lunes, 25 de mayo de 2015

Las conjunciones que hundieron el Titanic



'Titanic' (en español, 'titánico') significa "propio de los titanes". Un barco titánico es un barco descomunal, grandioso, digno de haber sido producido por un titán o de acoger a los titanes en su navegación, un barco con la fuerza de un titán. Los titanes eran hijos de Urano y de Gea, es decir, del Cielo y de la Tierra, y entre ellos estaban Océano, Tetis y Japeto. Del matrimonio de Océano con Tetis nacieron numerosas divinidades acuáticas, protectoras de ríos, fuentes, estanques, lagos y mares. Japeto fue el padre de Prometeo, el protector de la humanidad que robó el fuego a los dioses para entregarlo a los hombres. Con este regalo del titán Prometeo, la humanidad puede no solo calentarse y cocinar los alimentos sino también moldear los metales, crear herramientas y comenzar así el camino del progreso técnico que poco a poco va permitiendo a los hombres hazañas que antes eran privilegio de los dioses: armas con la eficacia de un rayo, barcos capaces de cruzar océanos, naves capaces de sumergirse hasta el fondo de los mares o de sostenerse sobre las nubes. Uno de los hitos de este progreso fue la botadura del Titanic, el transatlántico más grande, bello y fuerte de cuantos se habían fabricado hasta la fecha. En un principio, antes de darle un nombre, los ingenieros se referían a él como el número 401, debido a que era una variante de un modelo anterior muy similar, el número 400. Estos números están grabados en las hélices y en cada pieza de los barcos. El número 400 pasó a llamarse el Olimpic y el 401 sería el Titanic. 





Podemos suponer que estos nombres se eligieron para evocar la idea de la magnificencia, fuerza y poder que adornaban a los dioses griegos, pero no se tuvo en cuenta que los Titanes y los Olímpicos eran enemigos irreconcilibales, que sostuvieron largas batallas, como la Titanomaquia que Hesíodo nos narra en su Teogonía. Esta guerra de diez años terminó con la victoria de los Olímpicos, que se repartieron el mundo como botín y encerraron a los Titanes en las profundidades del Tártaro. No era una buena idea tener juntos dos barcos con esos nombres. Muy pronto uno de ellos acabaría de nuevo sumergido en las profundidades.

Según las crónicas, el Titanic fue terminado en Belfast el 2 de abril de 1912 y zarpó desde Southampton al mediodía del 10 de abril del mismo año, en su viaje inaugural, con destino final en Nueva York, a donde jamás llegó. En la noche del 14 de abril (2:38 GMT del 15 de abril de 1912) el transatlántico colisionó lateralmente con un iceberg. A consecuencia de los daños sufridos, el barcó se fue inundando paulatinamente, hasta que dos horas y cuarenta minutos más tarde se partió en dos y se hundió. Entretanto se refugiaron en los botes salvavidas poco más de un millar de personas, pero en la nave viajaban más de dos mil doscientas. El resto perecieron en las aguas.



Determinar con total exactitud las coordenadas geográficas del accidente es imposible, pero conocemos la posición de los restos del naufragio y las coordenadas transmitidas desde el propio Titanic en sus peticiones de auxilio. El problema es que transcurrieron cerca de tres horas desde el momento del impacto hasta el naufragio, y el barco no detuvo inmediatamente los motores, por lo que continuó desplazándose por algún tiempo. Inicialmente se radiotelegrafió la posición de 41º 44' N, 50º 24' W, y más tarde se corrigió esta posición por la de 41º 46' N, 50º 14' W. Sin embargo, estas localizaciones no parecen confiables, dado que los restos del barco se encontraron bastante lejos de ellas (a 33,5 y 21,2 kilómetros, respectivamente), en las coordenadas 41º 43' 57" N, 49º 56' 49" W (la proa) y 41° 43' 03"N 49° 56' 54" W (la popa).[ Wreck of the RMS Titanic ]

Mi propósito en este artículo no es hacer una investigación astrológica exhaustiva de todas las condiciones que pudieron intervenir de un modo u otro en el trágico desenlace de esta historia: la fecha en que se aprobó el proyecto de construcción del barco, el día en que se iniciaron los trabajos, el día en que se concluyeron, la botadura del barco, la hora y el lugar de partida del viaje inaugural, la fecha de fundación de la empresa naval o las carta natales de Thomas Andrews, el arquitecto que diseñó el Titanic, o de Edward Smith, el capitán de la nave, ambos víctimas del naufragio de su propio barco. En los más de cien años transcurridos desde la catástrofe, muchos han sido los astrólogos que se han ocupado de este tipo de cosas desde todos los puntos de vista imaginables y hasta se han escrito libros enteros sobre los factores astrológicos que rodearon al Titanic (Eileen Grimes, Titanic Astrology). Pero el universo de conexiones entre los ciclos astrológicos y los aconteceres humanos es de tal riqueza y complejidad que, por mucho que se hable de un asunto, siempre queda algo por desvelar. Aquí solo nos vamos a ocupar de algunas de esas cosas que nadie había dicho todavía.

El último artículo publicado en este blog lo comencé con el siguiente párrafo:
He dedicado las últimas cuatro entradas de este blog a introducir e ilustrar el uso de una nueva y potente herramienta de análisis y predicción de acontecimientos mundanos: los armónicos de edad de las conjunciones. Mediante esta técnica, comprobamos que las conjunciones planetarias no actúan solamente en el momento en que se producen, sino que prolongan su influencia durante mucho más tiempo; que no afectan solamente al grado del zodiaco en el que tienen lugar, sino también a otros grados que estaban ocupados por otros planetas en el momento de producirse la conjunción; que toda la carta de la conjunción se moviliza al ritmo de los armónicos de la edad; y que esta movilización afecta de manera diferente y en tiempos distintos a los diferentes lugares de la superficie terrestre, en función de los grados del zodiaco que se situaban en el horizonte y en el meridiano de cada lugar específico en el momento de la conjunción exacta.
La definición de la técnica y los detalles de su uso están dados en las cinco entradas anteriores, por lo que no voy a repetirlos aquí. Insistamos solamente en esto: el momento exacto en que se produce la conjunción entre dos planetas funciona de modo muy semejante al momento exacto en que se produce el nacimiento de una persona: ambos sirven para levantar una carta astral que fija posiciones y constituye una referencia válida para el desarrollo y activación de la misma en el tiempo posterior, por cualquier técnica de prognosis. En particular, los armónicos de la edad se revelan como un sistema muy eficaz de progresar o dirigir las cartas de las conjunciones. La carta de una conjunción, calculada para las coordenadas geográficas de cualquier lugar de la superficie terrestre, nos da indicaciones sobre el modo y el tiempo en que esa conjunción actuará sobre ese lugar.

Entre los accidentes analizados hasta ahora en el blog con esta técnica figura el naufragio que acabó con la vida de cerca de un millar de emigrantes africanos en el Mediterráneo en la noche del 18 al 19 de abril de 2015. Al igual que en el caso del Titanic, todo sucedió en una noche sin luna. La luz de la Luna reflejada en el hielo podría haber bastado para que los vigías del Titanic divisaran a tiempo el iceberg, pero en las noches oscuras todo se complica en alta mar.

En El naufragio de 950 inmigrantes, según la edad de las conjunciones mostré cómo en la noche y en el lugar del naufragio se realizó la funesta alianza de las conjunciones Saturno-Marte y Urano-Marte inmediatamente anteriores a la fecha del suceso, por armónicos de la edad. ¿Estarán también estas dos conjunciones relacionadas con el naufragio del Titanic?

La última conjunción geocéntrica de Urano con Marte inmediatamente anterior al hundimiento del Titanic tuvo lugar el 11 de marzo de 1911, a las 12:20:11 UT., en 28º 10' del signo de Capricornio. Este grado del zodiaco quedaba exactamente sobre el meridiano de cualquier lugar cuya longitud geográfica fuera 52º 48' 49" W. En cualquiera de estos lugares la carta de la conjunción Urano-Marte dejaría a ambos planetas en conjunción exacta al Medio Cielo. Como las conjunciones admiten algunos grados de orbe, también los lugares con longitudes próximas a ésta estarían señalados como zonas especialmente expuestas. El accidente del Titanic se produjo a unos dos o tres grados de distancia de esta longitud.

Poco más de cinco meses después,  el 16 de agosto de 1911, a las 23:41:19 UT, se produjo la conjunción geocéntrica Saturno-Marte inmediatamente anterior al naufragio del Titanic, en 19º 58' de Tauro. Este grado quedaría sobre el meridiano 87º 57' E, que atraviesa Rusia y China, muy lejos del lugar del suceso que nos ocupa. Pero podemos preguntarnos todavía si, dentro de los lugares con la longitud geográfica que dejaba a Urano-Marte en el Medio Cielo, habrá algún punto en el que 19º 58' de Tauro quede en el ascendente. El único lugar que cumple esta condición está en la latitud geográfica 42º 48' 57" N. Con estas coordenadas, la carta de la conjunción Urano-Marte acoge a la conjunción Saturno-Marte en su mismo ascendente (figura 1)


Figura 1
Rueda interna: conjunción Saturno-Marte con sus casas.
Rueda externa: conjunción Urano-Marte con sus casas.

Dicho de otra manera, 52º 48' 49" W de longitud constituía el eje central de una zona que quedaba especialmente expuesta a la acción de la conjunción Urano-Marte desde el 11 de marzo de 1911, por haberse situado tal conjunción sobre el Medio Cielo, en 28º 10' de Capricornio. Entre todos los lugares con esa misma longitud geográfica había uno y solo uno en el que el Ascendente quedaba a 19º 58' de Tauro. La latitud geográfica de ese lugar es 42º 48' 57" N. El 16 de agosto de 1911 se formó la conjunción Saturno-Marte en 19º 58' de Tauro. A partir de esa fecha, la carta de la conjunción Urano-Marte, calculada para las coordenadas indicadas, cargó con el peso adicional de la conjunción Saturno-Marte, por haberse producido ésta sobre su Ascendente. Desde ese momento, el lugar con esas coordenadas (figura 2) pasaba a ser el punto central de una de las zonas más inseguras del planeta, por espacio de un año y medio, aproximadamente, hasta que la siguiente conjunción de Urano--Marte tomara el relevo en febrero de 1913. Esa zona es la señalada con una estrella en la figura 2. La trayectoria seguida por el Titanic desde que zarpó de Southampton hasta que zozobró es la que se muestra en la figura 3. Las coordenadas de la figura 3 corresponden al lugar donde se hallaron los restos del naufragio, no al del punto de colisión con el iceberg, que, en cualquier caso, no estaría muy lejos.


Figura 2 (arriba) : zona de peligro 8/1911-2/1913 
Figura 3 (abajo) : trayectoria y naufragio del Titanic (4/1912)

La comparación de las figuras 2 y 3 habla por sí sola y es una prueba muy elocuente de la utilidad, eficacia y precisión que nos puede brindar el estudio pormenorizado de las conjunciones.

El Titanic, como otros muchos barcos dentro de ese periodo, cruzó esta zona de influencia de las conjunciones citadas con peor suerte que otros que salieron indemnes. Debemos seguir investigando qué otros factores se añadieron a estos para que en la noche del 14 al 15 de abril de 1912 se desencadenara todo el poder destructivo de estas configuraciones, mientras en otras fechas se mantuvo latente. Para ello tenemos que establecer las cartas completas y dinamizarlas por armónicos de la edad.

La figura 4 muestra la carta de la conjunción Urano-Marte, calculada para Southampton, la ciudad portuaria de la cual zarpó el Titanic en su primer y único viaje oficial (inicio de trayecto). La figura 5 muestra la misma carta, calculada para las coordenadas en que se hallaron los restos del naufragio del Titanic (fin de trayecto).

Figura 4
Conjunción geocéntrica Urano-Marte, en Southampton



Figura 5
Conjunción Urano-Marte, en zona del naufragio del Titanic


Viendo la forma en que se distribuyeron los planetas sobre el cielo de Southampton en el momento de la conjunción Urano-Marte (figura 4), podemos entender algunas cosas. El Sol en Piscis, a un grado del Medio Cielo, Neptuno en Cáncer, a un grado del Ascendente, y la Luna en Leo, en la cúspide de la casa II, forman un circuito cerrado de cadena de disposición, dentro del esquema moderno de dignidades que asigna a Neptuno la regencia de Piscis. Ya Marcus Manilius, en el siglo I, había atribuido a Neptuno la regencia de Piscis, pero como entonces no se conocía ningún planeta con este nombre, es evidente que se refería al dios. A Neptuno (Poseidón) le correspondió el dominio de los mares en el reparto del mundo que hicieron los Olímpicos, tras derrotar a los Titanes. Si la asignación del nombre de Neptuno al planeta descubierto en 1846 fue afortunada y el funcionamiento de este planeta, en términos de correlaciones astrológicas, es consistente con los relatos mitológicos, entonces la presencia de Neptuno en el Ascendente de la carta de la figura 4 nos indica que los asuntos marítimos ocuparán un primer plano durante los dos años siguientes en la ciudad de Southampton.

Bueno, sí, esto es algo perfectamente normal en una ciudad costera, pero no estamos hablando de actividades propias de periodos de normalidad, porque esta carta es —no lo olvidemos— la de una conjunción Urano-Marte. Entonces se trata de asuntos marítimos inusuales, excepcionales, imprevistos, accidentados, peligrosos y repentinos. O de asuntos relacionados con ingenios mecánicos, calderas y motores. Si Neptuno es regente de Piscis, entonces en esta carta rige el Medio Cielo, donde, de todos modos, ya está el Sol. Esto significa fama por cuestiones relacionadas con Urano-Marte, Piscis y Neptuno, y ya sabemos todos lo que pasó con el más tristemente famoso viaje por mar emprendido desde Southampton. La Luna, que sería regente del Ascendente, está en Leo y casa II, lo que nos habla de sueños de grandeza y lujos concebidos por motivaciones económicas. El Sol, el Ascendente y el Medio Cielo en signos de agua son indicadores adicionales de que cualquier accidente inesperado relacionado con la conjunción Urano-Marte y con la ciudad de Southampton podía tener que ver con este elemento. Y el hecho de que el Sol de esta conjunción quedara sobre el Medio Cielo de Southampton colocaba a esta ciudad entre los lugares con más posibilidades de ser afectados de forma pública y notoria por cualquier cosa que produjera esta conjunción.

Pero dos años es un periodo muy largo, durante la mayor parte del cual nada notable sucedió. ¿Qué es entonces lo que hacía especialmente peligrosa la fecha en la que se cumplió todo? La respuesta debemos buscarla en el desarrollo dinámico de la carta de la conjunción Urano-Marte, a través de los armónicos de la edad.

Desde que se produjo la conjunción Urano-Marte hasta que el Titanic colisionó con un iceberg transcurrió un tiempo de 1,096795 años o 400,595706 días. Estas son las cifras que hay que usar para calcular los armónicos de la edad (de origen cero) en años y en días, respectivamente. Para los armónicos de la edad + 1 (armónicos de origen uno) se suma una unidad y nos queda 2,096795 y 401,595706. Como ya he explicado muchas veces, en los armónicos de la edad de origen 1 todos los planetas progresan a partir de las posiciones que ocupan en la carta radical, mientras que en los armónicos de la edad de origen 0 lo hacen a partir del grado 0 de Aries. Ambos son válidos, pero los de origen 1 son los que nos dan la verdadera progresión de los propios planetas, mientras que los de origen 0 nos dan la posición de puntos críticos relacionados con cada planeta.

Los armónicos de la edad en años son los que tienen más peso, debido a que su tiempo de incidencia es considerablemente mayor. Los armónicos de la edad en días pueden revelar horas especialmente delicadas dentro de una fecha ya destacada por otros armónicos más lentos, pero rara vez producen nada importante por sí solos. Tanto unos como otros pueden usarse de modo semejante a una carta de revolución, en cuyo caso se usa solo la parte entera de la cifra y resulta una carta válida para un ciclo completo, ya sea un año o un día. También pueden usarse de modo semejante a los tránsitos convencionales, en cuyo caso se usa la cifra completa, con la parte decimal incluida.

El armónico de la edad + 1 en años de la carta de la conjunción geocéntrica Urano-Marte de 1911, calculado para el momento del impacto del Titanic con el iceberg y para el lugar en que se hallaron los restos del naufragio, se muestra en la figura 6.


Figura 6
Armónico de la edad + 1 de la conjunción geo. Urano-Marte de 1911 
para el 15 de abril de 1912, 2:38 GMT, Atlántico Norte

Lo más destacable de este armónico de la edad es que la Luna se ha sumado a la conjunción de Urano con Marte. Debemos tener siempre presente que estamos trabajando con armónicos, no con tránsitos, y que en este sistema la "velocidad" de un planeta no depende de su distancia a la Tierra o al Sol, sino del número de grados que le separan de Cero Aries en la carta original. Cuanto menor sea la longitud eclíptica de un planeta, medida en grados absolutos desde Cero Aries, más lento se moverá por armónicos de la edad. Como la longitud de la Luna en la carta original (figura 5) es 126º 08' y la de Urano y Marte es 298º 10', resulta que la conjunción Urano-Marte se desplaza más rápidamente que la Luna. Son, pues, Urano y Marte, los que han alcanzado a la Luna, y no al revés, y esta era la primera vez que tal conjunción se producía en los poco más de trece meses transcurridos desde la conjunción partil de Urano y Marte.

Como la "velocidad armónica" de un planeta depende de su longitud eclíptica, Urano y Marte avanzan siempre juntos, ya que parten de la misma longitud. Cuando la progresión por armónicos lleva a Urano-Marte hasta el Sol, la Luna, el Ascendente o el Medio Cielo de la carta original o contacta con las posiciones progresadas de esos mismos puntos, se incrementa la probabilidad de que se haga notar en forma de acontecimientos importantes. En este caso, la reunión de Urano-Marte con la Luna se produce en la casa VIII de la carta original, mientras que el Sol circula por la casa XII, lo cual no facilita las cosas.

Si en lugar de calcular este armónico sobre la carta de la figura 5, calculada para el Atlántico Norte, lo hacemos sobre la carta de la figura 4, calculada para Southampton, los aspectos entre planetas son los mismos. Lo único que cambia es el emplazamiento por casas y, si se quiere, que el regente del Ascendente en Southampton es la misma Luna. Si lo vemos así, tenemos a la conjunción Urano-Marte alcanzando al regente del Ascendente en un momento bastante cercano a la fecha del naufragio; cercano, pero no exacto, porque fue un día y medio antes cuando los tres astros se reunieron en el mismo punto. En el momento del accidente, esta conjunción ya era separativa y tenía un orbe de 0º 43', que es admisible, y más tratándose de la Luna. Tal vez si no actuó un día y medio antes fue porque el barco no había alcanzado aún la zona de máximo riesgo marcada en la figura 2, pero hay también otra cosa que hizo que el riesgo aumentara en vez de disminuir en el transcurso de ese día y medio. La triple conjunción Urano-Marte-Luna avanzaba hacia la oposición con Plutón de la carta original (figura 7)



Figura 7
Carta de la conjunción geo. Urano-Marte de 1911 (rueda interna)
Armónico de la edad + 1 de la conj. geo. Urano-Marte de 1911 
para el 15 de abril de 1912, 2:38 GMT, Atlántico Norte (rueda externa)

Un detalle curioso que tal vez interese a numerólogos o cabalistas es que desde la fecha de la conjunción exacta de Urano y Marte hasta la fecha del naufragio del Titanic transcurrieron 400 días y medio, aproximadamente. Es decir, se habían cumplido 400 días completos y trancurría el día 401. Por esta razón, si queremos usar armónicos de la edad en días en formato discreto (números enteros que representan días completos) debemos aplicar los armónicos 400 (origen cero) y 401 (origen uno). Como he dicho más arriba, el número 400 identificaba al Olimpic y el 401 identificaba al Titanic.

En la década de los 90, Robin Gardiner publicó un libro titulado "Titanic, el barco que nunca se hundió", donde defiende la tesis de que los restos del naufragio que yacen en el fondo del mar en las coordenadas de la figura 3 corresponden al Olimpic y no al Titanic. Según él, un fraude relacionado con pólizas de seguros motivó que el Olimpic fuera "disfrazado" de Titanic.

¿Qué barco se hundió realmente en el día en que los armónicos 400 y 401 de la conjunción Urano-Marte estaban en vigor?, ¿fue el número 400 (Olimpic) o el 401 (Titanic)? De los dos armónicos, el 400 es el único que contiene detalles dignos de mención: la Luna queda en el mismo grado que el Ascendente del lugar del naufragio y Neptuno en conjunción exacta con los nodos de la Luna y a un grado de distancia del Sol de la carta de la conjunción Urano-Marte original.

Para lo que nos interesa aquí, que es comprobar el papel que juegan las conjunciones planetarias en los acontecimientos mundanos, poco importa si el barco que se hundió fue uno u otro. Más interesante es saber si fue una u otra conjunción la que resultó más determinante, porque hay otras que podemos considerar. En concreto, podemos investigar si la conjunción heliocéntrica de estos mismos planetas, Urano y Marte, pudo tener también algo que ver.

La conjunción heliocéntrica de Urano y Marte  previa al naufragio del Titanic se produjo el 2 de mayo de 1911, a las 5:22:38 GMT, sobre el grado 26º 28' de Capricornio. El meridiano correspondiente a esa posición tiene una longitud geográfica de 1º 10' 17" W. Primera sorpresa: ese meridiano cruza la ciudad de Southampton. No es que esté cerca de la ciudad, es que la atraviesa. Y ese es el lugar desde donde zarpó en su viaje hacia la muerte. El otro meridiano, el correspondiente a la conjunción geocéntrica de los mismos planetas, quedaba muy cerca del lugar en el que el barco se hundió. ¿No es asombroso?

La carta completa de la conjunción heliocéntrica de Urano y Marte, calculada para Southampton, se muestra en la figura 8.

Figura 8
Conjunción heliocéntrica Urano-Marte de 1911
montada sobre el cielo de Southampton

Pero aquí hay algo que puede parecer irregular. Si la conjunción es heliocéntrica ¿por qué ubicarla sobre un meridiano terrestre? Si la carta es heliocéntrica (vista desde el Sol) ¿cómo puede eso calcularse para un lugar de la Tierra, con su propio horizonte, su meridiano y su zodíaco tropical? Ciertamente, lo que se muestra en la carta de la figura 8 no es lo que en ese momento se podía "ver" desde Southampton. Los ángulos entre los planetas de esa figura son los que mantienen con respecto al Sol, así los veríamos si pudiéramos mirarlos desde un punto de la esfera solar cuya longitud y latitud fuesen las mismas que las de Southampton, una especie de Southampton solar. La forma en que realmente se veían desde nuestra Southampton terrestre en ese mismo momento es más bien la que se muestra en la figura 9.

Figura 9

Lo que se muestra en la figura 8 es un montaje de los planetas de la carta heliocéntrica sobre las casas de la carta geocéntrica correspondiente (figura 9). Basta mirar la figura 9 para comprobar que Marte no se situaba físicamente sobre el meridiano ni aparecía, visto desde la Tierra, en conjunción con Urano. Pero la conjunción heliocéntrica de Urano-Marte, trasladada idealmente al cielo de Southampton, según su posición zodiacal, funciona de hecho como si estuviera físicamente ahí. Esto es algo que he comprobado en un gran número de casos. Por eso no puedo considerar una simple coincidencia que el grado de la conjunción heliocéntrica Urano-Marte se corresponda con el meridiano terrestre de la ciudad de la que partió el Titanic.

Para terminar de convencernos de que la carta heliocéntrica funciona realmente como referencia válida para acontecimientos terrestres, solo tenemos que progresarla por armónicos de la edad. Pero antes de hacer los cálculos, volvamos a mirar la carta de la figura 8. Si decidimos dejar provisionalmente en suspenso el montaje de las posiciones heliocéntricas de los planetas sobre las casas geocéntricas y, por tanto, dejamos a un lado el notabilísimo hecho de que la conjunción Urano-Marte quede exactamente en el Medio Cielo y nos concentramos solamente en la configuración de los planetas, ¿qué es lo más destacado de esta carta? Sin duda, la cerrada oposición aplicativa de Saturno con Júpiter (orbe, 0º 01'), que sería totalmente exacta el mismo día 2 de mayo de 1911 en que fue exacta la conjunción Urano-Marte. Además, la Tierra participa de este aspecto, porque está a menos de un grado de Júpiter y de la oposición con Saturno. Los tres planetas ocupan los grados 9-10 de Tauro-Escorpio.

Si la carta es válida como referencia para acontecimientos sucedidos en la Tierra, ¿en qué momentos sería más probable que se hiciera notar, al progresarla por armónicos de la edad? No creo que admita discusión que los momentos más críticos serían aquellos en que la conjunción Urano-Marte, progresada por armónicos de la edad, alcanzara los grados 9º 46' - 9º 47' de Tauro o de Escorpio, tensando al máximo la oposición Saturno-Júpiter, o un poco después, al pasar en oposición o en conjunción con la Tierra. La conjunción Urano-Marte cruzó el grado 9º 46' de Tauro por armónicos de la edad + 1 el día 6 de septiembre de 1911, cuando el Titanic se hallaba todavía en construcción en los astilleros de Belfast, y alcanzó la posición 9º 46' de Escorpio poco después de las 5 am GMT del 15 de abril de 1912. El Titanic se partió en dos y se hundió a las 5:18 am GMT de ese mismo día, escenificando plástica y trágicamente el significado de una oposición entre dos cuerpos pesados (Saturno y Júpiter) que tiran de lados opuestos sin ceder hasta provocar un desgarro.


No se puede reclamar mayor exactitud. El armónico de la edad + 1 de esta carta de la conjunción heliocéntrica Urano-Marte para el momento en que el barco se hundió en las aguas profundas (Escorpio) es el que se muestra en la figura 10. Las casas son las del momento de la conjunción original y el lugar del naufragio.


Figura 10

La conjunción Urano-Marte vuelve a ubicarse en la casa VIII, tal como sucede en la carta del armónico de la edad + 1 de la conjunción geocéntrica (figura 6) y la Tierra se aloja en el fondo de la carta.

En las dos conjunciones de Urano con Marte, la geocéntrica y la heliocéntrica, hemos encontrado condiciones que las relacionan claramente con el naufragio del Titanic. Nos señalan los lugares de principio y fin de trayecto, así como los aspectos que hacían especialmente críticos los días en que se desarrolló el viaje. Los aspectos geocéntricos localizados eran aproximados, pero los heliocéntricos eran exactos. El naufragio se produjo a dos o tres grados de distancia del meridiano correspondiente a la conjunción geocéntrica, pero el barco partió exactamente del meridiano correspondiente a la conjunción heliocéntrica. La conjunción geocéntrica progresada de la Luna con Urano-Marte se produjo uno o dos días antes del naufragio, pero la conjunción-oposición heliocéntricas de Urano-Marte con Júpiter-Saturno se cumplía exactamente en el día y hora en que el barco se partió en dos.

Las pocas personas que se han atrevido a dejar a un lado ideas preconcebidas y a dar una oportunidad a las cartas heliocéntricas no han tardado en darse cuenta de que los tránsitos heliocéntricos funcionan dentro de orbes más pequeños que los tránsitos geocéntricos, es decir, que se acercan más a las fechas exactas en que suceden las cosas, por término medio. Lo mismo sucede con progresiones y direcciones, salvo, claro está, cuando está implicada la Luna, sus nodos y sus ápsides.

Esto se descubre por experiencia, siempre y cuando uno se decida a experimentar, pero sigue siendo un desafío para el intelecto. La eficacia probada de los aspectos heliocéntricos (véase Nelson, 1951, García, 2013: Aspectos, García, 2014: Orbes) reclama una revisión en profundidad de los supuestos que inadvertidamente aceptamos cuando tratamos de formarnos una idea de cómo y por qué funciona la astrología. Lo cierto es que nadie sabe qué es lo hace que la astrología funcione, pero no podemos evitar el uso de modelos conceptuales o de metáforas que nos permitan pensar en ella como en algo que tiene sentido. Estos modelos o metáforas son casi siempre visuales, geocéntricos, topocéntricos o antropocéntricos, geométricos y ligados a la luz que emiten o reflejan estrellas y planetas. Todo depende de cómo se ven las cosas desde el lugar de observación, incluso cuando el potencial observador no llega a ver realmente nada de lo que hay en el cielo sobre su cabeza, que es lo que ocurre casi siempre; incluso cuando es imposible ver lo que hay en la parte del cielo que queda por debajo del horizonte, que es lo que ocurre siempre. Este predominio de los modelos visuales, que es de origen griego y alcanza su mayor exaltación en Platón y en Aristóteles, ha llevado a algunos tan lejos como para atreverse a afirmar que los planetas situados más allá de la órbita de Saturno no pueden afectar a los seres humanos, porque no se ven a simple vista. Los planetas más alejados se ven con telescopios y los microbios se ven con microscopios. El hecho de que no podamos ver las bacterias a simple vista no nos inmuniza contra ellas. La cuestión no es si podemos verlos o no, sino si nos hacen algo o no, si tienen que ver con lo que somos, lo que hacemos y lo que nos pasa o no. Y eso se comprueba con la experiencia, no jugando con ideas místicas o especulando con lo que, a priori, nos puede parecer más o menos razonable.

Los modelos visuales son buenos para organizar conceptualmente algunos de los modos en que opera la astrología, pero son claramente insuficientes y hasta contraproducentes cuando se trata de asimilar otros campos de manifestación, como, por ejemplo, la eficacia de los aspectos heliocéntricos o de los armónicos. Aquí encajan mejor modelos holográficos (en cada parte está el todo), analogías ondulatorias y metáforas auditivas (la música de las esferas). Por ejemplo, si asistimos a la representación de un ballet desde la primera fila del patio de butacas, nuestra perspectiva general será muy diferente de la que tendrá quien lo vea todo desde un palco, pero la melodía que escucharemos ambos será la misma. Si imaginamos el sistema solar como una orquesta que interpreta una sinfonía, poco importa si la escuchamos desde un planeta o desde otro, porque la música será la misma. Las notas dependen de los movimientos, posiciones y ángulos de cada planeta respecto de los demás, pero todas suenan a la vez y pueden escucharse desde cualquier parte del escenario. Ahora bien, el Sol es el director de la orquesta. Por eso los aspectos heliocéntricos son los que mejor miden los tiempos. ¿Esto es místico? Tal vez, pero encaja bien con la experiencia.

Abundar más en este tema nos desviaría completamente de los objetivos de este artículo, que eran básicamente:
  1. Contribuir a esclarecer los operadores astrológicos que condicionaron el naufragio del Titanic con algunos detalles nunca antes publicados.
  2. Añadir un caso más a los que ya he presentado en apoyo de la técnica de los armónicos de la edad de las conjunciones, con objeto de afianzarla con datos y depurarla con la práctica.

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