sábado, 22 de mayo de 2010

Pauvre Reynaud


Hacia el final del artículo anterior sobre la última serie de conjunciones Plutón-Neptuno que fueron exactas entre 1891 y 1892 mencioné la película de dibujos animados titulada Pauvre Pierrot que fue producida por Émile Reynaud precisamente en esas fechas. Reynaud (nacido el 8 de diciembre de 1844) no solamente dibujó las imágenes, sino que ideó el mecanismo para proyectarlas: el praxinoscopio o teatro óptico, un complejo artilugio con tambores giratorios que fue perfeccionando paulatinamente durante los tres lustros anteriores, mientras la conjunción plática de Plutón con Neptuno se iba formando y haciéndose cada vez más cerrada. Sus trabajos, conocidos como pantomimas luminosas, se exhibieron al público desde el mismo año de la última conjunción exacta (1892) hasta 1900, cuando los dos planetas se habían separado ya unos diez grados o poco más. A partir de entonces no pudo seguir compitiendo con el cinematógrafo de los hermanos Lumière, más atractivo por el uso de imágenes realistas a partir de fotografías en lugar de dibujos y sus más bajos costes de producción.

Olvidado por todos, cayó en una profunda depresión, y en enero de 1910, justamente cuando Saturno heliocéntrico transitaba sobre el grado de su Plutón natal, destruyó a martillazos su praxinoscopio y arrojó al Sena todas sus películas. Un claro ejemplo de conducta autodestructiva (Plutón) excitada por un juicio severo introyectado (Saturno). Dicho sea de paso, Plutón no había sido descubierto todavía; no lo sería hasta 1930, pero eso no le impidió funcionar a pleno rendimiento durante todo el tiempo en el que su existencia fue ignorada por astrónomos y astrólogos. Arruinado económica y emocionalmente, Reynaud murió en 1918 recluido en un manicomio.

No se ha conservado, por tanto, la animación original de Pauvre Pierrot, pero en 1993 Julien Pappé abordó su reconstrucción, que ahora podemos disfrutar desde aquí mismo por gentileza de youtube.com. Merece la pena dedicar cinco minutos al visionado de esta ingenua animación no sólo por su interés histórico, sino también porque su contenido refleja simbólicamente la interacción de los arquetipos de Plutón y Neptuno a través de los personajes de la historia.




Los personajes, extraídos de la comedia del arte italiana, no son otros que los célebres Pierrot, Colombina y el Arlequín. Al comienzo de la animación, vemos al arlequín enmascarado deslizarse como un gato al amparo de la oscuridad de la noche; mira a un lado y a otro para asegurarse de no ser visto, salta el muro de la casa de Colombina y se presenta ante ésta. Colombina, al principio, se sobresalta; pero enseguida es tranquilizada por el arlequín que se da a conocer desprendiéndose un momento de su máscara. Entonces alguien llama a la puerta y el arlequín se esconde. Entra Pierrot que viene a agasajar a Colombina con el obsequio de unas flores. Ante el poco interés demostrado por la joven, Pierrot se retira compungido, pero al cabo de un rato regresa con la intención de enamorarla cantando bajo su balcón. El arlequín, que permanece escondido en el patio o jardín de la casa de Colombina, golpea a Pierrot por la espalda con un palo o una espada, sin dejarse ver. Pierrot, confundido, recurre a una botella de licor para darse ánimos y continuar cantando. El arlequín le arrebata la botella y le golpea de nuevo, hasta poner a Pierrot en fuga. Una vez despejado el camino, a una seña de Colombina entra en la casa.

En primer lugar, tanto Plutón como Neptuno son planetas nocturnos. Una escena ambientada en la oscuridad de la noche resulta de lo más apropiada para producir una alegoría de la naturaleza astrológica de estos planetas. Plutón, como el arlequín, gusta del juego del enmascaramiento y el desenmascaramiento. Es el dios del submundo, de lo oculto, lo oscuro y lo prohibido. Richard Tarnas lo identifica con Dionisos, y Friedrich Nietzsche, sin saber que había nacido en el día de una precisa alineación de la Tierra con Plutón, no sólo se identificó él mismo con el propio Dionisos, sino que desarrolló una aguda y despiadada psicología del desenmascaramiento. El arlequín se oculta bajo máscaras y tras las columnas y golpea a Pierrot no a la manera de Marte, franca y abiertamente, sino al estilo de Plutón: tirando la piedra y escondiendo la mano. Pero de todos modos, consigue poner en evidencia la cobardía de Pierrot y se gana los favores de la dama, obteniendo vía libre para la satisfacción de sus impulsos eróticos dionisíacos.

Pierrot, por el contrario, es un típico personaje neptuniano. Obsérvese la semejanza con la gitana dormida de Henri Rousseau. Ambos se acompañan de una mandolina, la una duerme bajo la luna llena, el otro viene a cantar a la luz de la luna bajo el balcón de Colombina restregándose los ojos como si acabara de despertarse. Trovadores y trotamundos delicados, atentos, considerados, soñadores. Modales corteses y alma enamoradiza. Pierrot incluso recurre a la bebida, una de las debilidades que los astrólogos asocian con Neptuno. Pero finalmente ni las flores, ni los versos, ni los cantos hacen el efecto deseado en el alma de la mujer amada, y el encantador Pierrot termina golpeado, herido en sus sentimientos, huyendo y cediendo el terreno, como perdedor y desdichado... ¡pobre Pierrot! ¡pobre neptuniano!


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