraccionarios podemos asociar cada carta armónica con una o varias fechas de la vida de una persona y cada fecha con una o varias cartas armónicas.

La idea esencial sobre la que se asienta todo el Sistema de Armónicos Dinámicos es que todo ángulo entre dos puntos significativos de una carta natal se integra en un patrón específico de vibración que define un ritmo propio. Todo ritmo se despliega en el tiempo de manera regular y el tiempo se mide en función de los movimientos de los astros. De ahí que sea legítimo buscar correspondencias entre ciclos armónicos y ciclos astronómicos.

Nada de esto es nuevo para quien haya leído todo lo que llevo publicado en artículos anteriores de este blog sobre este mismo tema. Así, por ejemplo, en Tiempo reversible en astrología dinámica escribí:
Incluso ciclos armónicos puros pueden entrar en resonancia con ciclos astronómicos y (...) ese es el fundamento último del funcionamiento de un rosario de técnicas aparentemente desvinculadas, tales como las profecciones, los atacires, las direcciones simbólicas, la Proluna de Cristoff, el punto de la vida de Frankland, el punto de la edad de  Huber, el C-60 de Santos y los armónicos de la edad de Addey, entre otras. Todas ellas pueden englobarse bajo la denominación general de direcciones armónicas, como casos particulares del principio ampliado de resonancia de ciclos, según la fórmula:
un ciclo armónico simple o compuesto = un ciclo astronómico simple o compuesto
Esta idea y otras similares las he introducido, más o menos de pasada, en varias ocasiones, pero ahora quiero detenerme a desarrollar con más detalle la relación que existe entre las diversas técnicas mencionadas y los armónicos dinámicos, para que se comprenda con toda claridad cómo y por qué las primeras constituyen casos particulares de estos últimos. Así se entenderá también el espacio que estoy concediendo a las direcciones simbólicas en un blog cuyo tema central son las cadencias microcósmicas, como podemos también denominar a los ritmos o conjunto de movimientos cíclicos de base armónica que se desarrollan en el interior de cada microcosmos personal.

La fórmula general que vertebra todo el sistema de armónicos dinámicos es la que acabo de citar más arriba:

un ciclo armónico simple o compuesto = 
= un ciclo astronómico simple o compuesto

Veamos cómo se derivan de esta fórmula las diferentes técnicas mencionadas. 

La importancia de los nodos de la Luna como puntos sensibles de una carta natal es admitida por la mayoría de los astrólogos, pero son muy pocos los que conceden al eje 0º Aries - 0º Libra un tratamiento similar al que le dan a los nodos de la Luna, porque no han prestado suficiente atención al hecho de que los puntos equinocciales son también nodos. Los nodos de la Luna son los puntos de intersección de la eclíptica con la órbita de la Luna y los puntos equinocciales son los puntos de intersección de la eclíptica con el ecuador celeste. Es verdad que los puntos equinocciales, a diferencia de los nodos de la Luna, siempre ocupan el mismo lugar dentro del zodiaco tropical, pero, al igual que sucede con los nodos de la Luna, no siempre quedan emplazados en las mismas casas ni hacen los mismos aspectos con los planetas. Estos detalles pueden enriquecer la labor de interpretación, pero ese no es nuestro tema en este momento.

Si el nodo norte de la Luna tiene su propio ciclo armónico, también debe tenerlo el grado cero de Aries, pero con este último se nos presenta un problema. El ángulo entre el grado cero de Aries y el punto de origen del zodiaco es cero, por definición, pero no es viable la división de 360 por cero. Ahora bien, dentro de un círculo un ángulo de cero grados es también un ángulo de 360 grados y sí que es factible dividir 360 por 360. El resultado, como es natural, es 1. Por tanto, el ciclo armónico del punto vernal septentrional o grado cero de Aries tropical es 1. Para desplegar este ciclo en el tiempo es necesario ponerlo en correspondencia con algún ciclo astronómico. Puesto que el cero de Aries es el punto de origen del zodiaco tropical y éste no es otra cosa que la órbita aparente del Sol en torno a la Tierra a lo largo de un año, parece que el año es el ciclo astronómico más apropiado para establecer esa correspondencia, que queda como sigue:

(1) un ciclo armónico del punto vernal = un año

o, lo que es lo mismo:

un armónico = un año

Esta es la fórmula en la que se basan tanto los armónicos de la edad como los armónicos de la edad + 1, los cuales se diferencian únicamente en que los primeros toman como punto de partida el armónico cero y los segundos comienzan con el armónico uno

Hay que admitir, no obstante, que la expresión "ciclo armónico del punto vernal" es bastante extraña, porque para que tenga algún sentido tenemos que imaginar al punto vernal en movimiento a través del zodiaco. Pero como el cero de Aries es el punto de origen del zodiaco no puede moverse a través de él, sino que es el zodiaco el que se moverá siempre con él y delante de él, como la zanahoria que pende de un palo ante los ojos de un burro que se obstina inútilmente en aproximarse a ella. No perdamos de vista, sin embargo, que los lugares que ocupan los planetas en las cartas armónicas no representan sus posiciones reales sino el estado de su relación con una onda asociada a la posición original del planeta, cuya amplitud y frecuencia viene dada por el número del armónico. Una "onda del uno" puede asociarse al punto vernal y desplazarse (vibrar) a través del zodiaco mientras el punto vernal permanece en su lugar. En la equivalencia armónico/año esta onda se desplaza diariamente al ritmo del arco de Naibod, que es el movimiento medio diario del Sol. También podemos decir que el arco de Naibod es el movimiento armónico diario de un Sol radical situado a cero de Aries.

Aquí hemos usado dos ciclos simples (un armónico y un año). Si mantenemos el mismo ciclo armónico simple, pero tomamos como ciclo astronómico un ciclo compuesto de 84 años nuestra fórmula queda así:

(2) un ciclo armónico del punto vernal = 84 años

Esto quiere decir que la que podríamos llamar la instancia móvil del punto vernal recorrerá el zodiaco en 84 años, partiendo de cero Aries. Y eso es exactamente lo que hace el Punto de la Vida de Frankland.

Si cambiamos el círculo de referencia y en lugar del zodiaco tropical usamos el círculo de las casas podemos tomar el Ascendente como punto de origen. En ese caso, definir un ciclo armónico del ascendente no partiendo de su posición en el zodiaco sino partiendo de su posición en el propio círculo de las casas plantea los mismos problemas que se nos presentaron al tratar de definir el ciclo armónico del punto vernal y admite las mismas soluciones. El Ascendente es el punto cero de su propio círculo, por lo que otra vez tendremos que considerarlo como si fuera un ángulo de 360 grados dentro del círculo de las casas. La ecuación "un ciclo armónico del ascendente = un año" sirve, en teoría, para definir armónicos de la edad domales, pero en la práctica no sirve para mucho, porque sólo funcionará correctamente si la hora de nacimiento se conoce con precisión de segundos y si se acierta con el sistema de casas a utilizar. Consideremos esta otra ecuación:

(3) un ciclo armónico del ascendente = 84 años

Aplicada sobre el círculo de las casas, esta ecuación nos indica que la que podríamos llamar la instancia móvil del ascendente recorrerá toda la carta en 84 años, a razón de siete años por casa, partiendo de su propia posición natal en el zodiaco. Y eso es exactamente lo que hace la Proluna de Boris Cristoff.

Como el ciclo astronómico de Urano es de 84,01 años coincide casi exactamente con el ciclo compuesto usado en las dos ecuaciones anteriores, por lo que los resultados de ambas técnicas no diferirán prácticamente en nada de los que pueden obtenerse mediante las ecuaciones (4) y (5):

(4) un ciclo armónico del punto vernal = un ciclo astronómico de Urano
(5) un ciclo armónico del ascendente = un ciclo astronómico de Urano

El sistema de progresión de la edad de Bruno y Louise Huber responde a la fórmula (6):

(6) un ciclo armónico del ascendente = 72 años

En este sistema, el Punto de la Edad coincide con el lugar de la carta que va ocupando la instancia móvil del ascendente dentro de un ciclo de 72 años, a razón de seis años por casa, partiendo de su propia posición en el zodiaco. Los sistemas de casas pueden variar (Cristoff usa Placidus, Huber usa Koch) pero el concepto básico es el mismo.

El C-60 de Demetrio Santos no se corresponde exactamente con un ciclo de 60 años trópicos, sino con otro de 58,2 años derivado de un ciclo compuesto de Júpiter y Saturno, pero puede reformularse, según indica el propio Santos, como se define en la fórmula (7):

(7) un ciclo armónico del ascendente = 60 años lunares (de 12 meses sinódicos)

Santos especula con que la importancia del número 60 en astrología puede estar basada en este ciclo y añade que también es posible que:
el gran número de armónicos o divisores que en sí comprende el número 60 haya sido el que dio importancia a este último número como base de numeración de la cultura sumeria, y que todavía se conserva en divisiones de tiempo (60 minutos, 60 segundos). Así pues, esta base de numeración no tiene una base espacial o biológica (10 dedos, 20 dedos, con base en el número 5), sino temporal y armónica, siendo un estudio del número en sí mismo y en relación con el Cosmos espacio-temporal. (Investigaciones sobre astrología, tomo I, pp 276-77)
En efecto, el número de divisores no sólo justifica la importancia del número 60, sino también la de los números 72 y 84 usados en las fórmulas anteriores, ya que los números 60, 72 y 84 son -junto con el 90- los que más divisores comprenden dentro de los 90 primeros. Estos números también ocupan un lugar destacado en la tabla de armodinas por equivalencia de pares, como se muestra en el gráfico siguiente:

Figura 1. Armodinas de equivalencia de pares
para las 90 primeras claves de dirección

La relevancia de estos ciclos internos al microcosmos personal en detrimento de otros más puramente astronómicos no pasa desapercibida a Demetrio Santos cuando escribe:
Hagamos notar a este respecto que para determinado conjunto tiene más importancia su división interna por medio de armónicos o números enteros que el influjo recibido del exterior, al igual que tiene más importancia la propia resonancia que dicho influjo externo (op. cít. p. 277)
También es notable el hecho de que estos análisis lógico-matemáticos de armónicos conduzcan a privilegiar los mismos números y ciclos que algunos astrólogos habían encontrado relevantes anteriormente por observación de sucesos.

Las profecciones pueden asimilarse a las direcciones simbólicas, ya que hacen lo mismo que ellas. Una profección del 12 mueve toda la carta a razón de un signo por año, que es lo mismo que hacen las direcciones simbólicas de clave armónica 12. De hecho, los programas Kepler y Armon de Miguel García nos permiten calcular direcciones simbólicas por cualquier clave a través de la opción profecciones. Por tanto, la demostración de que una cualquiera de estas técnicas es un caso particular de la fórmula general de armónicos dinámicos vale también para la otra. La abordaremos a través de un ejemplo.

Tomemos la carta natal de Diego Fabbri, que es uno de los casos que formaba parte de la muestra de 138 muertes naturales de cuyo contenido di alguna información en la entrada del mismo nombre. Diego Fabbri nació en Forli, Italia, el 2 de julio de 1911 a las 11:30 a.m. (10:30 GMT). Falleció el 14 de agosto de 1980. Aunque Astrodienst cita las 12 del mediodía como hora de la muerte, este dato no es fiable, porque Astrodienst usa las 12 del mediodía como hora de todos los sucesos cuya hora real es desconocida, pero para lo que vamos a calcular aquí esa hora nos vale perfectamente. Con esa hora, la edad exacta a la que murió Fabbri sería 69,121428 años. La figura 2 muestra su carta natal.

Figura 2. Carta natal de Diego Fabbri


En nuestra investigación sobre la muerte con ayuda de las direcciones simbólicas de clave armónica estuvimos experimentando sólo con tres claves: la 360, la 840 y la 1440. Estos números indican el número de años que emplearía un planeta natal cualquiera en dar una vuelta completa al zodiaco al desplazarse por cada una de estas claves de dirección. Pudimos comprobar con ayuda de estadísticas que la clave 840 es la más relevante de estas tres en los casos de muerte por causas naturales (vejez, enfermedad). Por tanto, vamos a calcular las direcciones simbólicas por la clave 840 para la fecha de la muerte de Fabbri. 

La clave 840 desplaza cada planeta natal 3 grados cada siete años, 1 grado cada dos años y cuatro meses ó 0º 25' 43" por año, que en expresión decimal es 0,428571. Multiplicando esta última cifra por la edad (69,121428) obtenemos 29,623469, que en expresión sexagesimal es 29º 37' 24". Este es el número de grados que hemos de añadir a cada planeta natal para obtener su posición dirigida en la fecha de la muerte de Fabbri. Esto lo digo para dejar claro el procedimiento, pero como es mucho más cómodo y rápido utilizar un programa y así evitamos, de paso, equivocarnos con los cálculos, recurriremos en esta ocasión al CPA-Kepler 4 de Miguel García. 

Figura 3. Direcciones por la clave 840
para la fecha de la muerte de Diego Fabbri

En la rueda interna de la figura 3 vemos la posición de los planetas en la carta natal de Fabbri y en la primera columna de la derecha los grados y minutos de arco de cada planeta en el signo que ocupa. En la rueda externa vemos las posiciones de los planetas dirigidos por la clave 840 y en la segunda columna de la derecha los grados y minutos de arco de los mismos. Los aspectos dibujados son los que forman los planetas dirigidos con los planetas natales. De toda esa maraña de aspectos hay dos que se destacan sobre todos los demás porque son exactos en la fecha de la muerte. La Luna dirigida se sitúa a 27º 44' de Libra y desde ahí forma un trígono exacto con Plutón natal, que está a 27º 44' de Géminis. Urano dirigido se sitúa a 27º 44' de Acuario y desde ahí forma otro trígono exacto con el mismo Plutón natal. Estas dos direcciones se forman al mismo tiempo porque la Luna y Urano están unidos por un trígono muy cerrado en la carta natal. El tiempo de vida de Diego Fabbri coincidió exactamente con el que necesitaba este trígono natal Luna-Urano para conformar con Plutón un Gran Trígono partil por la clave 840 de dirección. La dirección  de la Luna a Plutón era exacta con precisión de segundos de arco el 12 de agosto de 1980 y la de Urano a Plutón lo era el 15 de agosto del mismo año, por lo que podríamos haber esperado que algo importante sucediera entre el 12 y el 15 de agosto o en fechas no muy alejadas de éstas. Como ya he dicho, la muerte se produjo el 14 de agosto. 

Hasta aquí no hemos hecho uso de la fórmula general que relaciona ciclos armónicos con ciclos astronómicos, así que no hemos demostrado todavía que las direcciones simbólicas, profecciones o como las queramos llamar sean casos particulares de armónicos dinámicos. Para avanzar hacia ese objetivo haremos otra cosa. Vamos a aplicar la fórmula (8) al caso que nos ocupa.
(8) un ciclo armónico de la Luna = 840 años
Para esto no vamos a usar el Kepler, porque ahora queremos máxima precisión y el Kepler no nos da los segundos de arco. Tomaremos un programa que incorpore las Swiss Ephemeris, como por ejemplo el Zet, el Astrolog o el Solar Fire. La posición de la Luna según el Zet es 28º 06' 48" de Virgo ó 178,11333 en grados absolutos y expresión decimal. El ciclo armónico de la Luna es:

360 / 178,11333 = 2,021185 armónicos

Si la Luna avanza 2,021185 armónicos en 840 años, en un año avanzará:

2,021185 / 840 = 0,00240617 armónicos

Multiplicando el avance armónico anual de la Luna por la edad tenemos:

0,00240617 * 69,121428 = 0,166318 armónicos

Esto es lo que hemos de añadir a la carta natal para obtener el armónico dinámico correspondiente a la fórmula (8). Como la carta natal es el armónico 1 nos queda:

0,166318 + 1 = 1,166318

En la figura 4 vemos el armónico 1,166318 de Diego Fabbri vigente en la fecha de su muerte por la fórmula (8).


Figura 4. Armónico 1,166318 de Diego Fabbri

En este armónico la Luna se sitúa a 27º 44' de Libra, exactamente la misma posición que ocupaba como planeta dirigido en la carta de la figura 3 y formando, por tanto, el mismo trígono exacto con la posición natal de Plutón y en la misma fecha. Pero en este armónico la Luna sólo hace aspectos tensos y Marte se ha situado en el grado de la cúspide de la casa 8. 

Podemos repetir todas estas operaciones con Urano a partir de la fórmula (9):
(9) un ciclo armónico de Urano = 840 años
que desemboca en el armónico 1,099371, donde Urano se sitúa a 27º 44' de Acuario, de nuevo la misma posición que ocupaba como planeta dirigido en la carta de la figura 3. 

Y podemos seguir haciendo lo mismo con cada uno de los demás planetas, con las cúspides de las casas, con los nodos y con todos los factores que hayamos decidido incluir en el cálculo de las direcciones simbólicas. En todos los casos, el planeta o factor elegido dará lugar a una carta armónica diferente en la cual ocupará exactamente la misma posición que en la carta dirigida.

No hay nada mágico ni extraordinario en estas coincidencias. Si el ciclo armónico de cualquier planeta es el número de armónicos que necesita para completar una vuelta al zodiaco y 840 años es el plazo que le asignamos para hacerlo le estamos haciendo recorrer el mismo espacio, en el mismo tiempo y a la misma velocidad que por direcciones simbólicas de clave 840. Sabiendo esto, nos podíamos haber ahorrado los cálculos, pero los hemos hecho para que se comprenda mejor que una carta de direcciones simbólicas es en realidad un compendio de factores sueltos extraídos de tantas cartas armónicas como elementos puntualmente localizables en el zodiaco contenga. Cada uno de los planetas de una carta de direcciones simbólicas de clave n se puede extraer de un armónico calculado a partir de la fórmula (10):
(10) un ciclo armónico del planeta x = n años
Por supuesto, una colección de cartas de armónicos dinámicos da más información que una única carta de direcciones simbólicas aplicada a un momento determinado, pero también da bastante más trabajo. No obstante, si nos interesa profundizar en una dirección aislada sólo tendremos que calcular una carta armónica, la asociada al planeta que forma la dirección, según la fórmula (10).

Con esto queda demostrado que las direcciones simbólicas, las profecciones y también los atacires, que se basan en los mismos principios, son casos particulares o variaciones de la fórmula general de los armónicos dinámicos, del mismo modo que las otras técnicas consideradas más arriba. Todas ellas quedan unificadas en una fórmula general. Además, dada la antigüedad de algunas de estas técnicas, se demuestra también que los armónicos dinámicos o diacrónicos están en uso desde hace muchos siglos, aunque no se les denominase así ni se tuviera clara conciencia de los principios en que se apoyaban. 


© 2012, Julián García Vara



martes, 20 de noviembre de 2012

Muertes violentas. 3. Homicidios


Víctimas de homicidio intencional


Insistiré una vez más en que este estudio de casos de muerte por medio de las direcciones simbólicas de clave armónica, basadas en la división del círculo por números enteros, no pretende aislar "las causas astrológicas que determinan el día o el año en que el fallecimiento de alguien deba tener lugar", sino únicamente detectar algunas condiciones generales que durante algunos periodos de tiempo pueden dejar a una persona más o menos expuesta a cierto tipo de amenazas. Ninguna dirección mata a nadie, pero sí que puede funcionar como signo de una alteración en su modo de actuar, sentir o pensar que facilita la producción de ciertas clases de situaciones o de acontecimientos. Así, por ejemplo, las direcciones en las que participa Marte pueden marcar periodos en los que una persona incrementa sus niveles de actividad, se mueve más, viaja, practica deportes, se entrega a diversos trabajos físicos, aumenta su espíritu competitivo, se aventura en nuevas empresas. Como consecuencia de ello, el riesgo de sufrir un accidente en este periodo es mayor que en otro marcado, por ejemplo, por la Luna, la cual induce una actitud más pasiva y una tendencia a recluirse en el hogar o en lugares seguros. Es evidente también que en los casos de suicidio son determinantes los procesos cognitivos y emocionales, la forma en que una persona percibe y valora su situación y -al menos para un astrólogo- también parece claro que las variaciones en estos procesos pueden verse reflejadas hasta cierto punto en los tránsitos y en las direcciones. Estas condiciones psicológicas pueden jugar también un papel en las muertes naturales, porque, como escribe Maya Pines, haciéndose eco de las opiniones del neurofisiólogo Elmer Green:
El cuerpo y la mente se complementan casi a la perfección, de modo que si se perturba uno de ellos, el otro también sufre perturbación. Esa es la razón de que los productos químicos alteren el estado de ánimo y las emociones (...). Por otra parte, "cuando das a una persona una buena noticia, puedes provocar variaciones hasta en una docena de importantes procesos fisiológicos. Una mala noticia, en cambio, puede hacer que se desmaye. Ambos tipos de alteraciones tienen lugar simplemente por haber oído algo que ha dicho alguien". [Maya Pines, Los manipuladores del cerebro, p. 82 de la ed. castellana, Madrid, 1978]
Sin embargo, cuando se trata de las víctimas de homicidio intencional, no está ya tan claro que estas condiciones psicológicas o estas variaciones en el modo de percibir la situación o responder a ella participen decisivamente en el fatal desenlace del nudo de su existencia. En la mayoría de los casos los asesinos cogen desprevenidas a sus víctimas y esto mismo es a menudo una condición que facilita el cumplimiento de sus planes criminales. Es más fácil acabar con alguien que mantiene hábitos de comportamiento rutinario, horarios y costumbres fijas, porque sus movimientos son más previsibles. Por tanto, no parece necesario que ninguna dirección esté introduciendo cambio alguno en el modo de pensar, sentir o actuar de una persona para que aumente la probabilidad de que sea elegida como víctima. Y lo que es más importante, la decisión aquí la toma otra persona. Un hombre aislado en una isla desierta puede morir de muerte natural o a consecuencia de un accidente y, por supuesto, también se puede suicidar, pero no corre el riesgo de que un semejante atente contra su vida. El homicidio es la única forma de muerte que requiere la intervención de otra persona y, en principio, puesto que esa otra persona es la que toma la iniciativa, parece que sería más lógico investigar las direcciones que afectan a la carta del asesino que las que se cumplen sobre la carta de la víctima. No obstante, esta misma condición nos da algunas pistas de lo que podemos esperar encontrar desde el punto de vista de la víctima.

Para empezar, esta es una forma de muerte social, en el sentido de que sólo puede darse en el contexto de una relación entre dos o más personas. Planetas como Venus o Mercurio, que son los principales indicadores del modo en que enfocamos nuestras relaciones con los demás, podrían estar afectados por direcciones comprometidas. En segundo lugar, la víctima juega un rol pasivo, lo cual sugiere que la Luna podría estar enfatizada. En tercer lugar, la víctima suele estar en una posición de debilidad respecto de su agresor, por lo menos en la situación elegida por éste para su ataque, y esto nos dice que los recursos de que podría valerse la víctima para rechazar a su agresor no están disponibles o que su capacidad de reacción está disminuida. Es decir, que planetas como Marte o Plutón pueden estar debilitados por falta de direcciones estimulantes o por la presencia de algún agente inhibidor. En cuarto lugar, la víctima suele estar desprevenida, lo que indica que ha fallado su sistema de alerta. Un Saturno debilitado por falta de direcciones o alterado por direcciones desestabilizantes puede explicar que el sistema de defensas de una persona no funcione como es debido. También un Júpiter fortalecido puede hacer que la persona se muestre más confiada de la cuenta.

Los indicadores astrológicos pueden variar dependiendo de los motivos que han provocado el crimen y del modus operandi. La muestra de 40 casos de víctimas de homicidio que vamos a revisar aquí se compone de 16 mujeres y 24 hombres. Siete de estas mujeres fueron asesinadas por sus maridos, otra de ellas por su novio, dos fueron violadas y luego asesinadas, otra desapareció y después fue encontrada con síntomas de asfixia, una menor de 14 años fue asesinada por un vecino y una niña de 7 años por un chico de 12. Las otras tres no eran un objetivo personal de sus agresores, sino que formaban parte de las víctimas de actos de violencia genérica e indiscriminada: un bombardeo de los aliados en la Segunda Guerra Mundial y el atentado a las torres gemelas del World Trade Center. Entre los hombres, hay también dos que fueron asesinados por sus esposas, tres a los que mataron para robarles, seis que murieron por herida de bala en circunstancias no aclaradas, uno (John Lennon) asesinado por un admirador obsesivo, otro (Pier Paolo Pasolini) apalizado y atropellado después con su propio coche al parecer por un chico al que hizo proposiciones homosexuales, aunque otros sostienen que fue víctima de una encerrona por motivos políticos.   Tenemos también el magnicidio de John Fitzgerald Kennedy, el caso de un asesino encarcelado que fue a su vez asesinado en la ducha por otro recluso, un niño de 5 años, hermano de la niña de 7 mencionada más arriba y asesinado por el mismo chico que ella, y una víctima de la mafia (Carlo Dalla Chiesa). Por último, he incluido también en esta categoría 7 casos de condenados a muerte y ejecutados por diversos procedimientos.

Tenemos, pues, al menos una docena de víctimas de homicidio que mantenían con su asesino una relación de pareja o erótica, consentida o no. En algunos casos el motivo declarado fueron los celos, en otros la falta de respeto o la conducta abusiva del cónyuge; en las violaciones, por supuesto, se trata de ponerse a cubierto de una delación, aunque a veces hay algo más (en uno de los casos hubo ensañamiento, torturas y mutilaciones). Ciertamente las víctimas de ataques terroristas indiscriminados o de acciones bélicas, por una  parte, y los condenados a muerte, por otra, deberían ser estudiados en categorías independientes, pero ya es demasiado pequeña nuestra muestra como para subdividirla aún más. Lo que todos estos casos tienen en común es que la muerte fue provocada deliberadamente por otra persona, en unos casos por motivos personales o íntimos, en otros por afán de lucro, en otros por motivos políticos o estratégicos, en otros por imperativo legal.  

En nuestra muestra de 40 víctimas de homicidio se observaron 593 direcciones entre planetas diferentes vigentes en la fecha de la muerte dentro de un orbe de medio grado, de las cuales 207 corresponden a la clave 360, 220 a la clave 840 y 166 a la clave 1440. La figura 14 muestra el resultado de sumar los porcentajes de desviación respecto de la media obtenidos por estas tres claves de dirección.

Figura 14
 Direcciones observadas en 40 casos de víctimas de homicidio
 por las claves 360, 840 y 1440 sumadas

La Luna es el planeta que interviene en mayor número de direcciones. Como planeta natal no recibe más direcciones de lo normal, pero es con gran diferencia el que más aspectos hace como planeta dirigido. Venus es el planeta natal que más direcciones recibe, pero es el segundo que menos direcciones hace, después de Plutón. Neptuno es el planeta que menos direcciones recibe.

La Luna también se destaca en los casos de muertes naturales, que son, junto con las víctimas de homicidio, las dos formas más pasivas de encontrar la muerte. En efecto, los suicidas juegan un papel activo en su propia muerte y los accidentados normalmente están haciendo algo que les pone en riesgo, pero la vejez, la enfermedad y la agresión inesperada de un asesino se le vienen encima a la persona sin necesidad de que haga nada y sin que pueda hacer nada por evitarlas. La Luna recibe la acción, pero en los casos de homicidio parece que es la Luna dirigida la que pone a la persona en riesgo. Es posible que al tocar a otros planetas natales en su movimiento dirigido la Luna les infunda a esos planetas su propia cualidad femenina-pasiva-receptiva, dejando a la persona más a merced de las circunstancias.

Examinemos ahora la figura 15 para ver con más detalle en qué forma contribuye cada una de las tres claves a los resultados mostrados en la figura anterior.


Figura 15 
 Direcciones observadas en 40 casos de víctimas de homicidio
por las claves 360, 840 y 1440 por separado

La Luna dirigida supera la media de direcciones por cualquiera de las tres claves, pero es en la clave 1440 donde se destaca de manera más prominente (+51%). Esta es la mayor desviación de toda la tabla. Se recordará que en los casos de accidentes fatales la mayor desviación de toda la tabla corresponde a Marte dirigido por la clave 1440 y que en los casos de suicidio la mayor desviación de toda la tabla corresponde a Plutón dirigido por la clave 1440. Por consiguiente, en las tres categorías de muerte violenta la mayor desviación se registra siempre en relación con un planeta en movimiento por la clave 1440. En los casos de muerte natural, sin embargo, las dos mayores desviaciones se registraron por la clave 840 (Neptuno R -35%, Luna D +21%). Parece, pues, que la clave 840 es más relevante en relación con las muertes naturales y la clave 1440 lo es en relación con las muertes violentas. Es posible, pues, que la clave 1440 tenga una naturaleza similar a la de Marte, masculina, seca, tensa y violenta, pero sería muy prematuro mantener que es así basándonos sólo en la apreciación de este dato.

Saturno alcanza un nivel de direcciones inferior a lo normal en cinco de las seis columnas, es decir, hace y recibe menos direcciones de la media por las claves 360 y 840 y también recibe menos de la media por la 1440. Hasta aquí, esto concuerda con nuestra expectativa de un Saturno debilitado que provoca un fallo de los sistemas defensivos de la persona, pero por la clave 1440 Saturno es el planeta que más direcciones hace después de la Luna. Tal vez Saturno, al moverse a la velocidad de una clave de naturaleza presuntamente violenta pierda su capacidad de infundir sentido de la prudencia. 

Marte natal está especialmente débil por la clave 1440, donde es el planeta que menos direcciones recibe. Pero por esta misma clave Marte natal es el planeta que más direcciones recibe en los casos de accidente. Combinando ambas informaciones, podemos deducir que cuando Marte recibe direcciones por la clave 1440 la persona tiene una mayor capacidad de responder enérgicamente a los retos que se le presenten y, por tanto, más oportunidades de rechazar con éxito a un hipotético agresor. Si la clave tiene una naturaleza similar a la de Marte, las direcciones que cualquier planeta haga a Marte por esta clave no harán más que potenciar sus cualidades intrínsecas. Por eso, cuando Marte no recibe direcciones por esta clave la persona parece más vulnerable.

Venus natal es el planeta que más direcciones recibe no sólo por la clave 1440 sino también por la clave 840, es decir, por las dos claves más lentas. Que Venus natal esté de esta forma estimulado por direcciones puede significas dos cosas distintas. En primer lugar, que sus características son potenciadas o puestas en actividad por el planeta que le hace la dirección. En segundo lugar que sus características son alteradas por la mezcla con la naturaleza del planeta que le hace la dirección y por las de la clave a través de la cual se forma el contacto. Un Venus potenciado puede hacer que la persona se vea más atractiva o se sienta más inclinada a buscar placeres eróticos, condición que puede favorecer la producción de situaciones donde los celos y los sentimientos posesivos acaban dando lugar a crímenes pasionales. Un Venus alterado puede tornar ineficaz la función conciliadora propia de la naturaleza de Venus.

Por la clave 840 Venus es el planeta que menos direcciones hace. Podemos deducir que cuando Venus hace más direcciones por esta clave hay menos riesgo de convertirse en víctima de homicidio. Probablemente, las direcciones que hace Venus por la clave 840, que presumimos de naturaleza lunar-femenina, tienen un poder de apaciguamiento o un espíritu de conciliación del que carecen cuando se producen por claves de naturaleza masculina.

Se observa también que por la clave 1440 Plutón es el planeta que menos direcciones hace sobre los planetas natales de las víctimas de homicidio, siendo así que por esta misma clave es el que más direcciones hace en los casos de suicidio. Así pues, si Plutón interviene en demasía formando direcciones por esta clave parece que aumenta el riesgo de que la persona quiera autodestruirse y si interviene demasiado poco o nada parece que aumenta el riesgo de que la persona "se haga destruir por otro". Este es uno de los datos desconcertantes que no es raro que se produzcan cuando se manejan muestras pequeñas y que tal vez sea simplemente un capricho del azar. El dato es tanto más difícil de asimilar cuanto que es específico de una de las tres claves, porque en las otras dos el comportamiento de Plutón es prácticamente el mismo en los casos de suicidio y en los de víctimas de homicidio. Así, Plutón es el planeta que más direcciones recibe por la clave 360 en los casos de suicidios y vuelve a serlo en los casos de víctimas de homicidio. Plutón es también el planeta que menos direcciones recibe por la clave 840 en los casos de suicidio y vuelve a serlo igualmente en los casos de víctimas de homicidio. Sólo en la clave 1440 la tendencia se invierte.

Como ya he dicho varias veces, el pequeño tamaño de esta muestra aconseja tomar todas estas observaciones con extrema prudencia, sin considerarlas por ahora hallazgos bien establecidos. Pero al menos estos pocos datos han servido para sugerir algunas ideas sobre la posible naturaleza de estas claves y de los contactos que se forman por ellas. Si esto tiene o no alguna utilidad para entender por qué se producen ciertos cambios en el comportamiento de las personas o por qué les sobrevienen determinados acontecimientos en momentos más o menos precisos podrá comprobarlo cada uno aplicando estas claves de dirección a sus propios ejemplos. Hacer a simple vista un cálculo aproximado de las edades en que se cumplen estas direcciones es muy fácil por la clave 360, que mueve cada planeta a razón de un grado por año partiendo del lugar que ocupa en la carta natal. Por la clave 840 el movimiento es de tres grados cada siete años o de un grado cada dos años y cuatro meses. Y por la clave 1440 el movimiento es de un grado cada cuatro años o de un cuarto de grado por año. Si se desea mayor exactitud o más rapidez en los cálculos se puede recurrir a varios programas, principalmente el Solar Fire, el Cruz del Sur, el Armon y el Kepler de Miguel García o mi propia utilidad para el cálculo de fechas por Direcciones Simbólicas de Clave Armónica.


© 2012, Julián García Vara

lunes, 19 de noviembre de 2012

Muertes violentas. 2. Suicidios


Suicidios


Podemos concebir el suicidio como un acto criminal en el que el asesino y la víctima son la misma persona. Así entendido, se le podría aplicar el agravante de parentesco en grado máximo, pues nadie hay más próximo a cada uno que uno mismo. Juega como eximente que este acto no atenta contra la voluntad de la víctima, pero eso mismo la convierte en cómplice. Tres personas distintas -asesino, cómplice y víctima- y un solo acto verdadero. A diferencia de lo que sucede con el dogma teológico trinitario, en el que la proliferación de personas expresa la plenitud de ser de la divinidad, aquí la personalidad se escinde con el propósito de desaparecer, guiada por una voluntad de nada. Este sí que es el misterio de los misterios, la aparente excepción a la norma que preside la ética aristotélica que asevera que "todos los seres buscan su propio bien", y la abierta contradicción con la universalidad del conatus de Spinoza, según el cual "todas las cosas se esfuerzan en perseverar en su ser". 

¿Es entonces el suicidio un acto completamente irracional? El suicidio, como cualquier otro crimen, tiene siempre un móvil, pero en este caso no suele ser tanto algo que se quiera conseguir por ese medio como algo que se quiere evitar. Se desea evitar el sufrimiento de una enfermedad incurable, el desvalimiento de una vejez inminente, las calamidades de una ruina económica, la vergüenza de un acto deshonroso, las consecuencias de la incapacidad de hacerse amar por alguien, la soledad, la sensación de fracaso o de impotencia, o cualquier otra fuente de dolor físico o emocional. El suicida, como cualquier otro ser, desea su propio bien, pero ya no se siente con fuerzas para luchar por él o ha llegado a convencerse de que es inalcanzable. Ya no puede amar a los demás, no puede amarse a sí mismo, no puede hacerse amar, no puede amar su propia vida. Por eso se contenta con tratar de eludir su mal, aunque sea a costa de perderse a sí mismo. En ocasiones se pretende, además, algo más que huir de una situación insoportable. Se desea causar un profundo impacto emocional en alguien de quien se esperaba una atención que no se obtuvo, hacerle cargar con un fuerte sentimiento de culpa por todo el resto de su existencia, hacerse así permanentemente presente en la memoria del otro, cumplir de este modo retorcido con la exigencia del conatus de Spinozaporque algunos llegan a creer que no les queda ya otra forma de decir "aquí estoy" que dejar de estar aquí definitivamente.

En nuestra muestra de 103 suicidios se observaron 1577 direcciones entre planetas diferentes vigentes en la fecha de la muerte dentro de un orbe de medio grado, de las cuales 521 corresponden a la clave 360 (un grado por año), 524 a la clave 840 (tres grados cada siete años) y 532 a la clave 1440 (un grado cada cuatro años). La figura 12 muestra el resultado de sumar los porcentajes de desviación respecto de la media obtenidos por estas tres claves de dirección.

Figura 12
 Direcciones observadas en 103 casos de suicidio
 por las claves 360, 840 y 1440 sumadas


Plutón es el planeta que interviene en mayor número de direcciones y es también con notable diferencia el que más direcciones forma como planeta en movimiento. Sin embargo, el planeta natal que más direcciones recibe es Neptuno. Venus es el planeta que interviene en menor número de direcciones y también el planeta natal que menos direcciones recibe, pero es Urano el que menos direcciones hace como planeta dirigido.

Si a ningún astrólogo puede extrañarle que hayamos encontrado a Marte destacado en los casos de accidentes, creo que tampoco serán muchos los que se sorprendan del protagonismo de Plutón en los casos de suicidio. Eloy R. Dumon, por ejemplo, nos dice lo siguiente:
Un Plutón afligido sugiere una posible "dificultad en la eliminación", por ejemplo, de sentimientos desagradables, con el riesgo de estados obsesivos y neuróticos en algunos casos y en los más graves con el estallido eruptivo de violencia y autodestrucción. [Eloy R. Dumon, Manual de astrología moderna, p.76, Buenos Aires, 2004]
Y Helena Martín añade sobre las cualidades de Plutón en estado inarmónico:
(quedan) matizadas por un inconsciente malsano, turbio y que no consigue controlarse. Plutón tiende, en este caso, a potenciar la agresividad de tipo soterrado, es decir, el rencor, la envidia, el deseo de venganza y la autodestrucción [Helena Martín, Los planetas en el universo astrológico, pp. 259-260, Barcelona, 1990]
Por su parte, escribe Robert Hand:
Cuando se enfrenta con las crisis de Plutón, la gente suele recurrir a todas sus reservas para mantener unido lo que se está desintegrando. Pero esto sólo dificulta la crisis, e incluso la hace insoportable, y además frustra el nuevo nacimiento. (...) se ha observado que en la vida de muchas personas aparecen episodios psicóticos cuando el poder de Plutón es fuerte. Llega un momento en que las viejas estructuras mentales ya no funcionan y en que la única esperanza reside en destruirlas y construir otras nuevas. Pero la gente que experimenta crisis psicóticas tiende a dejarse abrumar por lo doloroso de la situación. [Robert Hand, Los símbolos del horóscopo, p.89,]
Plutón puede concentrar la atención obsesivamente en un problema, una persona o una situación, aferrarse a eso compulsivamente dominado por una pasión de control o de poder, generar una situación de dependencia respecto de algo o de alguien y ante la amenaza del fracaso o la separación puede preferir autodestruirse antes que asumir la pérdida.

Venus aparece en esta muestra como el planeta más débil, un dato que es coherente con la incapacidad de amar -o de seguir amando- que he señalado más arriba como precondición habitual del suicidio. Disminuye también la flexibilidad o capacidad de adaptación y se hace muy difícil percibir los aspectos amables de la situación.

La baja incidencia de direcciones formadas por Urano es posible que tenga algo que ver con la falta de interés que demuestra el suicida por experimentar situaciones nuevas, considerar alternativas, abrirse al cambio, darse nuevas oportunidades quizás en otro entorno. Un Urano más activo ayudaría a liberar la atención secuestrada por Plutón obsesivamente sobre una visión monocolor de su problema y a desviar la mirada hacia nuevos horizontes.

Sobre el hecho de que Neptuno sea el planeta que menos direcciones recibe en los casos de muerte natural pero el que más direcciones recibe en los casos de suicidio ya hice un comentario en una entrada anterior (véase Muertes naturales).

Veamos ahora la forma en que cada una de las tres claves ha contribuido al resultado mostrado en la figura 12.

Figura 13 
 Direcciones observadas en 103 casos de suicidio
por las claves 360, 840 y 1440 por separado


Al igual que sucedía con Marte en relación con los accidentes, también aquí es la clave 1440 la que contribuye más decisivamente a que sea Plutón el planeta más destacado en relación con los suicidios. En esta clave Plutón es el planeta que más direcciones hace (+37%), aunque recibe un 4% menos que la media. Por la clave 840 Plutón es el segundo planeta que más direcciones hace (+15%), pero también el que menos direcciones recibe (-12%). Por la clave 360 Plutón también queda por encima de la media como planeta dirigido (+5%), pero aquí se destaca por ser el planeta natal que más direcciones recibe (+21%). Por consiguiente, en cada una de las tres claves Plutón se destaca por algo diferente, y eso complica la tarea de la interpretación, pero al menos nos queda claro que es un planeta a tener muy en cuenta en estos casos. 

Otro planeta que no debemos perder de vista, aunque en el gráfico de la figura 12 pase más bien desapercibido, es Saturno. Sabemos que los tránsitos de Saturno suelen intervenir en los periodos depresivos y que entre la depresión y el suicidio existe una íntima relación. Está claro que ni todos los deprimidos se suicidan ni todos los que cometen suicidio padecen depresiones, pero entre ambas cosas hay un área de intersección lo suficientemente amplia como para permitirnos esperar que Saturno se destaque de alguna manera en una estadística de suicidios. En efecto, aquí lo vemos destacarse por la clave 840 como el planeta natal que más direcciones recibe (+22%), siendo ésta la segunda desviación más importante de todo el conjunto de planetas en cualquiera de sus posiciones relativas, después de la de Plutón como planeta activo por la clave 1440. También se destaca Saturno por la clave 360, pero para aumentar nuestro desconcierto aquí lo hace como el planeta natal que menos direcciones recibe (-18%).

Se observa, además, que Saturno y Plutón casi siempre bailan en pistas diferentes. En la clave 360 Plutón es el planeta natal que más direcciones recibe y Saturno el que recibe menos. En la clave 840 Saturno es el planeta natal que más direcciones recibe y Plutón el que recibe menos; por esta misma clave, Plutón es el segundo planeta dirigido que más direcciones hace y Saturno el segundo planeta dirigido que hace menos direcciones. Por la clave 1440 Plutón es el planeta dirigido que más direcciones hace y aunque aquí Saturno no es el que menos hace sí que queda un 8% por debajo de la media. En relación con el suicidio estos dos planetas parecen comportarse como el agua y la sal en la cocina: poner demasiado de una de estas dos cosas en un guiso tiene un efecto semejante a poner demasiado poco de la otra. ¿Se trata de un capricho del azar o de algo esencial relacionado con el modo en que estos planetas nos hacen actuar o reaccionar cuando son estimulados por las direcciones o estimulan a los otros planetas?

El patrón general (Saturno R+, D-, Plutón R-, D+) es el mismo en las dos claves más lentas, pero la clave 360 rompe este esquema. Al menos Plutón como planeta dirigido da siempre valores por encima de la media en cualquiera de las tres claves, lo que nos permite aventurar la hipótesis de que las direcciones formadas por Plutón sobre los planetas natales entrañan el peligro de producir una profunda crisis en los asuntos relacionados con el planeta que recibe la dirección. Pero no parece que Saturno actúe de la misma manera. La pregunta que se impone es ¿en qué aspectos Saturno y Plutón representan energías opuestas o modos de actuación contrarios?

Se suele entender que Saturno confiere moderación, consciencia de nuestras limitaciones, prudencia, previsión, realismo, seriedad, formalidad, capacidad de planificación a largo plazo, adaptabilidad a los trabajos rutinarios, rigor, moralidad exigente, sentimientos de culpa, temor a lo desconocido, sabiduría desengañada, derrotismo, tristeza, sensación de impotencia, pesimismo. Saturno se ocupa de estructurar cualquier aspecto de nuestra vida, de asegurar unos cimientos firmes sobre los que construir algo duradero. Trata de convertir la aventura amorosa en matrimonio, el trabajo temporal en puesto fijo, la vivienda de alquiler en casa propia. Recela de todo lo que se hace a la ligera o impulsivamente y asume el dolor en la medida en que forma parte necesaria de un esfuerzo sostenido hacia la consecución de un objetivo ambicioso y a la vez realista.

De Plutón se dice que no es moderado en nada, tiende a los extremos, a llevar las cosas al límite. Aunque exteriormente puede parecer más frío que el propio Saturno, es de emociones profundas e intensas. Penetra en el interior de las cosas, ve lo escondido, las intenciones ocultas, desnuda, saca los trapos sucios y, por su misma capacidad para alcanzar las capas más profundas, nadie es más eficaz que él cuando se trata de socavar los cimientos de algo o diluir una estructura, esos mismos cimientos y esa misma estructura que con tanto celo había tratado de construir Saturno. Por otra parte, creo que un Saturno fuerte da un alto grado de tolerancia a la frustración, porque es difícil que Saturno se haga muchas ilusiones o espere demasiado de una empresa o de una persona. Pero Plutón lo espera todo y si se le regatea aunque sea una pequeña parte ya se siente estafado. Ante un conflicto o una decepción Saturno puede tomar cierta distancia, reflexionar detenidamente, tratar de llegar a un acuerdo razonable, pero Plutón puede llegar a tomárselo todo como un asunto de vida o muerte. Ante una propuesta de dudoso interés Saturno adopta la postura defensiva del "de entrada no", pero se reserva en su fuero interno un "ya veremos después, según  lo que me ofrezcas". Sin embargo Plutón rara vez se presta a negociar, prefiere zanjar el asunto con un tajante "por encima de mi cadáver".

Por todo ello, es de esperar que las direcciones que forma Saturno tiendan a poner orden y estabilidad en los asuntos relacionados con los planetas aspectados, a madurar y asumir responsabilidades, a adquirir compromisos y definir las formas. Pero las direcciones que forma Plutón pueden ponerlo todo patas arriba, cuestionar los fundamentos, desenmascarar los engaños, minar la confianza de manera irreparable, llevar las cosas al límite, exagerarlas, hacer de cualquier cosa una tragedia. La función positiva de Plutón es la regeneración de todo aquello que ha entrado en un estado de corrupción. Para ello corta de raíz todas las partes enfermas, elimina sin contemplaciones todo lo que ya no sirve y deja sitio a un nuevo nacimiento. Si el ejercicio de esta función se lleva demasiado lejos o se desenfoca, Plutón puede acabar, como suele decirse, "arrojando el niño con el agua del baño". La escisión de la personalidad del suicida en víctima, verdugo y cómplice le permite ser a la vez el niño arrojado y quien lo arroja.


Siguiendo este hilo de razonamiento, podemos entender que el hecho de que Saturno natal reciba un 22 por ciento de direcciones más que la media de las recibidas por los demás planetas por la clave 840 en los casos de suicidio indica que los planetas dirigidos por esta clave debilitan las virtudes de Saturno o estimulan su lado más sombrío. Es posible que se conmuevan los cimientos de cualquier parcela de la vida, que se reblandezcan las estructuras, que se abra paso el sentimiento de que no hay nada sólido en lo que asentar la existencia personal, que se cuestionen los valores morales que hasta entonces habían guiado a la persona. Es posible que la mente se enfoque en las limitaciones, en lo que no se puede hacer, alimentando el sentimiento de impotencia y frustración. Pero si los planetas dirigidos a razón de tres grados cada siete años pueden hacerle esto a nuestro Saturno natal ¿por qué no se lo hacen cuando se les dirige a razón de un grado por año?

Puede que la respuesta a esa pregunta sea sencillamente que todas las desviaciones observadas son producto del azar y que por eso es imposible que los datos se ordenen de una manera coherente. En ese caso, cualquier esfuerzo por desentrañar el posible sentido de las distribuciones observadas sería una pérdida de tiempo. Pero incluso si esto no es así, si por lo menos algunas de las desviaciones mayores son el resultado de procesos realmente existentes, no podemos esperar ser tan afortunados como para que todo caiga exactamente en su lugar a las primeras de cambio, tras examinar sólo unos pocos centenares de datos. Con toda seguridad el azar está interviniendo en la conformación de estas distribuciones. La única duda es si el modo en que se han repartido los datos obedece íntegramente al azar o si éste se ha limitado a dejar unos cuantos tipos de direcciones fuera del lugar que en realidad les corresponde.

Vamos a suponer de todos modos, con todo el riesgo que ello comporta, que no es casualidad que en los casos de suicidio incluidos en nuestra muestra Saturno natal sea el planeta que menos direcciones recibe por la clave 360 y el que más direcciones recibe por la clave 840. Si esto no es casualidad, entonces sólo puede ser explicado postulando que las dos claves de dirección tienen una naturaleza cualitativa diferente. Ya adelanté en la parte de esta exposición dedicada a las muertes naturales la hipótesis de que la clave 840 puede tener una naturaleza afín a la de la Luna, femenina, receptiva y húmeda. La clave 360, que mueve los planetas aproximadamente a la misma velocidad que se mueve el Sol por progresiones secundarias, podría tener una naturaleza solar, masculina, caliente y seca. En ese caso, los planetas dirigidos por la clave 840 tendrían un efecto disolvente sobre las estructuras representadas por Saturno natal, del mismo modo que la humedad reblandece los cimientos, mientras que los planetas dirigidos por la clave 360 podrían secar, consolidar y reafirmar esas mismas estructuras.

Con Plutón ocurre lo contrario. Es el planeta natal que más direcciones recibe por la clave 360 y el que menos direcciones recibe por la clave 840. Aparentemente la clave 360 lo incendia y la clave 840 lo apaga. Puesto que este planeta tiene ya en sí mismo un poder disolvente y un potencial devastador, cuando es activado por una clave masculina que lo calienta entra en erupción como un volcán. Por el contrario, la clave 840 parece dejar su pólvora mojada y sumirlo en un apacible sueño.


© 2012, Julián García Vara

martes, 13 de noviembre de 2012

Muertes violentas. 1. Accidentes


En el contexto de este artículo emplearé la expresión "muerte violenta" en un sentido amplio que abarca todos aquellos casos en los que el estado de salud de la persona era lo suficientemente bueno como para permitirle continuar viviendo si su organismo no hubiera sufrido algún tipo de agresión deliberada o fortuita que interrumpió abruptamente su ciclo vital. Entendido de esta forma, el concepto incluye homicidios, suicidios, eutanasias, ejecuciones, accidentes fatales, víctimas de catástrofes naturales, peleas, duelos o ataques bélicos. Aunque todas estas formas de muerte tienen en común que se producen, por decirlo así, "antes de lo debido", hay notables diferencias entre unas y otras y aun dentro de cada tipo podríamos establecer subcategorías atendiendo a diferentes matices más y más específicos. Cuanto mayor sea el número de categorías tanto más fino y detallado podrá ser el análisis, siempre y cuando se disponga de un número suficientemente alto de casos a encuadrar en cada categoría como para poder obtener alguna información con significación estadística.

Por ahora sólo he podido reunir un total de 182 casos de muertes violentas de personas con hora de nacimiento conocida. Los he clasificado en tres categorías: suicidios (103 casos), víctimas de homicidio (40 casos) y víctimas de accidentes (39 casos). Estas muestras son demasiado pequeñas como para pretender que lo que encontremos en ellas pueda generalizarse, pero aunque los casos son pocos el número de direcciones implicados en ellos se acerca a un millar por cada una de las tres claves de dirección utilizadas para examinarlos. De todas formas, tanto los datos que voy a mostrar aquí como las tentativas de darles alguna explicación deben ser tomados con la prudencia que exige el reducido tamaño de las muestras. Además, como el número de casos de las tres categorías es diferente no podemos comparar directamente el número de direcciones halladas en cada categoría o sus desviaciones respecto de la media. Para superar este problema, hemos de expresar los datos en porcentajes de desviación, pero esto crea una nueva dificultad. En las muestras más pequeñas, las desviaciones respecto de la media o de los valores esperados son siempre mucho más acusadas que en las muestras mayores si se expresan en porcentajes. Esto produce la falsa impresión de que en las categorías asociadas a las muestras más pequeñas hay más actividad y que sus resultados son más importantes. Por el contrario, la importancia de una desviación depende más del tamaño de la muestra en la que ha sido observada que de la magnitud misma de esa desviación. Téngase eso siempre presente al evaluar la información que sigue.

Accidentes fatales


En esta categoría se observaron 588 direcciones vigentes en la fecha de la muerte dentro de un orbe de medio grado, de las cuales 194 corresponden a la clave 360 (un grado por año), 202 a la clave 840 (tres grados cada siete años) y 192 a la clave 1440 (un grado cada cuatro años). La figura 10 muestra el resultado de sumar los porcentajes de desviación respecto de la media obtenidos por estas tres claves de dirección.

Figura 10
Direcciones observadas en 39 casos de accidentes mortales
por las claves 360, 840 y 1440 sumadas

Como se aprecia claramente en el gráfico, Marte es el planeta que interviene en mayor número de direcciones en los casos de accidentes. Como planeta en movimiento su ventaja es muy notable -sólo Venus le hace algo de sombra en esto- pero como planeta en reposo se ve superado por el Sol y por Venus, aunque a todos los demás también los aventaja en esto. 

El dominio de Marte en la categoría de accidentes no debe coger de sorpresa a ninguna persona familiarizada con el simbolismo de los planetas, porque Marte es considerado el principal significador de accidentes desde tiempo inmemorial. Este significado de Marte, sin embargo, no es primario, sino derivado de su relación con la energía, el impulso hacia el movimiento, la actividad, el espíritu de aventura, la necesidad de autoafirmación, la impaciencia y la predisposición a la cólera. En efecto, un gran número de accidentes se producen mientras la persona afectada realiza alguna actividad de riesgo, a la que se ve impulsada por su sensación de abundancia de energía o su necesidad de hacerse notar. Cuando entramos en fuerte sintonía con las características asociadas con Marte, tendemos a desdeñar el peligro y a prestar poca atención a lo que nos rodea, concentrándonos únicamente en nuestra propia actividad y en el deseo de avanzar a toda costa. Ya vimos en la entrada anterior que en los casos de muerte natural las direcciones de Marte escasean, lo que es coherente con un estado de baja energía que deja a la persona más indefensa frente a la enfermedad, pero un estado de alta energía fuera de control la expone a otra clase de peligros.

Mercurio es el planeta que interviene en menos direcciones, si bien la Luna natal es el que menos direcciones recibe y el Sol dirigido el que menos direcciones hace. Podemos deducir de aquí que es menos probable que una persona sufra un accidente cuando su Luna natal recibe direcciones, cuando su Sol dirigido las forma o cuando Mercurio interviene en ellas por alguna de estas tres claves, y que es más probable que un accidente tenga lugar cuando están vigentes direcciones en las que intervienen Marte o Venus. Pero para hacernos una idea más exacta de lo que sucede será mejor que consideremos por separado la forma en que cada una de las tres claves ha contribuido a este resultado. La figura 11 nos lo muestra.



Figura 11 
 Direcciones observadas en 39 casos de accidentes mortales
por las claves 360, 840 y 1440 por separado

La clave 1440 es la principal responsable del lugar destacado que ocupa Marte. Por esta clave Marte es al mismo tiempo el planeta que más direcciones hace (+56%) y el que más direcciones recibe (+35%). También por la clave 840 es Marte el planeta que hace más direcciones (+39%), pero aquí es -después de Júpiter- el segundo planeta que menos direcciones recibe (-36%). Por la clave 360 las desviaciones son menores y a diferencia de lo que ocurre en las otras dos aquí Marte no sólo no se destaca como el planeta que más direcciones hace sino que es, junto con Plutón, el que hace menos (-23%). Así pues, parece que Marte es tanto más peligroso cuanto más lenta es la clave a través de la cual forma un aspecto por dirección.

Venus se destaca sobre todo como el planeta que más direcciones recibe por la clave 840. A diferencia de lo que ocurre con Marte, este no era un resultado esperado, pero podemos añadir el dato de que el planeta del cual recibe Venus más direcciones por esta clave no es otro que el propio Marte. En cualquier caso, estamos hablando de un número bastante reducido de direcciones que -como ya advertí más arriba- quedan sobredimensionadas al expresarlas en porcentajes. El listado completo de las direcciones que reciben Venus, Marte y Júpiter por la clave 840 se muestra, a título de ejemplo, en la tabla II.

Tabla II
Direcciones recibidas por Venus, Marte y Júpiter por la clave 840
en 39 casos de accidentes mortales.
(Pulse sobre la tabla para verla ampliada)

Los planetas natales se muestran en el margen izquierdo y los dirigidos en la parte superior. El número que precede a la abreviatura de cada aspecto identifica el caso en el que se ha observado la dirección y el que le sigue da el orbe en minutos de arco, siendo aplicativo si va seguido de una 'a' y separativo si va seguido de una 's'. Debajo de cada relación de aspectos figura el número de direcciones observadas entre los dos planetas que los forman y a la derecha de estos números se da la suma total.

Dado el tamaño de esta muestra, lo normal sería que cada planeta dirigido le hiciera un par de direcciones a cada planeta natal (valor esperado: 2,17) y eso es lo que encontramos con la Luna y Plutón respecto de Venus. No se ha observado en esta pequeña muestra ninguna dirección del Sol a Venus, pero Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno le hacen a Venus cuatro direcciones cada uno (el doble de lo esperado), Mercurio le hace cinco y Marte le hace seis. Venus recibe en total 31 direcciones, mientras que Marte recibe 13 y Júpiter sólo 10.

Las 31 direcciones observadas sobre Venus natal corresponden a 25 accidentes, ya que en seis de los casos Venus recibía dos direcciones al mismo tiempo. Por tanto, aproximadamente en dos de cada tres accidentes mortales Venus natal recibe al menos una dirección por la clave 840 dentro de un orbe de medio grado.

Dos de estos 25 accidentados murieron ahogados de manera sorprendente, porque ambos eran excelentes nadadores y la situación a la que sucumbieron no revestía demasiado peligro. En ambos casos el planeta que hacía una dirección a Venus era Mercurio. Uno de ellos simplemente saltó a una piscina, se fue al fondo y se ahogó. El otro era uno de los seis pasajeros de un automóvil que cayó a un río. Esta situación parece más peligrosa que la otra, pero se da la circunstancia de que los otros cinco pasajeros salvaron sus vidas y el único que no pudo hacerlo era buzo profesional.

En la fecha de la muerte por sobredosis de heroína de Janis Joplin, Neptuno dirigido por la clave 840 estaba a sólo 0º 10' del trígono exacto a su Venus natal. En la fecha de la muerte de Amy Winehouse, ocurrida en similares circunstancias, Neptuno dirigido por la clave 840 estaba 0º 12' después del punto de sesquicuadratura exacta a su Venus natal. Aparentemente la causa de estas muertes fue un error de cálculo en el consumo de sustancias adictivas, algo que guarda más relación con Neptuno que con Marte. También en la fecha de la muerte de Lady Diana Spencer en accidente de tráfico encontramos a Neptuno haciendo una oposición a su Venus natal por la clave 840, pero creo que en este caso la dirección representa más bien la situación romántica en la que se encontraba, que a fin de cuentas desencadenó el accidente. Venus natal de Whitney Houston también recibía una dirección por la clave 840 en la fecha de su muerte, aunque en este caso se trataba de un quincuncio de Saturno.

La clave 840 es la única en la que Venus recibe más direcciones de lo esperado en la categoría de accidentes, pero -como veremos más adelante- en la categoría de víctimas de homicidio no solamente Venus vuelve a ser el planeta que más direcciones recibe por la clave 840, sino que ahí también es el que más direcciones recibe por la clave 1440. Como estas dos categorías son las que incluyen menos casos no debemos exagerar la importancia de este dato, pero sí advertir ya que las primeras observaciones apuntan a que en los momentos en que Venus natal recibe direcciones por estas claves la persona queda más expuesta a recibir agresiones del exterior, ya sea de forma fortuita (accidentes) o deliberada (homicidios).

© 2012, Julián García Vara

viernes, 9 de noviembre de 2012

Muertes naturales


Al final de la entrada anterior tuvimos ocasión de comprobar que la clave de dirección 840 que mueve los planetas a razón de 0º 25' 43" por año se muestra más relevante que las claves 360 y 1440 en el momento de la muerte, sobre todo cuando ésta se produce por causas naturales (vejez, enfermedad). Vimos también que esa especial relevancia de la clave 840 depende más de cuáles son los planetas natales que reciben las direcciones que de cuáles son los planetas dirigidos que las forman. La figura 8 contiene información detallada del modo en que se distribuyen las direcciones entre los diez planetas en la categoría de muertes naturales.

Figura 8. 
Direcciones observadas en 138 casos de muerte natural

Los datos correspondientes a cada una de las tres claves se reparten en dos columnas, una que recoge la distribución de las direcciones recibidas por los planetas natales o radicales (R) y otra que nos detalla la distribución de las direcciones formadas por los planetas dirigidos (D). Cada una de las secciones coloreadas en el interior de una columna corresponde al planeta marcado con el mismo color en el margen derecho del gráfico y la cifra alojada en el interior de cada sección nos indica el porcentaje de desviación positiva o negativa respecto de la media. La longitud de cada columna equivale a la suma de todas las desviaciones y nos da una idea intuitiva de la intensidad de la respuesta a cada una de las claves. 

La Luna es el planeta más activo por la clave 840, ya que no sólo se destaca como el planeta dirigido que más direcciones forma (+21%) sino que comparte con el Sol y con Plutón el segundo lugar entre los planetas natales que más direcciones reciben (+11%). La Luna también se hace notar algo en la clave 360, pero con una intensidad que se reduce a un tercio de la que exhibe por la clave 840. En la clave 1440, por el contrario, da valores normales (R +1) o por debajo de la media (D -7). 

La respuesta amplificada de la Luna en la clave 840 sugiere que entre el planeta y la clave puede existir algún tipo de relación especial. Es posible que esta clave de dirección tenga una naturaleza cualitativa semejante a la de la Luna o, por el contrario, -puesto que el efecto observado es la muerte- difícil de conciliar con ella. Podemos observar que, después de la Luna, el segundo planeta que más direcciones forma por esta clave es Neptuno (+15%) y el tercero es Venus (+8%). La Luna, Neptuno y Venus son considerados por la mayoría de los astrólogos como los tres planetas más femeninos, queriendo significar con este término que cuando estos planetas son fuertes en un tema natal la persona se distingue más por su receptividad, su capacidad de adaptación, su sensibilidad y una actitud más bien pasiva o contemplativa que por las cualidades opuestas de iniciativa o respuesta enérgica. En la muerte, el cuerpo físico queda reducido a un estado de pasividad extrema; el corazón deja de latir, la respiración se interrumpe, todos los miembros pierden su capacidad de movimiento, todos los órganos cesan su actividad. El cuerpo no ofrece ya resistencia alguna a cualquier tipo de acción que se quiera ejercer sobre él, queda a merced del fuego o de otras formas de vida que puedan sacar provecho de sus restos. Si la muerte es consecuencia del envejecimiento o de alguna prolongada enfermedad la capacidad de movimiento se va perdiendo lentamente, hasta postrar al enfermo en su lecho de muerte. No es de extrañar que la Luna marque un periodo en el que la persona se ve obligada a guardar cama o vivir confinada en su hogar o en un hospital, en situación de dependencia respecto de sus familiares o cuidadores. La Luna obtiene valores por encima de la media en cinco de las seis columnas.

Marte es el único planeta cuyas desviaciones quedan por debajo de la media en todas las columnas. Esta escasa participación de Marte en el conjunto de las direcciones vigentes en la fecha de la muerte por cualquiera de estas tres claves sugiere que su intervención en esta clase de direcciones debe favorecer el mantenimiento de la salud. Marte se asocia con energía y actividad y son bien conocidos los efectos favorables que tiene sobre la salud y la longevidad el desarrollo de cualquier tipo de actividad no excesiva que evite el anquilosamiento físico o mental.

Neptuno es el planeta que recibe menos direcciones en los casos de muerte natural no sólo por la clave 840 sino también por cualquiera de las otras dos. En la clave 840 se registra la diferencia más acusada (-35%), pero ésta es también la única clave en la que Neptuno presenta una desviación positiva como planeta dirigido. Parece claro que la muerte es más improbable cuando Neptuno natal está activado por algún planeta dirigido. La pregunta sería ¿qué característica de Neptuno puede ser esa cuya merma por la ausencia de direcciones estimulantes deja a la persona más expuesta al riesgo de sucumbir a una grave enfermedad o debilitar su fuerza vital?  Una posible respuesta es que la ausencia de direcciones sobre Neptuno natal puede favorecer una depresión o funcionamiento alterado del sistema inmunitario, dado que este sistema ha sido relacionado con Neptuno por algunos astrólogos contemporáneos. El sistema inmunológico tiene dos funciones principales: reconocer sustancias extrañas al cuerpo y reaccionar contra ellas. Si una cualquiera de estas dos funciones se ve alterada, el cuerpo queda desprotegido frente a los agentes patógenos.

Es interesante hacer notar que en los casos de víctimas de asesinato también se observa este mismo déficit de direcciones sobre Neptuno natal por cualquiera de las tres claves investigadas. Está claro que las víctimas de homicidio no sucumben a una alteración del sistema inmunitario, pero hay aquí un paralelismo que vale la pena señalar. La incapacidad del organismo para detectar una sustancia extraña o reaccionar frente a ella es comparable a la incapacidad de una víctima de homicidio para detectar a tiempo una amenaza criminal o reaccionar frente a ella. 

En los suicidios, sin embargo, las direcciones recibidas por Neptuno natal superan la media en un 16% por la clave 840 y en un 11% por la clave 1440. Por lo tanto, aquí Neptuno está sobreestimulado. A nivel orgánico, esto podría provocar un error diferente del sistema inmune, el de no reconocer como propias algunas sustancias o células sanas y arremeter contra ellas. ¿Y qué otra cosa hace un suicida que acabar con todas las células sanas de su propio organismo de una vez, como si no pudiera ya reconocer su propio cuerpo como un aliado y lo percibiera como un agente extraño? 

Urano es el planeta natal que más direcciones recibe por las claves 840 y 360 y el que menos direcciones hace por la clave 840. El dato está ahí y no puedo ocultarlo, pero por ahora no tengo ninguna explicación para esto.

En la figura 9 se registran de nuevo los porcentajes de desviación respecto de la media, pero ahora sin tener en cuenta si el planeta hace o recibe la dirección.

Figura 9. 
Direcciones observadas en 138 casos de muerte natural

Lo interesante de este nuevo gráfico es que muestra la semejanza de la distribución de desviaciones en las tres claves, sobre todo en la parte derecha de la imagen. Esto apoya la idea de que las tres claves de dirección son válidas, puesto que a pesar de las diferencias de velocidad producen resultados similares. El coeficiente de correlación entre las claves 360 y 840 es de 0,41, entre las claves 360 y 1440 es de 0,32 y entre la clave 840 y la 1440 de 0,18. En todos los casos se da una correlación positiva, aunque no muy marcada. Tampoco sería razonable esperar una semejanza mucho mayor si tenemos en cuenta las diferencias de intensidad y los matices cualitativos que presumimos pueden introducir cada una de las claves. Sin embargo, estas correlaciones positivas sólo se dan en la categoría de muertes naturales. En las muertes violentas se alternan correlaciones positivas y negativas. 

© 2012, Julián García Vara