La técnica de los armogramas que hemos atribuido a Mike O'Neill en la entrada anterior de este blog fue desarrollada también de manera independiente por Miguel García Ferrández. En un principio, el interés de Miguel García se centró sólo en los tránsitos armónicos; éstos se cálculan básicamente igual que los armogramas de O'Neill, pero con la importante diferencia de que los aspectos que se contabilizan son los que se van formando entre los planetas en movimiento real y los grados ocupados por éstos en una carta radical. Dicho de otra manera, los armogramas de O'Neill reflejan los aspectos que se van formando entre los planetas en el cielo durante una serie de momentos sucesivos dentro de los límites del periodo de tiempo estudiado. Pero los gráficos de tránsitos armónicos de Miguel García ignoran esos aspectos y registran únicamente los que se producen por tránsito sobre una carta natal dentro de un periodo dado.
Como es lógico, durante algún tiempo tras una fecha de nacimiento todos los planetas en tránsito permanecen en conjunción con sus propias posiciones radicales, y no sólo en el armónico 1, sino en cualquiera de los 12 primeros. Si optamos por conceder a las conjunciones un orbe de 12 grados, que es el que adoptó O'Neill siguiendo a Addey, entonces el Sol en tránsito se mantendrá en conjunción a su propia posición radical por un periodo de unos doce días en el armónico 1, seis días en el armónico 2, cuatro días en el armónico 3, etc. Los planetas más lentos se mantendrán bastante más tiempo en conjunción consigo mismos en todos los armónicos bajos. Como la intensidad de cada armónico se determina contando las conjunciones que contiene (ya sea de forma absoluta o ponderada) resulta que en las inmediaciones de las fechas de nacimiento los gráficos de tránsitos armónicos producen unas espigas de intensidad muy desmesuradas. Para prevenir este efecto no deseado, Miguel García decidió usar sólo los aspectos que los planetas forman entre sí en el cielo, sin referencia a la carta radical, cuando se trata de elaborar gráficos para los días más próximos al instante del nacimiento. Lo que obtuvo de esta manera no se diferencia en nada de los armogramas de O'Neill, razón por la cual algún tiempo más tarde adoptó el nombre de "armograma natal" para este tipo de gráficos.
Tanto los tránsitos armónicos como los armogramas natales están incorporados en los programas de cálculos astrológicos que Miguel García ha puesto gentilmente a disposición de todo el mundo de manera completamente gratuita. Como ya indiqué en otras entradas, hay varios lugares en internet desde donde pueden descargarse sus programas Kepler y Armon, por ejemplo:
(aquí se incluye el manual de uso del Armon de Esperanza González Riesgo y Elsa Rodriguez Vázquez)
Entre el programa de O'Neill que revisamos en la entrada anterior y los programas de Miguel García hay una diferencia abismal. La cantidad de opciones y la versatilidad de los programas Kepler y Armon no admiten competencia. Ni siquiera ciñéndome a los armogramas podría explicar aquí todas las posibles variantes que permiten estos programas, no sólo porque tendría que extenderme mucho más allá de lo recomendable para los propósitos de este artículo, sino también porque todavía me falta mucho por descubrir. Seguramente la única persona que conoce todos los recovecos del Armon es su propio autor. Los demás podemos recurrir al manual de uso de Esperanza González Riesgo y Elsa Rodriguez Vázquez y al socorrido "ensayo y error" (ir probando cosas y ver qué pasa).
Para informarse a fondo sobre la fundamentación teórica de los armogramas de Miguel García se puede consultar el siguiente artículo del propio autor: Una Formulación Matemática de los Harmogramas* y de la Fuerza de los Números en las Cartas Astrales, que procede de su libro Suite Armónica, Cuadernos de Investigación Astrológica, nº 6, Mercurio-3, Barcelona, 1997.
Aquí no entraremos en mayores profundidades, ni siquiera rozaremos las posibilidades de los armogramas como técnica de prognosis. Me limitaré a un pequeño detalle, que tiene que ver con el tema de cómo determinar el armónico dominante en una natividad, asunto del que nos venimos ocupando en las últimas entradas de este blog de "Cadencias microcósmicas".
A ese respecto es importante señalar que Miguel García ha diseñado dos tipos de armogramas diferentes:
1) los que se basan en el Vector Armónico (suma de vectores en cada armónico)
2) los que se basan en el recuento de aspectos (conjunciones en cada armónico ponderadas por orbe gaussiano)
Usa los primeros para calcular varios tipos de progresiones armónicas y los segundos para los armónicos natales y los tránsitos armónicos. Como consecuencia de ello nos encontraremos casi siempre con que el orden de importancia de cada uno de los doce primeros armónicos es diferente según lo consultemos en un gráfico de Flor Armónica o en un Armograma Natal. Recordemos que la Flor Armónica nos informa sobre el índice de concentración planetaria en cada carta armónica, mientras que el Armograma Natal nos indica el resultado de sumar todas las conjunciones de cada carta armónica, tomando en cuenta el orbe encontrado en cada una. Según se deduce de varias declaraciones de Miguel García en su obra citada más arriba, parece ser que el trabajo de campo que realizó junto con Tito Maciá para clasificar personajes en función de su armónico dominante y deducir de ahí las características del número armónico correspondiente se basó en los armogramas natales y no en las flores armónicas. Por eso precisamente comenta la inseguridad que les producía el problema de la elección del orbe adecuado. En un armograma no es irrelevante utilizar un orbe u otro para las conjunciones a contar, porque diferentes orbes producen resultados diferentes y señalan armónicos dominantes distintos. Este problema no existe en las flores armónicas. Un problema que sí comparten las flores armónicas y los armogramas es que también dan resultados diferentes dependiendo de los planetas que decidamos incluir en el cálculo.
La "decisión final" de Miguel García en cuanto a la magnitud más apropiada para el orbe de una conjunción es la de 27,69231 grados ó, lo que es lo mismo, 360/(12+1). Este valor tan preciso no se ha obtenido de ninguna observación empírica, sino que es producto de una especulación matemática. Es el orbe máximo que se puede conceder a una conjunción sin que invada la zona del orbe del semisextil, que sería el aspecto más próximo de la serie del 12. Pero si rebasamos el límite del 12 y usamos una división del círculo en un mayor número de partes (n>12), entonces el orbe máximo de la conjunción tendría que disminuir (exactamente a 360/(n+1)). Como los armónicos son infinitos, la dependencia del orbe de la serie del 12 parece bastante arbitraria, aunque puede ser útil mientras no usemos armónicos mayores. Este orbe es el que el programa Armon utiliza por defecto, pero puede modificarse desde el menú Gráficos/Harmogramas en la casilla AOH, Armónicos:orbe. En ese mismo lugar pueden modificarse las demás opciones por defecto: el número de días a calcular, el número de cartas a calcular por día y los planetas a tener en cuenta, además de otras opciones más especializadas.
Si no se le indica otra cosa, el programa calcula los armogramas correspondientes a los doce primeros armónicos y los dibuja todos juntos en un solo gráfico. Si se desea incluir otro armónico más alto puede hacerse insertando una nueva columna en la tabla de opciones e indicando su número y los demás parámetros en los lugares correspondientes. Sólo hay que guiarse por la columna del armónico 1. Si se desea eliminar un armónico puede hacerse suprimiendo su columna.
En cuanto al problema de si se deben contabilizar las conjunciones de una carta armónica (n>1) que estaban ya presentes en la carta radical, la posición de Miguel García es decididamente favorable a tenerlas en cuenta, ya que la conjunción forma parte de todas las series de aspectos.
Terminaremos esta nota introductoria calculando el armónico natal de Miguel García, algo extremadamente cómodo, ya que sus datos natales se muestran automáticamente nada más abrir el programa Armon. Hay varios modos de hacerlo. Uno de ellos consiste en pulsar con el ratón sobre una M mayúscula subrayada que está en la parte inferior derecha del área de introducción de datos. Se abrirá un "Menú rápido" en una ventana emergente. Marcamos en "Diseños con Armogramas". Seleccionamos "Harmograma natal" y unos segundos más tarde veremos esto:
Ha sido fácil ¿no? La linea verde vertical en el centro del gráfico señala el momento del nacimiento; las líneas onduladas que la cortan representan las oscilaciones de intensidad de cada uno de los doce primeros armónicos durante un periodo de 7 días en torno a su nacimiento (desde tres días y medio antes hasta tres días y medio después). Vemos que de todas las líneas onduladas, la que corta la línea vertical central en un punto más alto que todas las demás es la de color azul oscuro, que corresponde al armónico 9. Por tanto, desde este punto de vista, el 9 sería el armónico dominante. Las variaciones de las líneas poco antes y poco después del momento del nacimiento también son importantes, porque se activarán por progresiones o direcciones directas y conversas en algún momento de la vida del nativo. Ahora podemos, si lo deseamos, abrir el menú "Gráficos/Harmogramas" y jugar a cambiar algunas opciones.
© Julián García Vara, octubre, 2010.
Le pasé el enlace a Miguel García sobre este artículo, y con su permiso, comenta lo siguiente:
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Lo que allí se comenta está francamente bien, y muy ajustado a lo que yo he pensado sobre el tema en estos años.
Sólo me gustaría precisar que ni es invento de O'Neil, ni mío (no descarto que ambos los hayamos redescubierto -en mi caso, no recuerdo qué fue antes, el huevo o la gallina-, pero no fuimos los primeros).
Al menos Lambert Brahy, en "Les Fluctuations Boursières et les Influences Cosmiques", y tal vez unos 50 á 60 años antes que cualquiera de ambos, ya utilizó armogramas (de los planetas lentos sólo, pero creo que alguna vez incorporaba a Marte) para sus prognosis bursátiles.
Y el Indice Cíclico, de Barbault, es una versión de armograma, aunque con orbe descomunal. Eso lo descubrí (echando cuentas matemáticas) y lo publiqué en uno de mis trabajos (o en más de uno, quizás).
En cualquier caso, me alegro de que la gente esté interesándose por el tema.
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Lo que he atribuido a Mike O'Neill -y no sin ciertas dudas- es la introducción del término "armograma" (en su obra conjunta con Kollerstrom "The Harmogram", 1991). En cuanto a los ilustres precedentes que menciona Miguel García en su comentario, ya tenía noticia de ellos a través del artículo citado y enlazado más arriba en esta misma entrada ("Una Formulación Matemática de los Harmogramas y de la Fuerza de los Números en las Cartas Astrales"), donde Miguel dice literalmente: "En cualquier caso, no estoy reclamando derechos de prioridad. Puedo rastrear la idea de dibujar alguna medida de la intensidad de los aspectos planetarios en función del tiempo hasta Lambert Brahy en el libro "La Clef des Evenements Mondiaux". La idea de aspectos armónicos se puede rastrear hasta Kepler. Además, el trabajo de Gouchon y Barbault con el índice cíclico se puede demostrar con facilidad que es un caso de harmograma del armónico uno de Júpiter hasta Plutón, con una función de intensidad de tipo sencillo". Y aún se explaya más sobre este asunto en otro de sus trabajos ("Dinámica de los Armónicos", en "Suite Armónica", pp. 135-136), donde dice, entre otras cosas, lo siguiente:
ResponderEliminar"En 1993 diseñé la primera versión propia de diagrama temporal de aspectos (...) Algo más tarde tuve acceso a los trabajos de Kollerstrom y O'Neill (de 1988 y 1991)(...) Dada la prioridad en las publicaciones de estos autores, hemos [Miguel García y Tito Maciá] adoptado el nombre genérico de "harmograma" para estas técnicas dinámicas. Como las hemos desarrollado independientemente de ellos, no hemos incurrido en algunos defectos de detalle que tiene la propuesta de Kollerstrom y O'Neill."
Creo que estas palabras justifican que podamos hablar de los "armogramas de O'Neill" y de los "armogramas de Miguel García", dado que cada uno de ellos ha dado un enfoque particular al asunto, con independencia de que hubiera o no notables precedentes. También han contribuido a fijar la terminología. Y, sobre todo, nos han brindado las herramientas informáticas necesarias para que estas técnicas puedan ser fácil y rápidamente utilizadas por cualquiera que lo desee.
Es un noble gesto de honestidad intelectual el apresuramiento de Miguel García por sacudirse las medallas y repartir méritos y reconocimientos, no sólo en esta ocasión, sino en casi todos sus trabajos. Sin embargo, sus artículos han sido para mí una de las principales fuentes de inspiración. Me alegra saber que considera mi modesta exposición como una síntesis fiel de su pensamiento.