miércoles, 24 de agosto de 2011

Venus en el matrimonio: una correlación sorprendente



En las dos entradas anteriores, dedicadas a explorar estadísticamente los contactos de Venus natal de una persona con los planetas natales de otra cuando existen vínculos conyugales entre ellos, hemos mostrado los gráficos que registran el peso relativo de cada uno de los trece primeros armónicos en relación con estos contactos. Hicimos notar que había notables semejanzas entre el gráfico correspondiente a los contactos de Venus del hombre y el correspondiente a los contactos de Venus de la mujer. Esta semejanza se ve ligeramente favorecida por el hecho de que uno de los contactos, el de Venus del hombre con Venus de la mujer, es contabilizado al mismo tiempo en los dos gráficos. Si suprimimos este contacto común obtendremos una imagen más precisa del verdadero grado de semejanza entre las dos distribuciones. Una vez hecho eso, la comparación queda tal como se muestra en el siguiente gráfico:


Desviaciones de los valores obtenidos respecto de los esperados, expresadas en porcentajes acumulados, de los contactos de Venus  en los trece primeros armónicos. En rojo, los contactos de Venus  del hombre con Saturno, Júpiter, Marte, el Sol, Mercurio y la Luna de la mujer. En amarillo, los contactos de Venus de la mujer con Saturno, Júpiter, Marte, el Sol, Mercurio y la Luna del hombre.

Todavía el perfil de ambas curvas sigue siendo extraordinariamente similar, sobre todo en los seis primeros armónicos, y aun hasta el décimo inclusive. Existe un recurso estadístico para cuantificar el grado de correlación de dos distribuciones de datos y decidir si hay o no entre ellas una vinculación significativa: el coeficiente de correlación de Pearson. Se trata de una fórmula que arroja un resultado comprendido entre -1 y 1 y que permite establecer la existencia de una fuerte correlación positiva si el valor resultante queda por encima de +0,5 y de una fuerte correlación negativa si queda por debajo de -0,5. Entre 0,3 y 0,5 se puede hablar de correlación media, positiva o negativa dependiendo del signo del coeficiente. Por desgracia, no podemos aplicar esa fórmula en este caso, porque los distintos valores asociados a cada uno de los armónicos en cada serie no son completamente independientes entre sí. Podemos hacernos una idea de lo que esto significa observando el siguiente esquema:

Interrelación entre las áreas de contacto de los trece primeros armónicos
Pulse sobre el gráfico para verlo ampliado

En este esquema se ha adjudicado a cada armónico un rectángulo que representa la zona dentro de la cual dos planetas pueden efectuar un contacto de conjunción en el interior de ese armónico. La base y la altura son diferentes para cada rectángulo, pero su área es la misma en todos los casos. Se observa que los diferentes rectángulos no mantienen sus áreas totalmente separadas entre sí, sino que se superponen parcialmente, dando lugar a numerosas zonas de intersección. Aunque todos los contactos contemplados aquí son conjunciones dentro de los armónicos del mismo número que los rectángulos mayores en los que quedan encuadrados, cada zona parcial ha sido etiquetada con el glifo o el nombre del aspecto que los contactos que caen en esa zona presentan en la carta natal (es decir, en el primer armónico). Así podemos ver que si dos planetas están, por ejemplo, en oposición en la carta natal se mostrarán en conjunción en el armónico 2; pero es posible que, además de en el 2, también aparezcan en conjunción en otros armónicos pares: el 4, el 6, el 8, el 10 ó el 12. Esto último dependerá de cuán estrecho sea el orbe de la oposición radical. Cuanto más estrecho el orbe, en más armónicos pares será contabilizada como conjunción. Por tanto, un mismo aspecto puede ser contabilizado varias veces y formar parte así del balance de varios armónicos distintos. Si se produce una aglomeración de contactos en una de las zonas que el armónico 2 comparte con el 4 y con el 8, los tres armónicos elevarán sus registros simultáneamente, aunque la medida final de cada uno dependerá también de las zonas que no comparten. Por consiguiente, si los valores correspondientes a los primeros armónicos en dos distribuciones diferentes (por ejemplo, la de los contactos de Venus del hombre y la de los contactos de Venus de la mujer) son muy parecidos, es probable que la semejanza se extienda a otros armónicos que son múltiplos de los primeros. Por esta razón, no podemos aplicar a las dos series de armónicos el coeficiente de correlación de Pearson, a menos que previamente depurásemos los datos evitando las zonas de intersección, tal como se muestra en la siguiente versión de nuestro esquema:

En la práctica esto se traduce en no contabilizar en cada armónico aquellas conjunciones que fueron ya contabilizadas en algún armónico anterior o, lo que viene a ser lo mismo, en adjudicar todas las conjunciones de la carta natal al armónico 1 y sólo a él, todas las oposiciones al armónico 2, todos los trígonos al armónico 3, todas las cuadraturas al armónico 4, y así sucesivamente, tal como se muestra en el último esquema. Pero en esta nueva versión del esquema los diferentes rectángulos no tienen ya áreas iguales, por lo que no son directamente comparables.

Sin duda, hubiera sido interesante tratar la información también de este segundo modo, pero no me lo planteé así en un principio y, por ahora, no puedo permitirme la inversión de tiempo y esfuerzo que requeriría inspeccionar otra vez las cerca de seis mil cartas natales bajo estos nuevos criterios. 

Con todo, todavía podemos sacar algún provecho de los coeficientes de correlación de Pearson para ordenar los siete planetas objeto de nuestro estudio, según su mayor o menor grado de correlación entre los datos correspondientes al planeta del hombre y los correspondientes al mismo planeta de la mujer, porque, aunque sepamos que los índices obtenidos estarán más o menos hinchados, esto no favorece a ninguno de ellos en relación con los demás, sino que todos cuentan con la misma ventaja.

A continuación se muestran los (inaplicables) coeficientes de correlación de Pearson para los siete planetas, a la altura del armónico 13:


Venus supera holgadamente la barrera de los 0,5 puntos, al alcanzar un coeficiente de 0,76. Todavía disfruta de un margen mayor si hacemos el cálculo prescindiendo de los últimos armónicos. A la altura del armónico 10 el coeficiente de Venus es de 0,89 y a la altura del armónico 6 es de nada menos que 0,95. Muy probablemente, incluso después de efectuar las depuraciones de datos pertenecientes a áreas de intersección, Venus continuará superando el límite de 0,5 exigible para afirmar la existencia de una fuerte correlación positiva.

Podemos decir que Venus es el único de los siete planetas con bastantes posibilidades de superar esa prueba, porque Júpiter, que aquí ostenta un coeficiente de 0,51, es seguro que caerá por debajo de 0,5 tan pronto como se le retiren los privilegios derivados de la interdependencia de los armónicos. Ningún otro planeta tiene opciones.

Que sea precisamente Venus el planeta mejor colocado para superar una prueba estadística relacionada con el matrimonio es algo que parece confirmar la visión arquetípica y simbólica de este planeta desde el interior de la tradición astrológica. Pero si esta correlación existe ¿qué significa exactamente? 

A primera vista, parece que podemos concluir que el comportamiento básico de Venus del hombre en relación con los planetas de la mujer y el de Venus de la mujer en relación con los planetas del hombre a través de los trece primeros armónicos sigue prácticamente las mismas pautas: intensa respuesta positiva en el armónico 4 y buenas relaciones a través de los armónicos 2, 8 y 12; respuesta negativa en los armónicos 5 y 10, etcétera.

Localizar estas correlaciones fuertes y determinar sus valores precisos tiene una extraordinaria importancia para el futuro de la astrología, porque constituyen pruebas objetivas muy sólidas en favor de la realidad de las relaciones entre las posiciones de los planetas en el momento del nacimiento de las personas y su comportamiento, sentimientos y afinidades electivas.  

Sin embargo, si he calificado de "sorprendente" esta correlación de Venus en el título de este artículo no es ni por su existencia ni por su magnitud, sino porque realmente encierra una sorpresa con la que todavía no nos hemos topado. Para encontrarla sólo tenemos que hacer una vez más algo que venimos haciendo sistemáticamente con todos los datos de esta investigación: considerar por separado los contactos en los cuales el planeta del hombre se sitúa antes que el planeta de la mujer (intervalo 1) y los contactos en los que el planeta de la mujer se sitúa antes que el planeta del hombre (intervalo 27). 

Vamos a comparar, por tanto, el intervalo 1 de Venus del hombre con el intervalo 1 de Venus de la mujer:

Desviaciones de los valores obtenidos respecto de los esperados, expresadas en porcentajes acumulados, de los contactos de Venus en el intervalo 1 de los trece primeros armónicos. En rojo, los contactos de Venus  del hombre con los planetas de la mujer. En amarillo, los contactos de Venus de la mujer con los planetas del hombre.

De nuevo, la forma en que encajan entre sí las curvas correspondientes a las dos distribuciones, la de Venus del hombre y la de Venus de la mujer, es impresionante. Ambas experimentan subidas en los armónicos 2, 4, 8 y 11 y bajadas en los armónicos 3, 6, 9 y 12-13. Podemos concluir que en el intervalo 1 Venus, tanto del hombre como de la mujer, prefiere los llamados "aspectos tensos" y evita los llamados "aspectos fluidos". Sabemos que los armónicos 2, 4 y 8 son parcialmente interdependientes, como también lo son, por otra parte, los armónicos 3, 6, 9 y 12. Es hasta cierto punto lógico que se eleven o se depriman conjuntamente y esto es algo que debe rebajar el tono de nuestra admiración. Sin embargo, tampoco debemos de exagerar estas conexiones entre armónicos hasta el punto de reducir a polvo toda la correlación, porque el área de intersección entre los armónicos 2 y 8, por ejemplo, es sólo de un 25 por ciento, que es también el valor del área de intersección entre el armónico 3 y el 12. Es más, el armónico 12 tiene un área de intersección mayor con el armónico 4 (33%) que con el 3 (25%) y, sin embargo, se ha alineado con este último. El coeficiente (hinchado) de correlación de Pearson asciende aquí a 0,74, lo cual es anecdótico por las razones expuestas más arriba, pero nos recuerda, al menos, que con Venus sucede algo importante que no ocurre con los demás planetas.

Veamos ahora qué aspecto presenta la comparación en el intervalo 27.

Desviaciones de los valores obtenidos respecto de los esperados, expresadas en porcentajes acumulados, de los contactos de Venus en el intervalo 27 de los trece primeros armónicos. En rojo, los contactos de Venus  del hombre con los planetas de la mujer. En amarillo, los contactos de Venus de la mujer con los planetas del hombre.

Otra vez nos encontramos con dos curvas extraordinariamente semejantes, pero ahora nos cuentan una historia diferente. El 4 sigue siendo uno de los armónicos más elevados, tal como sucede también en el intervalo 1, pero ya no le acompaña el armónico 8 ni en el caso de Venus del hombre ni en el de Venus de la mujer. Aunque entre estos dos armónicos hay un área de intersección del 50 por ciento, eso no ha bastado para que el armónico 4 haya podido arrastrar consigo al 8. En su lugar, sin embargo, se ha elevado el armónico 6, que tiene un 25 por ciento de su espacio en común con el 4, pero que, a pesar de eso, sufrió una notable depresión en el armónico 1. Con el armónico 6 se eleva también ahora el armónico 12, entre los cuales hay un 50 por ciento de espacio en común. Los armónicos 5 y 10, que también comparten un 50 por ciento de su espacio, experimentan fuertes caídas en el caso de Venus del hombre y más leves con Venus de la mujer. Los armónicos 4, 6, 7, 8 y 9 presentan prácticamente los mismos valores en las dos distribuciones, lo que permite a este intervalo superar al anterior en el coeficiente de correlación, que llega ahora hasta 0,79 en los trece armónicos y hasta 0,91 a la altura del armónico 6.

Dado que tanto el intervalo 1 como el intervalo 27 han obtenido altos coeficientes de correlación positiva, no es de extrañar que la suma de los valores de ambos intervalos produzca una distribución igualmente con una alta correlación positiva. Esa distribución es la que mostrábamos al principio de este artículo y fue la primera en la que detectamos estas semejanzas. En ella no se tiene en cuenta el orden de los factores, pero acabamos de ver que ese orden es determinante.

Debemos insistir en que estos dos intervalos son completamente independientes, de modo que del hecho de que en uno de ellos se observe un alto grado de correlación no se sigue en absoluto que deba observarse también en el otro. El único planeta que presenta un intervalo con un grado de correlación semejante a los dos de Venus es Júpiter, cuyo intervalo 27 obtiene un coeficiente de 0,78; pero el intervalo 1 de Júpiter se queda con un coeficiente de -0,04. Es, por tanto, verdaderamente excepcional la concurrencia de dos de los tres intervalos con mayores coeficientes de correlación en relación con un mismo planeta y que, además, ese planeta sea Venus. Pero tampoco es ésta la sorpresa a la que me refería.

Lo más sorprendente de todo esto, al menos para mí, es lo siguiente. He dicho más arriba que la existencia de una fuerte correlación entre los datos correspondientes a los contactos de Venus del hombre con los planetas de la mujer, por un lado, y los datos correspondientes a los contactos de Venus de la mujer con los planetas del hombre, por otro, parece implicar que Venus del hombre y Venus de la mujer se comportan de manera muy semejante en relación con los planetas de la otra persona. Esto suena muy obvio y, sin embargo, si prestamos un poco más de atención a los datos que acabamos de considerar, pronto nos daremos cuenta de que es falso.

Si Venus del hombre situado antes que los planetas de la mujer se comportara igual que Venus de la mujer situado antes que los planetas del hombre y si, además, Venus del hombre situado después que los planetas de la mujer se comportara igual que Venus de la mujer situado después que los planetas del hombre, entonces podríamos afirmar que Venus del hombre y Venus de la mujer se comportan de manera esencialmente idéntica respecto de los planetas de la persona del sexo opuesto. Pero no es esto lo que hemos observado. 

Al comparar directamente el intervalo 1 de Venus del hombre con el intervalo 1 de Venus de la mujer lo que hemos hecho es comparar los contactos en los cuales Venus del hombre se sitúa antes que los planetas de la mujer con los contactos en los que Venus de la mujer se sitúa después que los planetas del hombre, porque en el intervalo 1 el planeta del hombre -sea Venus o no- va siempre primero. Y a la inversa, al comparar directamente los intervalos 27, hemos comparado los datos de Venus del hombre situado después que los planetas de la mujer con los datos de Venus de la mujer situado antes que los planetas del hombre, porque en el intervalo 27 el planeta del hombre -sea Venus o no- va siempre después. Por consiguiente, Venus del hombre y Venus de la mujer no se comportan igual, sino exactamente al revés en relación con los planetas de la otra persona: Venus del hombre situado primero se comporta igual que Venus de la mujer situado después, y Venus del hombre situado después se comporta igual que Venus de la mujer situado antes. ¡Asombroso! 

Para que pudiéramos decir que se comportan igual la correlación debería haberse dado en los intervalos cruzados. Pero si comparamos el intervalo 1 de Venus del hombre con el intervalo 27 de Venus de la mujer, que dejan ambos a Venus en primer lugar, el coeficiente de correlación se vuelve negativo, alcanzando un valor de -0,45. Y si comparamos el intervalo 1 de Venus de la mujer con el intervalo 27 de Venus del hombre, que dejan ambos a Venus después que el planeta con el que contacta, entonces el coeficiente de correlación se queda en 0,17.

Es sumamente intrigante este comportamiento de Venus, como una imagen en espejo o en negativo, en función del género de la persona. Estamos ante las puertas de un misterio que nos aguarda al otro lado, como la amada al amante, acicalándose para quien se haga digno de penetrar en sus secretos.




© Julián García Vara, agosto, 2011



lunes, 22 de agosto de 2011

Venus en el matrimonio. Armónicos y aspectos (2)



En la entrada anterior fueron expuestos y comentados los principales detalles de la distribución estadística de los contactos entre Venus natal del hombre y los planetas natales de la mujer en una muestra de 2.823 matrimonios. Pasamos ahora a considerar los contactos entre Venus natal de la mujer y los siete planetas clásicos del hombre en la misma muestra.

Venus de la mujer


En la siguiente tabla se recogen las diferencias entre los valores observados y los valores esperados, expresadas en porcentajes, de todos los contactos entre Venus de la mujer y los planetas del hombre en los trece primeros armónicos.



Venus de la mujer en contacto con los siete planetas del hombre
en los trece primeros armónicos
Pulse sobre la tabla para verla ampliada

Vamos a desglosar gráficamente los detalles más destacables de esta tabla para facilitar su asimilación.

Porcentajes acumulados de desviaciones de v.o. respecto de v.e.
de Venus de la mujer en contacto con planetas del hombre
en los trece primeros armónicos.


En el gráfico mostrado arriba se aprecia que, en términos generales, el planeta del hombre ante el cual Venus de la mujer parece responder de manera más positiva es Marte y el planeta del hombre ante el cual Venus de la mujer parece responder de manera más negativa es el propio Venus del hombre. Es decir, Venus y Marte se atraen, pero Venus y Venus se repelen. Las demás desviaciones son poco significativas, pero, en cualquier caso, queda el Sol del hombre como el segundo planeta mejor recibido por Venus de la mujer. En relación con los tres planetas del hombre citados (Marte, Venus y el Sol) Venus de la mujer se comporta de manera muy parecida a Venus del hombre. También con relación a Mercurio y la Luna la tendencia es la misma en ambos casos, si bien más intensa en el caso de Venus del hombre. Sólo se aprecia un cambio de tendencia en relación con Saturno (negativa con Venus del hombre, positiva con Venus de la mujer) y con Júpiter (positiva con Venus del hombre, negativa con Venus de la mujer), aunque las desviaciones no son muy marcadas.

Si no tenemos en cuenta el orden de los factores, la desviación positiva más importante se produce en el contacto entre Venus de la mujer y el Sol del hombre en el armónico 6. Este es un resultado que va un poco contra corriente, porque con casi todos los demás planetas el armónico 6 da resultados negativos. En segundo lugar, se destacan los contactos Venus-Luna en el armónico 4 (cuadraturas). Las mayores desviaciones negativas corresponden también a un contacto entre Venus-Luna, pero en el armónico 5, y a dos contactos entre Venus de la mujer y Venus del hombre, en los armónicos 3 y 5.

Si tenemos en cuenta el orden de los factores, entonces Venus de la mujer alcanza su máxima respuesta positiva (+33) cuando se sitúa antes que la Luna del hombre en el armónico 4 (cuadraturas). También se destaca bastante el contacto entre Marte del hombre y Venus de la mujer en el quinto armónico (quintiles y biquintiles) cuando Marte va antes que Venus (+29). Y en tercer lugar, Venus de la mujer situado antes que el Sol del hombre (+25) en el armónico 6 (sextiles).

Los dos contactos aparentemente más problemáticos se dan ambos en el armónico 5 (quintiles y biquintiles) cuando la Luna del hombre se sitúa antes que Venus de la mujer (-27) y cuando Saturno del hombre se sitúa antes que Venus de la mujer (-25). Y en tercer lugar Venus de la mujer situado antes que Venus del hombre (-24) en el armónico 2 (oposiciones).

Pero más representativo que el comportamiento de unos cuantos contactos aislados es el panorama que se obtiene al condensar los valores de los trece armónicos para cada pareja de planetas, teniendo en cuenta el orden de los factores, tal como se muestra en el gráfico siguiente:

Contactos de Venus de la mujer con los siete planetas
del hombre en los trece primeros armónicos.
A la izquierda, los contactos en los que un planeta del hombre
va antes que Venus de la mujer. A la derecha los contactos 
en los que un planeta del hombre va después que Venus de 
la mujer. Cada banda de color representa al planeta cuyo
glifo mostrado abajo comparte el mismo color.

Se destaca inmediatamente el contacto entre Marte del hombre y Venus de la mujer (+97) en el conjunto de los trece primeros armónicos como el más positivo -de hecho, como el único positivo- dentro del grupo de contactos que dejan al planeta del hombre situado antes que el planeta de la mujer. Todos los demás planetas arrojan un balance final negativo cuando se sitúan antes que Venus de la mujer, pero ninguno tan negativo como el de la Luna (-103). 

Del otro lado, sin embargo, la Luna del hombre situada después que Venus de la mujer alcanza un registro de +89, casi el mismo que el obtenido por el Sol del hombre en la misma situación. También Mercurio, Saturno y, en menor medida, Marte del hombre, obtienen un balance final positivo cuando se sitúan después que Venus de la mujer. Sin embargo, como ya advertimos al estudiar los contactos de Venus del hombre en la entrada anterior, su balance es muy negativo si se sitúa después que Venus de la mujer (-110). Tampoco el de Júpiter del hombre es bueno en esta posición (-36).

En el gráfico siguiente se muestra la importancia relativa de los trece primeros armónicos en los contactos de Venus de la mujer con los planetas del hombre, sin considerar el orden de los factores:


Contactos de Venus de la mujer con planetas del hombre
en los trece primeros armónicos


Si comparamos este último gráfico con el mostrado en la entrada anterior para los armónicos de Venus del hombre notaremos enseguida que, aunque presentan algunas diferencias, sus tendencias más marcadas son muy semejantes. De nuevo tenemos al armónico 4 en la posición más destacada y también aquí los armónicos 2 y 8, que, junto con el 4, alojan el conjunto de los aspectos habitualmente calificados de "tensos" o "difíciles", se encuentran entre los más prominentes. Por tanto, en la sinastría de parejas, Venus parece mostrar una clara predilección por los contactos establecidos a través de este grupo de aspectos: principalmente la cuadratura y después la oposición y las semicuadraturas y sesquicuadraturas, y ello con independencia de que se trate de Venus del hombre o de Venus de la mujer. También encontramos aquí indicios de que Venus de la mujer no sintoniza bien con los planetas del hombre que le forman aspectos propios del quinto armónico (quintiles y biquintiles), salvo cuando ese planeta es Marte o el Sol. El bajo rendimiento del armónico 5 se reveló también en los contactos de Venus del hombre con los planetas de la mujer.

Si tenemos en cuenta el orden de los factores y consideramos por separado los contactos en los que Venus de la mujer se sitúa después que un planeta del hombre y aquellos otros en los que se sitúa antes, la distribución por armónicos queda como sigue:

Contactos de Venus de la mujer con planetas del hombre
en el intervalo 1 (en rojo) y en el intervalo 27 (en azul)
en los trece primeros armónicos

También al hacerlo así, las principales oscilaciones de ambas curvas se asemejan bastante a las correspondientes a Venus del hombre, mostradas en la entrada anterior. En el intervalo 1, los armónicos 2, 4 y 8 se destacan tanto con Venus del hombre como con Venus de la mujer. En el intervalo 27, los armónicos 4, 6 y 12 se destacan tanto con Venus del hombre como con Venus de la mujer. Estas coincidencias merecen un comentario aparte y serán objeto de un artículo independiente que espero poder publicar en breve en este blog.*
* [ Ya disponible en la entrada Venus en el matrimonio: una correlación sorprendente ]

Pasemos ahora a medir la intensidad de la respuesta de Venus de la mujer a cada uno de los siete planetas clásicos del hombre en el conjunto de los trece primeros armónicos por el procedimiento de sumar pos separado las desviaciones positivas y las negativas y juntar después en una única magnitud los resultados de ambas sumas.


Desviaciones positivas (en verde) y negativas (en rojo)
de Venus de la mujer con los planetas del hombre

En este primer gráfico de desviaciones acumuladas no tenemos en cuenta el orden de los factores. La altura de los diferentes cilindros no varía mucho de unos planetas a otros, aunque se aprecia una respuesta menos intensa ante Mercurio y la Luna del hombre y algo más intensa ante Saturno, el Sol y Venus del hombre. Pero si prestamos atención a la subdivisión interna de cada cilindro en dos secciones, una verde que representa el grado de atracción y otra roja que indica el grado de repulsión, el cilindro correspondiente a Venus del hombre se destaca como uno de los más descompensados. La sección roja alcanza 70 puntos, por sólo 11 de la sección verde. Venus de la mujer, por tanto, muestra una clara tendencia a evitar los contactos con Venus del hombre. Por otra parte, el cilindro correspondiente a Marte del hombre muestra una descompensación similar al de Venus, pero esta vez en sentido positivo: la sección verde alcanza 62 puntos, por sólo 6 de la sección roja. Esto significa que Venus de la mujer muestra una clara tendencia a buscar los contactos con Marte del hombre. Después de Marte del hombre, el segundo "planeta favorito" de Venus de la mujer parece ser el Sol del hombre. Y después de Venus del hombre, el segundo planeta que menos atrae a Venus de la mujer es la Luna del hombre, pero el segundo que más le repele es Júpiter. 

Ahora bien, si tenemos en cuenta el orden de los factores, se presentan variaciones interesantes. Cuando un planeta del hombre se sitúa antes que Venus de la mujer se obtienen los resultados mostrados en el gráfico siguiente:


Desviaciones positivas (en verde) y negativas (en rojo)
de Venus de la mujer con los planetas del hombre en el intervalo 1

Marte del hombre sigue siendo "el planeta favorito" de Venus de la mujer, pero la Luna del hombre ha desplazado a Venus del hombre en el puesto de planeta más evitado. La reacción de repulsión de Venus de la mujer ante la Luna del hombre es casi unánime (105 puntos frente a 2) cuando la Luna del hombre se sitúa antes de un punto de aspecto con Venus de la mujer. 

Puesto que el cilindro de más altura es el de Saturno, podemos interpretar que Saturno del hombre situado antes de un punto de aspecto con Venus de la mujer no deja nunca indiferente a ésta, pero su respuesta será positiva o negativa dependiendo del tipo de aspecto. Consúltese la primera fila de la tabla dada al comienzo de este artículo para saber en qué armónicos responde de una forma y en cuáles de otra.

Si Venus del hombre se sitúa antes que Venus de la mujer, el contacto puede resultar atractivo en algunos casos y repulsivo en otros, dependiendo del armónico involucrado. Pero si Venus de la mujer se sitúa antes de un punto de aspecto con Venus del hombre, el resultado es el que se muestra en el gráfico siguiente:


Desviaciones positivas (en verde) y negativas (en rojo)
de Venus de la mujer con los planetas del hombre en el intervalo 27

Aquí Venus del hombre acapara toda la atención como "planeta más aborrecido" por Venus de la mujer (y/o viceversa). La sección roja alcanza los 122 puntos, por sólo 11 de la sección verde. Júpiter del hombre, el segundo planeta con mayor nivel de "repulsión" tiene un registro asociado a la sección roja de menos de la mitad que el de Venus (59). Los otros cinco planetas tienen valores más altos asociados a sus secciones verdes que a sus secciones rojas, destacando ambas luminarias (el Sol y la Luna) como los planetas más atractivos para Venus de la mujer cuando se sitúan después de un punto de aspecto. 

Es ciertamente asombroso el acusado cambio de tendencia en relación con la Luna del hombre según se sitúe antes o después que Venus de la mujer. Cuando se sitúa antes, el resultado es el más negativo de todo el cuadro. Cuando se sitúa después, el resultado es el más positivo. Estas dos tendencias opuestas, a pesar de su notable magnitud, se neutralizan mutuamente cuando contabilizamos los aspectos sin tener en cuenta el orden de los factores y producen la falsa impresión de que los contactos entre Venus de la mujer y la Luna del hombre son bastante irrelevantes. Nada más lejos de la realidad, como se hace palpable tan pronto como discriminamos las posiciones relativas de ambos planetas. Gracias a esta investigación estadística hemos descubierto que debemos dar un tratamiento diferente al contacto entre Venus de la mujer y la Luna del hombre dependiendo de cuál de los dos se sitúa primero. Y lo mismo es verdad de otros muchos contactos, probablemente de todos, incluso de aquellos cuyos resultados son muy semejantes en cualquiera de las dos posiciones relativas posibles entre los planetas que los integran; porque el hecho de que las cifras registradas para una combinación entre dos planetas en el orden A-B sean similares a las registradas para esos mismos planetas en el orden B-A no implica que la causa de ambos datos sea la misma. La detección de estas "causas" o diferencias específicas en la forma de manifestación pertenece al trabajo de campo o experiencia directa con casos concretos, que queda ya fuera del ámbito de las estadísticas, pero es indispensable para dotar de significado cualitativo a investigaciones cuantitativas como la que nos ocupa aquí. 

Otra notable diferencia entre los datos del intervalo 1 y los del intervalo 27 es que el cilindro correspondiente a Saturno del hombre situado antes que Venus de la mujer es, como ya observamos, el de mayor altura, lo que implica una respuesta más intensa. Sin embargo, cuando Saturno del hombre se sitúa después que un punto de aspecto con Venus de la mujer, su cilindro correspondiente es el menor altura dentro de su cuadro, lo que implica la respuesta más débil.

Las razones de todo esto de momento se nos escapan, pero no es poca cosa que las estadísticas nos estén indicando en qué dirección debemos mirar, que estén detectando la presencia de modos de reacción cuya existencia no sospechábamos, que nos estén permitiendo discriminar dentro de un mismo aspecto variaciones cualitativamente diferentes que, hasta ahora, habían pasado desapercibidas y habían quedado engullidas en una etiqueta común que no les hacía justicia y que nos estén permitiendo corregir los errores de percepción y de valoración de los que estábamos cautivos mientras permanecimos fieles a los clichés sobre "aspectos buenos y malos" , "matrimonio mítico del Sol y la Luna" y otros conceptos apriorísticos basados en simplificaciones, generalizaciones apresuradas o suposiciones más o menos gratuitas. 

En los dos gráficos siguientes se condensa toda la información dada hasta ahora sobre los contactos de Venus de la mujer con los siete planetas del hombre:


Contactos entre Venus de la mujer y planetas del hombre
en los trece primeros armónicos, organizados por planetas.
(pulse sobre el gráfico para verlo ampliado)




Contactos entre Venus de la mujer y planetas del hombre
en los trece primeros armónicos, organizados por armónicos.
(pulse sobre el gráfico para verlo ampliado)

* Si necesita ayuda para comprender el significado de estos gráficos y tablas consulte las siguientes entradas: 


© Julián García Vara, agosto, 2011

martes, 16 de agosto de 2011

Venus en el matrimonio. Armónicos y aspectos (1)



¿Qué papel juega Venus en el conjunto de relaciones angulares entre planetas natales de personas casadas entre sí? Con ayuda de los datos natales de los 2823 matrimonios de la muestra recogida por los Gauquelin que venimos investigando desde hace tiempo en este blog, trataremos de establecer una estimación de base empírica que permita perfilar una respuesta.


Venus del hombre

Insertamos, en primer lugar, la tabla completa de desviaciones de los valores observados respecto de los valores esperados, expresadas en porcentajes, para todas las combinaciones de Venus del hombre con los siete planetas clásicos de la mujer en los trece primeros armónicos.

Venus del hombre en contacto con los siete planetas de la mujer
en los trece primeros armónicos
Pulse sobre la tabla para verla ampliada

A continuación, facilitaremos un despliegue gráfico de estos mismos datos, para que la percepción directa de las fluctuaciones sirva de apoyo visual a su comprensión. 

Porcentajes acumulados de desviaciones de v.o. respecto de v.e.
de Venus del hombre en contacto con planetas de la mujer
en los trece primeros armónicos.

En una primera aproximación, tal como se aprecia en el gráfico mostrado arriba, parece que Venus del hombre responde positivamente sobre todo al Sol, Mercurio, Júpiter y Marte de la mujer, y que puede tener algunos problemas con Saturno y con la Luna de la mujer, pero sobre todo con el propio Venus de la mujer. Los problemas entre Venus del hombre y Venus de la mujer alcanzan su máximo nivel en el armónico 3, lo que implica que los trígonos entre los Venus de ambos son el contacto con más poder de disuasión respecto de la posibilidad del compromiso matrimonial de todo el cuadro. A primera vista es un dato bastante sorprendente, que choca diametralmente con lo que la mayoría de los libros de sinastría nos invitan a esperar. Davison, por ejemplo, escribe:
Cuando Venus en el horóscopo de una persona está en aspecto favorable con Venus de otra persona, se forma un lazo de comprensión que fomenta el desarrollo de una camaradería feliz y una consideración afectuosa hacia las necesidades del otro. Los gustos y aversiones de la pareja raras veces chocarán [Ronald Davison, Sinastría, 1983]
y Schulman [Relaciones Kármicas, 1984] se expresa en términos parecidos, añadiendo que "puede surgir una sana asociación o matrimonio a través de un sentido de decencia y una moralidad común". Si esto es así ¿por qué el número de matrimonios con estos aspectos no sólo no supera las expectativas que le señala la teoría de la probabilidad, sino que queda un 16 por ciento por debajo de lo normal? 

No debemos tomarnos demasiado en serio lo que declaran los libros de astrología sobre las relaciones de pareja, porque la mayoría de ellos son meramente especulativos y no se basan en absoluto en una amplia experiencia de observación de parejas reales. Emplean expresiones como "es probable", "puede ocurrir que", "a menudo", "en ocasiones" y otras por el estilo que dejan un amplio margen a la incertidumbre y permiten entrever que los autores no saben realmente de qué están hablando. Esto lo confirma, además, el hecho de que cualquier persona con unos conocimientos básicos sobre astrología que, sin embargo, nunca haya experimentado con ninguna técnica de comparación de cartas aplicada sobre parejas reales, puede formarse una idea bastante aproximada y certera de lo que cualquiera de estos libros va a decir sobre un aspecto determinado desde antes de leerlo. Si partimos de la base de que Venus se considera un planeta benéfico y de que el trígono se considera un aspecto favorable ¿cómo podría crear ningún tipo de problema un trígono entre Venus de una persona y Venus de la otra? Pero he aquí que las personas reales sin conocimientos de astrología, que se guían por sus propias inclinaciones, parecen tener tan atrofiado su instinto y su buen sentido que prefieren unir sus vidas a quienes tienen planetas en cuadratura con sus Venus y evitar a quienes los tienen en trígono. En efecto, como veremos más adelante, tanto en el caso de Venus del hombre como en el caso de Venus de la mujer, el armónico 4 es, con diferencia, el que más se destaca entre los 13 primeros, lo que significa que ningún aspecto de Venus impulsa tanto a la gente hacia el matrimonio como la cuadratura. Pero como los libros de sinastría no se escriben desde un conocimiento de primera mano del comportamiento de las parejas reales ni se documentan previamente con los datos de ninguna investigación estadística, sino que se nutren principalmente de un simple juego de asociación de ideas absolutamente previsible, se permiten afirmar, como hace Davinson a propósito de las cuadraturas de Venus que "la mutua consideración amistosa (...) es muy probable que disminuya" o, como dice Schulman, que "este aspecto es difícil para el mantenimiento de una relación duradera". ¿Por qué -podemos preguntarnos- si el aspecto es tan difícil para las relaciones duraderas lo encontramos con más frecuencia que ningún otro en nuestra muestra de casi tres mil parejas que duraron lo suficiente como para casarse y engendrar varios hijos juntos? Cuando estos autores afirman esas cosas, lo que tienen en mente es la idea de que la cuadratura es "un aspecto tenso, difícil o desfavorable". Por tanto, si se encuentran con cuadraturas en una comparación de cartas de una pareja real aparentemente bien avenida, rebuscarán cualquier cosa que no vaya del todo bien para poder achacársela al aspecto. Y si no la encuentran, dirán que es cuestión de tiempo, que es sólo el deseo sexual lo que los mantiene unidos y no un verdadero afecto, y que los problemas aparecerán cuando los apetitos carnales disminuyan. 

Dada la labilidad del lenguaje astrológico y su versatilidad de recursos, es prácticamente imposible para un astrólogo librarse de una idea equivocada simplemente porque no concuerda con unos cuantos ejemplos observados. Dudará de todo antes que de su idea. Pero es de esperar que si el astrólogo es sensato y lo que contradice su idea no son unos cuantos ejemplos sueltos, sino una gran masa de datos sometida a un análisis estadístico riguroso, se plantee, cuando menos, la posibilidad de contemplar algunas alternativas a su modo habitual de considerar el asunto. Bajo mi punto de vista, es equivocado pensar que ciertos planetas o ciertos aspectos son "buenos" o "malos" per se, aunque sí pueden ser buenos o malos para algo o para alguien. Los datos de nuestro estudio parecen indicar que, en términos generales, las cuadraturas de Venus son buenas para el matrimonio, pero los trígonos de Venus no lo son. Por el momento, tenemos que detenernos aquí, porque ahora estamos simplemente en una fase de exploración estadística; pero tan pronto como la concluyamos, el siguiente paso será tratar de averiguar cómo y por qué las cuadraturas de Venus favorecen los vínculos matrimoniales y los trígonos no.

Los malos resultados de Venus del hombre en contacto con Venus de la mujer no dependen sólo del armónico 3 (trígonos) sino también del armónico 5 (quintiles y biquintiles) y de algunos otros. En efecto, Venus no parece sentirse muy a gusto en el armónico 5, ni en el caso del hombre ni en el de la mujer. Las razones que me impulsaron a relacionar a Venus con el armónico 5 en este mismo blog, en la entrada titulada Venus y el quinto armónico, generaron en mí ciertas expectativas en el sentido de que los quintiles y biquintiles de Venus podrían dar muy buenos resultados en las relaciones de pareja; pero los datos muestran, más bien, todo lo contrario. 

Los buenos resultados de los contactos de Venus del hombre con el Sol y con Mercurio de la mujer se deben, sobre todo, al armónico 4 en ambos casos. Este armónico se destaca también en los contactos entre Venus del hombre y Marte de la mujer, pero en este caso es el armónico 2 el que alcanza las cifras más prominentes. De hecho, la combinación que da mejores resultados de todas las posibles entre Venus del hombre y uno cualquiera de los siete planetas clásicos de la mujer es la oposición de Venus del hombre con Marte de la mujer. Aunque la oposición se incluye normalmente en la nómina de los "aspectos difíciles", algunos libros de sinastría admiten que puede funcionar bien en el caso del matrimonio, porque este aspecto guarda cierta analogía con el signo de Libra y con la casa 7. En efecto, la oposición consiste en una distancia angular de 180 grados, y esa es la misma cantidad de grados que separan el comienzo del zodiaco en 0º de Aries del comienzo del signo de Libra y también la misma que separa al Ascendente del Descendente o cúspide de la casa 7, tradicionalmente asociada al matrimonio. 

Otro contacto que presenta un resultado excepcionalmente bueno es el de Venus del hombre con Saturno de la mujer en el armónico 11 (onciles -32º 44'- y sus múltiplos), pero sobre este armónico y su serie de aspectos asociada hay todavía muy poca literatura y ninguna en absoluto en lo que se refiere a sus aspectos por sinastría. El dato es especialmente llamativo si tenemos en cuenta, además, que en la mayor parte de los otros armónicos el contacto de Venus del hombre con Saturno de la mujer da resultados negativos o neutros; las únicas excepciones son el armónico 4 (cuadraturas) y el 11 (onciles).

Hasta aquí no hemos tenido en cuenta el orden de los factores, pero si lo hacemos y separamos los contactos en los que Venus del hombre se sitúa antes que un planeta de la mujer de aquellos en que se sitúa después, el panorama general es el que muestra el siguiente gráfico:

Contactos de Venus del hombre con los siete planetas
de la mujer en los trece primeros armónicos.
A la izquierda, los contactos en los que Venus del hombre
va antes que el planeta de la mujer. A la derecha los contactos 
en los que Venus del hombre va después que el planeta de 
la mujer. Cada banda de color representa al planeta cuyo
glifo mostrado abajo comparte el mismo color.

Vemos que en las relaciones entre Venus del hombre y el Sol o Mercurio de la mujer los resultados son positivos y semejantes en cualquier orden relativo, pero con los demás planetas no sucede lo mismo. Venus del hombre situado antes que Júpiter de la mujer da muy buenos resultados, pero no si se sitúa después. Con respecto a Marte de la mujer sucede lo contrario: los resultados son muy buenos sólo cuando Marte de la mujer se sitúa antes que Venus del hombre. Las relaciones entre Venus del hombre y Venus de la mujer dan malos resultados en cualquiera de las dos posiciones relativas, pero son mucho peores cuando Venus de la mujer se sitúa antes que Venus del hombre. Algo semejante sucede entre Venus del hombre y Saturno o la Luna de la mujer.

Cuando Venus de la mujer se sitúa antes que Venus del hombre presenta un déficit del 24 por ciento en el armónico 2 (oposiciones), del 19 por ciento en el armónico 5 (quintiles y biquintiles), del 17 por ciento en el armónico 3 (trígonos) y del 10 por ciento o menos en los demás armónicos, salvo el 6 y el 12.

Aunque Venus en general da malos resultados en los armónicos 5 y 10 con casi todos los planetas, hay, no obstante, algunas notables excepciones. Si Venus del hombre se sitúa antes que Júpiter de la mujer en cualquiera de estos dos armónicos, los resultados son excelentes. Y todavía mejores si Marte del hombre se sitúa antes que Venus de la mujer en el quinto armónico. Pero este último dato no corresponde a este apartado, por lo que lo volveremos a mencionar más adelante.

En el gráfico siguiente se muestra la importancia relativa de los trece primeros armónicos en los contactos de Venus del hombre con los planetas de la mujer, sin considerar el orden de los factores:

Contactos de Venus del hombre con planetas de la mujer
en los trece primeros armónicos


El armónico 4 y, con él, las cuadraturas, se destaca claramente sobre todos los demás. Le siguen los armónicos 8 y 2, que junto con el 4 acaparan los principales aspectos habitualmente considerados como "duros" o "difíciles": oposiciones, cuadraturas, semicuadraturas y sesquicuadraturas. Tras ellos vemos al armónico 11. Los peores resultados se dan en los armónicos 5, 13 y 10.

Si separamos las conjunciones armónicas por intervalos, la distribución queda como sigue:

Contactos de Venus del hombre con planetas de la mujer
en el intervalo 1 (en rojo) y en el intervalo 27 (en azul)
en los trece primeros armónicos

Encontramos aquí de nuevo un patrón que ya nos resulta conocido, por haberlo encontrado antes en relación con otros planetas. Cuando el planeta del hombre se sitúa antes que el de la mujer, los mejores resultados se obtienen en los armónicos asociados con los aspectos considerados "duros", es decir, los que participan de la serie de las potencias de 2. Pero cuando el planeta de la mujer se sitúa antes que el del hombre, los mejores resultados se obtienen en el armónico 3 y en sus múltiplos, que son los asociados con los aspectos considerados "blandos". En este caso, sin embargo, el armónico 4 obtiene buenos resultados en los dos intervalos, y esto es lo que le permite encumbrarse sobre todos los demás.

Cuanto más intensa sea la respuesta de Venus del hombre a un planeta de la mujer, tanto más se desviarán los valores observados de los esperados. Básicamente podemos contemplar tres escenarios para cada contacto entre un planeta del hombre y uno de la mujer: la atracción, la repulsión y la indiferencia. La atracción debe reflejarse en desviaciones positivas significativas, la repulsión en desviaciones negativas significativas y la indiferencia en desviaciones pequeñas en cualquier sentido o nulas. Podemos, por tanto, obtener una estimación del tipo de reacción general de Venus del hombre a cada planeta de la mujer sumando por separado las desviaciones positivas y las negativas en todos los armónicos. El resultado de esta operación es el que se muestra en el gráfico siguiente:

Desviaciones positivas (en verde) y negativas (en rojo)
de Venus del hombre con los planetas de la mujer


Puesto que el cilindro de mayor altura es el correspondiente a Mercurio, podemos interpretar que, en esta muestra, Venus del hombre experimenta su reacción más intensa ante Mercurio de la mujer. Como aproximadamente tres cuartas partes de este cilindro corresponden a la sección verde, la reacción es sobre todo de atracción. Además, puesto que ninguna otra sección verde de los otros cilindros alcanza una cifra tan alta como la de Mercurio, podemos concluir que ningún otro planeta ejerce un efecto de atracción sobre Venus del hombre mayor que el de Mercurio de la mujer.

Puesto que el cilindro de menor altura es el correspondiente a Júpiter, cuya longitud es aproximadamente la mitad que la del correspondiente a Mercurio, podemos interpretar que la reacción de Venus del hombre ante Júpiter de la mujer es, en términos generales, la menos intensa o la que más se acerca a la indiferencia. No obstante, en la medida en que hay respuesta, ésta es predominantemente de atracción, porque la sección verde se extiende por cuatro quintas partes del cilindro.

El cilindro correspondiente a Venus es el que contiene la sección roja de mayor longitud, de donde podemos deducir que la reacción fundamental de Venus del hombre al contacto con Venus de la mujer es de repulsión.  También es el que contiene la sección verde más pequeña, lo que significa que la atracción es mínima o nula. Sólo hay otros dos planetas cuyas secciones rojas son mayores que las verdes: Saturno y la Luna.

El cilindro correspondiente al Sol está teñido casi enteramente de verde, pero por longitud es el segundo más bajo. Esto indica que la respuesta de Venus del hombre al Sol de la mujer se da casi exclusivamente en forma de atracción, sin resquicios para el rechazo, pero con una intensidad que no se desborda. Con Marte, el nivel de atracción es parecido al del Sol, pero en este caso convive con cierto margen de repulsión. 

Si separamos los datos por intervalos, este cuadro sufre algunas alteraciones. Cuando Venus del hombre se sitúa antes que un planeta de la mujer, los resultados quedan así:

Desviaciones positivas (en verde) y negativas (en rojo)
de Venus del hombre con los planetas de la mujer en el intervalo 1


En esta situación, la mayor atracción se produce con Júpiter, seguido de cerca por Mercurio. Con Marte y Venus las respuestas son intensas, pero ambivalentes, con mayor carga repulsiva que atractiva. También ambivalentes, pero más débiles, son las respuestas a Saturno y a la Luna. Por último, con el Sol la respuesta sigue siendo casi totalmente de atracción, pero de baja intensidad.

Si atendemos ahora a los contactos en los que un planeta de la mujer se sitúa antes que Venus del hombre, la situación queda como sigue:



Desviaciones positivas (en verde) y negativas (en rojo)
de Venus del hombre con los planetas de la mujer en el intervalo 27


Lo más destacable aquí es algo que ya se comentó más arriba: el notable efecto de repulsión entre Venus del hombre y Venus de la mujer cuando este último se sitúa antes que aquél. La respuesta es intensa y aversiva y también sucede algo muy semejante entre Venus del hombre y la Luna de la mujer. Saturno sigue la misma línea, aunque con algo menos de intensidad. Sin embargo, la respuesta es de atracción con Marte, Mercurio y el Sol; y más tibia, ambivalente y débil con Júpiter.

En los dos gráficos siguientes se condensa toda la información dada hasta ahora sobre los contactos de Venus del hombre con los siete planetas de la mujer:

Contactos entre Venus del hombre y planetas de la mujer
en los trece primeros armónicos, organizados por planetas.
(pulse sobre el gráfico para verlo ampliado)

Contactos entre Venus del hombre y planetas de la mujer
en los trece primeros armónicos, organizados por armónicos.
(pulse sobre el gráfico para verlo ampliado)


* Si necesita ayuda para comprender el significado de estos gráficos y tablas consulte las siguientes entradas: 



© Julián García Vara, agosto, 2011

Continúa en:
Venus en el matrimonio. Armónicos y aspectos (2)