El astrólogo moderno con una herencia medieval
por Tore Lomsdalen
Robert Hand es un astrólogo profesional con más de 40 años de experiencia en este campo. Goza de reconocimiento por sus pioneros trabajos que incorporan nuevas técnicas astrológicas, incluyendo la investigación sobre cartas compuestas y el campo de los armónicos. Es autor de numerosos libros y traductor de textos antiguos y medievales. Hand es presidente del Consejo Nacional de Investigación Geocósmica (NCGR). Ha impartido conferencias, seminarios y talleres por todo el mundo. Ha ejercido de astrólogo en Nueva York, Boston y Cape Cod, y ahora vive en Reston, Virginia, donde trabaja en una tesis doctoral en la Universidad Católica de América. Esta primavera ha recibido un premio en reconocimiento a la labor de toda su vida. Su página web es http://www.arhatmedia.com/. Después de una dura semana de conferencias en la escuela de verano-2007 de la Facultad de Estudios Astrológicos en Oxford, Inglaterra, de la que Robert Hand es en realidad patrocinador, nos sentamos juntos en medio de un ambiente magnífico en el Brasenose College, donde se estudiaba astrología hace 700 años. Este era un marco perfecto para hablar con Hand, quien es bien conocido por tratar de reconectar la astrología moderna con sus raíces medievales.
Tore Lomsdalen: Robert, cómo se interesó usted por la astrología?
Robert Hand: Fue a través de mi padre. Él empezó a usar la astrología como un instrumento suplementario para el análisis del mercado de valores. Eso me interesó. Yo tenía entonces 17 años. Ahora voy a cumplir 65. Son casi 50 años de astrología – mucho tiempo...
TL: ¿Comenzó a estudiar astrología formalmente a los 17 años?
RH: No, aunque teníamos algunas efemérides y tablas de casas. Ni mi padre ni yo tuvimos un profesor regular, la astrología que practicábamos era muy, muy diferente de la que otras personas utilizaban por entonces. Con los años, nos fuimos familiarizando más con las técnicas comunes. Sin embargo. también llegué a ser extremadamente crítico con muchas de esas técnicas. Cuando estaba empezando con la astrología, yo era un seguidor de la Escuela de Cosmobiología de Ebertin.
Al principio, usaba el moderno sistema de regencias de signos que incluye a Urano, Neptuno y Plutón. No pude lograr que esto funcionara adecuadamente. Encontré que este sistema de regencias era la causa más habitual de mis errores de predicción. En realidad, no conseguí unos buenos resultados con los regentes de signos hasta que empecé a usar el sistema medieval de regencias, de lo cual no hace mucho tiempo – en los años 90. Antes de eso, obtuve muy buenos resultados utilizando un modelo Cosmobiológico modificado.
TL: Pero usted es un astrólogo tradicional, en el sentido de que usa técnicas ortodoxas.
RH: Las uso ahora, pero todavía trabajo algo con los puntos medios, aunque no en el riguroso estilo Cosmobiológico. En lo que concierne a las regencias, creo firmemente en el sistema medieval. Las principales diferencias son: Primero, los planetas transpersonales Urano, Neptuno y Plutón no rigen ningún signo. Esta es la mayor diferencia con el sistema moderno. Segundo, en el sistema medieval hay hasta cinco regentes en un signo – domicilio, exaltación, triplicidad, término y faz. Si a un planeta le corresponden dos o más de estas dignidades, se le dará frecuentemente prioridad sobre el regente del signo.
Le doy un ejemplo, en una carta diurna Venus es el regente del signo de Libra – el regente por domicilio, como le llamamos – y Saturno es el regente por exaltación. Todos los signos de aire en una carta diurna están también regidos por Saturno como el primer y principal regente de la triplicidad. Por lo tanto, de acuerdo al parecer de los griegos, Saturno tiene dos puntos de regencia frente a un punto de Venus. Según la estimación medieval, Saturno tiene siete puntos de regencia mientras que Venus solamente tiene cinco. El sistema medieval está establecido conforme al tipo de regencia. Por esta razón, Saturno rige Libra en una carta diurna.
TL: ¿Cuál es la ventaja de este sistema?
RH: En la astrología natal es una gran ventaja. Le daré otro ejemplo. Esta mañana hicimos una carta de un joven que tenía Libra en el Ascendente. Había nacido de noche, y el regente nocturno de los signos de aire es Mercurio. Por tanto, Saturno no es el regente del Ascendente. Venus en Escorpio está peregrino, lo que significa que no tiene dignidad alguna y está en detrimento. Esto da a Venus una puntuación de menos 10 según las dignidades medievales, que es lo más bajo que Venus puede caer. Saturno, por otra parte, que es regente de Libra por exaltación, está en Acuario. Venus no aspecta a Libra, porque está en Escorpio, pero Saturno en Acuario sí lo hace. Por lo tanto, se utiliza Saturno como regente del Ascendente de este joven incluso aunque, en teoría, Venus tiene más regencia. Prácticamente hablando, el individuo tienen una alternativa. ¡esa es la importante clave de todo esto! Venus es fuertemente el regente del Ascendente. El nativo puede tratar de expresar Venus como su regente de la casa primera; sin embargo, probablemente fracasará. Si se vale de Saturno como regente de la casa primera, seguramente tendrá éxito. Su madre me dijo más tarde que él era realmente un tipo saturnino. Espontáneamente vivía de ese modo. Si tienes dos señores igualmente poderosos, puedes usar uno cualquiera de ellos – o incluso ambos.
TL: ¿Es este el sistema medieval que usted enseña?
RH: Sí, en efecto. En realidad, sólo enseño en el Kepler College en los Estados Unidos, que es una escuela de artes liberales de la astrología. Pero en este momento no enseño personalmente. Estoy demasiado ocupado con mi tesis doctoral en Historia Medieval. Mi especialidad es, por supuesto, la historia de la astrología.
TL: ¿Qué significa para usted la astrología?
RH: La astrología es un sistema de ideas que intenta percibir, analizar y emplear las correlaciones entre los asuntos humanos y celestiales. Hay dos cosas que son igualmente importantes para mí en astrología. En primer lugar, la experiencia observada día a día de que el Universo no está muerto, y la vida sobre la Tierra no carece de sentido. En segundo lugar y estrechamente relacionado con lo anterior, la experiencia diaria de que yo y el Universo somos uno.
De modo que, para mí, lo más importante son las implicaciones metafísicas y espirituales de la astrología, y también sus implicaciones científicas. La astrología no es un sistema de creencias, simplemente porque está basada en la experiencia. Estoy dispuesto a creer –o más bien a alcanzar un acuerdo– que otras personas podrían tener otras experiencias. Sin embargo, mi visión de la realidad está fuertemente informada, y formada, por mi experiencia.
Cuando la gente me pregunta “¿Crees en la astrología?” Mi respuesta es, “No, no creo en la astrología. ¡La vivo!” La astrología me enseña que las leyes de la física podrían ser verdaderas, pero sus principios no son los más importantes de todos. El principio más importante es que el Universo se comporta como si fuera un Ser Viviente. ¡Nos habla! Como en toda comunicación entre seres conscientes, el lenguaje es negociado por ambos interlocutores.
TL: ¿El Universo nos habla a través de los planetas?
RH: Nos habla de muchas maneras, pero los planetas son uno de sus medios. El Universo utiliza numerosos lenguajes para hablarnos. Cuando digo esto, no me refiero al universo físico. De lo que hablo en realidad es del Alma del Mundo.
TL: ¿Cómo define usted “Alma del Mundo”?
RH: Es un término neoplatónico. Los neoplatónicos creían que en el centro de todo estaba algo a lo que se referían simplemente como el Uno. Como Plotino decía, incluso eso es decir demasiado. Está más allá de muestra comprensión. El Uno, por su parte, generó a partir de sí mismo lo que probablemente puede ser mejor descrito como Conciencia Universal. Eso es lo que se llama en griego Nous. Consiste en la unión del conocedor y lo conocido. En la idea neoplatónica de Nous, no hay ningún marco de tiempo a este nivel. ¡Hay solamente eternidad! Todo lo que es, pudo ser, o alguna vez será está ya presente, simultáneamente. Simultáneamente no significa realmente nada, en los propios términos del Nous, porque el Nous trasciende el tiempo.
El Nous genera una imagen de sí mismo. Hay tiempo y movimiento. Esto es el Alma del Mundo, que es el principio del ser. Es lo viviente, y el universo físico es su cuerpo.
TL: Usted es conocido por introducir el sistema de casas de Signos Enteros en la astrología occidental.
RH: Yo soy probablemente el mayor defensor del sistema de casas de Signos Enteros. Puede que sea el más conocido de los astrólogos que lo usan, pero no soy el primero en incorporarlo a la astrología occidental. Todos los que hemos estudiado astrología helenística hemos tratado esta cuestión, y la mayoría de nosotros nos hemos cambiado al sistema de Signos Enteros. Hicimos esto no porque los griegos lo hicieran (los antiguos son perfectamente capaces de equivocarse y se han equivocado en muchas áreas de la astrología). Honestamente, cuando lo probé, a pesar del hecho de que yo estaba poco dispuesto a aceptarlo, me vi obligado a creer en él. Los resultados fueron mucho mejores que con los sistemas de casas más recientes. Podría darle muchos ejemplos en los que el moderno o cuadrante tipo de casas fracasa en darme la interpretación correcta, mientras que el sistema de casas de Signos Enteros me dio la clara y directa respuesta que estaba buscando.
TL: El sistema de casas de Signos Enteros no parece ser muy popular hoy en día.
RH: Eso es porque no hay mucha gente en este movimiento, pero se está extendiendo rápidamente. Voy a revisar el pequeño libro que escribí sobre esto. Eso podría estimular a más gente a interesarse y empezar a usar este excelente sistema de casas. Varios seminarios y conferencias sobre este tema están en marcha. ¡Espere y verá!
TL: ¿Por qué le gustaría ser recordado en su labor astrológica?
RH: Creo que cuando llegue el momento de escribir mi obituario, el sistema de casas de Signos Enteros será una nota a pie de página. Quiero ser recordado como una persona que jugó un papel clave en la reconexión del futuro de la astrología con su pasado. Los siglos XVIII y XIX supusieron un cambio radical en la tradición. Se produjo una ruptura a través de la destrucción, no a través de la evolución. Me gustaría que la astrología del futuro fuera lo que habría sido si el deterioro de los siglos XVIII y XIX no se hubiera producido. No sería pura astrología tradicional, pero sería una especie de astrología renovada basada sobre principios y técnicas tradicionales – un avance en nuevas direcciones, que tomara y combinara lo mejor de ambos sistemas.
TL: ¿Se refiere a una astrología postmoderna?
RH: Algo así. Sin embargo, el término “postmoderno” ha de usarse con precaución. En el sentido literal de la palabra, sí, es astrología postmoderna. Si llamamos moderna a la astrología del siglo XX, sí, va después de ese período. Pero si usamos la palabra del modo en que lo hacen los modernos filósofos franceses, como Jacques Derrida y otros, entonces no es postmoderna. Su definición de “postmoderno” no es aplicable a la astrología.
TL: ¿Es la astrología postmoderna una especie de “Regreso al futuro”?
RH: No sé si se puede decir así, pero es una “curación de la herida”. Si se lee a Raphael, cuyo nombre no era realmente Raphael (era, con el debido respeto, un embrollador, pero un embrollador muy influyente a través de su almanaque, que impulsó el renacimiento de la astrología en la Inglaterra del siglo XIX)... se puede ver que su astrología sólo era una porción muy tosca de la astrología tradicional.
Buena parte de esa porción procedía de una persona, John Partridge, que estudió sistemáticamente la astrología tradicional. Por desgracia, Partridge la entendió mal en su mayor parte y echó a perder cada idea que no podía comprender. Era el menos talentoso de todos los astrólogos de los siglos XVII y XVIII, pero fue probablemente el más influyente. También fue quien popularizó el sistema de casas de Placidus. El peor astrólogo tradicional de Gran Bretaña fue quien introdujo el sistema de casas de Placidus – todos sus predecesores usaban Regiomontanus. Partridge murió a comienzos del siglo XVII. Entonces, la tradición de la astrología estaba casi quebrada, y esa ruptura fue muy mala para la astrología occidental.
Partridge hizo mucho daño. Raphael continuó el deterioro. Alan Leo, que era un hombre muy agradable y tenía la mejor de las intenciones, tergiversó las cosas todavía más. De modo que la moderna astrología, entendiendo por tal la astrología del siglo XX, es el resultado de Partridge, Raphael y Leo.
Lo que sucedió a partir de ese momento fue que los astrólogos del siglo XX, frente a una tradición extremadamente empobrecida, empezaron a añadir nuevo material a la misma. Algunos de estos materiales serán de un valor duradero. No sé si el dial de 90 º de la Escuela de Hamburgo y la Cosmobiología, por ejemplo, seguirán siendo componentes habituales de la caja de herramientas astrológicas, pero suponen un muy valioso conjunto de técnicas. La investigación de la astrología sideral fue útil, ya que provocó un nuevo examen de la historia de la astrología que nos ha llevado a donde estamos ahora. ¡El mayor logro revolucionario de la astrología moderna es que se convirtió en una gran herramienta para el auto-desarrollo!
TL: ¿Con la ayuda de Carl Jung?
RH: La psicología es una forma de abordarla, sí. Pero se trata de algo más que psicología, también tiene una dimensión esotérica. Dane Rudhyar es el mejor ejemplo, y en Alemania otro ejemplo es Thomas Ring. Su labor fue continuada por sus discípulos. Creo que este énfasis en el auto-desarrollo es el logro más sólido de la astrología del siglo XX.
TL: ¿Simbolismo y arquetipos son la misma cosa?
RH: El simbolismo es muy importante en astrología. Se remonta hasta los egipcios. La palabra arquetipo tiene dos significados muy diferentes. Originalmente era prácticamente lo mismo que la idea platónica de “forma” y es superconsciencia en la naturaleza. Bajo la influencia de Carl Jung, el arquetipo llega a ser visto como subconsciencia en la naturaleza y, por tanto, muy diferente de la idea platónica. Aunque tengo un enorme respeto por Jung, debo decir que situó los arquetipos en el lugar equivocado. Los colocó en un reino inferior a la mente consciente. Platón los ubicó por encima de ella.
Para volver a la diferencia entre un arquetipo y un símbolo, creo que este último es básicamente un principio no-físico por el cual se organiza la realidad. En otras palabras, los símbolos son una forma de representar la realidad que no se limita a poner etiquetas a aspectos de la realidad sino que nos conduce a ella. En griego, símbolo significa “lanzar juntos”, no en el sentido negativo, sino en el de hacer que las cosas vengan unidas.
TL: ¿Es la carta natal una descripción simbólica del ser humano?
RH: Del alma humana, sí. Según Aristóteles, el alma es la forma del cuerpo plenamente realizado. Es el principio formal que hace que cada ser humano sea lo que es. Más precisamente, no tenemos almas, ¡somos almas! Creo que la carta es una representación simbólica de la estructura arquetípica del alma. Sin embargo, no describe completamente cómo esto se va a manifestar en la práctica, en la realidad concreta de nuestra vida. La carta expresa, en cambio, lo que sería si se alcanzara la perfecta manifestación.
TL: Usted dijo una vez, “Los planetas son objetos naturales que reflejan el momento del alma dentro de nosotros.” ¿Por eso la astrología funciona?
RH: Sí, de nuevo usando el modelo neoplatónico, que no es necesariamente el único que se puede usar. Los neoplatónicos, al igual que la mayoría de los platónicos, creían que todos los niveles de realidad se reflejan entre sí y evolucionan paralelamente. Hay cuatro niveles: el Uno, el Nous, el Alma y el Cosmos.
Hay también dentro del Cosmos esos cuatro niveles, porque hay cuatro niveles dentro de cada uno de los niveles: Uno, Nous, Alma y Cosmos. En el nivel de manifestación en este mundo, tenemos la rotación aparente del Universo cada 24 horas. Sabemos que esto es un artificio, porque es la rotación de la Tierra lo que realmente estamos viendo. Pero eso no importa, ya que estamos hablando simbólicamente. Esta rotación del Universo representa el Uno dentro del Cosmos; las estrellas fijas representan el Nous dentro del Cosmos; los planetas representan el Alma dentro del Cosmos; y la esfera sublunar es el Cosmos dentro del Cosmos. Toda la doctrina del macrocosmos y el microcosmos es neoplatónica, aunque tiene profundas raíces en la filosofía hermética.
Cada uno de nosotros es un microcosmos y contiene la Unidad, el Nous, el Alma y el Cosmos. El Cosmos es el cuerpo; el Alma, como la palabra indica, es el alma humana; el Nous es la conciencia del alma; y el Uno es nuestro conocimiento individual así como nuestra individualidad.
La Unidad es semejante a esto: si se divide un individuo, el individuo deja de existir. Individual significa “indivisible”. El término implica que no se puede dividir. Literalmente, significa lo mismo que “átomo” (atomos en griego) – lo que no se puede cortar.
La cuestión es que cada uno de nosotros tiene su propia alma, y el Cosmos tiene un Alma, y el Alma del Cosmos se manifiesta en el movimiento de los planetas. Ellos son aspectos del Alma, y sus movimientos son una manifestación del Alma. Los planetas fuera, en el Cosmos, y los planetas dentro de uno mismo corren en paralelo. ¡Por esto es que la astrología funciona!
Los cambios del alma individual y los cambios en el Alma del Cosmos se reflejan mutuamente. Esto no es un mecanismo causal en el sentido ordinario de la palabra. De hecho, la astrología se parece más a un lenguaje que a un mecanismo.
TL: ¿Cree que la astrología ha progresado o ha degenerado desde sus orígenes?
RH: Ha tenido sus altibajos. Con el período helenístico, es difícil de decir, porque el material es fragmentario. La evidencia es que la astrología helenística estaba muy altamente desarrollada – algo más simple que astrologías posteriores en algunos aspectos y más compleja en otros. La astrología árabe medieval y la astrología latina que se derivó de ella alcanzó un elevado desarrollo. La astrología hindú es también muy elaborada. Pero yo diría que desde 1700 hasta hace poco tiempo, la astrología occidental ha degenerado. Ha perdido el rastro de sus propias raíces. Podría, tal vez, recobrarlo...
TL: ¿Por medio de la astrología psicológica?
RH: La psicología es solamente una aplicación de la técnica astrológica. Por ejemplo, yo hago astrología psicológica con métodos medievales. Eso no es un problema. También hago astrología no psicológica.
Tenemos que dejar de pensar en la astrología como si fuera semejante a la tecnología científica, en la cual hay una y sólo una manera de hacer las cosas. Debemos, más bien, pensar en ella como en un sistema lingüístico, un lenguaje. La diferencia entre un buen lenguaje y uno malo no es si se trata de inglés, alemán, español, chino o hindú. Hay muchos buenos lenguajes. La diferencia en utilidad de un lenguaje sobre otro estriba en lo que cada uno puede expresar o no.
El lenguaje de la astrología moderna del siglo XX está tan depauperado que no puede decir las cosas claramente. Es confuso, desenfocado y simplista. Podemos ilustrarlo con un ejemplo. Hace algunas décadas, la comunidad astrológica de Nueva York NCGR consiguió reunir un gran número de datos natales de víctimas de suicidio. Fueron recogidos de registros públicos; eran datos de nacimiento oficiales. En lugar de que los astrólogos hicieran lo que se podía esperar de ellos, un análisis estadístico de la muestra para ver si se detectaba algún patrón, ellos crearon el Proyecto de Estudio del Suicidio de Nueva York. Este proyecto comprobaba la habilidad de los astrólogos para distinguir entre suicidas y no suicidas. Las cartas de los suicidas fueron emparejadas con las de los no suicidas. Los astrólogos fueron entonces invitados a comparar las cartas y decir cuál de cada pareja era la del suicida y cuál no.
Yo no participé. ¿Sabe por qué? Porque me di cuenta de que no sabía qué mirar en una carta como indicación de suicidio. De hecho, la astrología moderna no dispone de un modelo teórico para detectar indicaciones de suicidio. Si el método tradicional para predecir el suicidio es correcto o no, no hace ahora al caso. La cuestión es que la astrología tradicional tiene un sistema de predicción del suicidio. El lenguaje contiene esa información. Podrá ser correcto o no, pero desde la perspectiva de la astrología como lenguaje, el lenguaje de la astrología tradicional es más articulado, más preciso y claro. La prueba es que en la astrología moderna, como la practica mucha gente, ni siquiera se puede decir si algo funciona o no. Se podría decir algo, pero no claramente. En la astrología medieval se puede ser preciso.
Si no se puede decidir si un lenguaje está diciendo algo claramente o no, eso significa que no es tal lenguaje. Sobre la base de su articulación lingüística, la astrología medieval – y, por lo mismo, la astrología helenística o la hindú – es superior a la moderna astrología del siglo XX.
Nuestra astrología “postmoderna” tiene que desarrollar un nuevo lenguaje oracular semejante al de la astrología medieval, la helenística o la hindú. Eso es realmente lo que los astrólogos están haciendo. Estamos tomando el verdadero lenguaje original y reformulándolo con palabras modernas. Yo no soy un antiguo. Puedo estudiar materiales antiguos por su interés intrínseco, pero cuando se trata de practicar la astrología, no soy un astrólogo medieval. Soy un astrólogo moderno. Uso el lenguaje medieval para propósitos modernos, y esto funciona muy bien.
TL: Llevando la astrología por ese camino ¿no caemos en la trampa de hacernos deterministas?
RH: ¡No! Jerarquía de lenguaje no es determinismo. Cuando se hace una declaración en un lenguaje claro, la gente sabe que se ha hecho la declaración. Lo que sucede en realidad es que las alternativas son descritas de modo muy articulado en los métodos medievales. No presentan una nebulosa masa de posibilidades. Usted puede decir que esta o aquella estrategia debería funcionar muy bien, mientras que esta o aquella otra estrategia probablemente fracasará. Pero nunca decir que esto funcionará y aquello no. La astrología moderna dirá “bie-e-en, veamos...”
Yo trabajo con un lenguaje antiguo, pero con intenciones modernas. Esa es la diferencia.
TL: El astrólogo babilonio comenzó siendo un sacerdote. ¿Cree que hay un sacerdote en nosotros hoy día?
RH: Gurú o mentor sería más apropiado, pero no un sacerdote. Prefiero no cambiar en ese sentido tampoco.
TL: ¿La astrología es una religión?
RH: La astrología tiene implicaciones religiosas, pero no es una religión. No es una religión en el sentido habitual de la palabra. No es un sistema teológico.
TL: ¿La astrología es compatible con la religión?
RH: Solamente aquellas religiones que dicen que la astrología es maligna son incompatibles con la astrología.
TL: Hay muchos astrólogos que son intensamente cristianos o religiosos o tienen una fe fuerte...
RH: No tengo ningún problema con eso.
TL: ¿Por qué entonces la Iglesia no acepta la astrología? ¡El fallecido Papa Juan Pablo II declaró en una encíclica vaticana que la astrología es un grave pecado!
RH: Eso se responde muy fácilmente. Estos individuos no son la Iglesia, aunque ellos proclamen que lo son. La Iglesia Católica es públicamente reacia a reconocer la astrología. En realidad fue el Papa actual quien escribió el nuevo catecismo que condena la astrología, cuando todavía era cardenal. Sin embargo, a lo largo de la historia, ha habido otros papas favorables a la astrología.
TL: ¿Es la astrología un sistema particular de fe, culto y creencia?
RH: Podría formar parte de un sistema así, pero no tiene por qué. No es un sistema de creencias. Ni un sistema determinado de fe y culto. Nadie ha decretado un ritual especial para ser astrólogo, aunque hay astrólogos rituales, tanto en el Este como en el Oeste. Pero no hay algo que debas creer para practicar la astrología. De hecho, tenemos dos sistemas de astrología que no son completamente diferentes pero tienen bastantes diferencias significativas; uno procede del subcontinente de la India, y el otro de Oriente Medio. Nuestra astrología es una rama de esta última. (Debemos tener presente que nosotros no practicamos astrología occidental, sino astrología Medio Oriental. No hay astrología occidental, salvo quizá la astrología del siglo XX y la Nueva Era).
Usted preguntaba por qué la Iglesia es tan hostil con la astrología. La mejor respuesta que puedo dar es bastante simple. De acuerdo con Franz Cumont, la religión oficial del estado del Imperio Romano en el período anterior al cristianismo (y tenga en cuenta que era una religión del estado) no era el culto a los Olímpicos. Eso es un mito. Era el culto al Sol No Conquistado, el Sol Invictus. Era una religión muy neoplatónica, hasta el punto de que neoplatónicos posteriores fueron conscientemente adoradores del Sol.
La astrología formaba parte de su aparato de culto, y la religión era una forma de monoteísmo. El Sol no era exactamente como Zeus. El Sol era la única deidad suprema verdadera, o más exactamente, representaba a la única deidad suprema verdadera. Todas las demás “deidades” eran meramente locales, manifestaciones temporales. Se trataba de un monoteísmo ético, que fue desplazado por el cristianismo. Pienso que la actitud cristiana hacia la astrología procede del simple hecho de que la astrología formaba parte del aparato de una religión rival.
¡La astrología nunca se ha recuperado completamente de eso! Ha habido momentos en que el Cristianismo pudo convivir con la astrología. En la alta Edad Media, la mayoría de los intelectuales no tenían serios problemas con ella, siempre que no fuera determinista. Con eso si había un problema. Ahí puedo estar de acuerdo.
TL: ¿Puede un astrólogo ser ateo?
RH: No lo creo, no es inteligente. Estoy seguro de que alguien ha probado esto. El ateísmo implica que no hay absolutamente ningún principio viviente fundamental para el Universo. Se puede ser ateo en astrología en la forma en que mucha gente define a un ateo, es decir, alguien que no puede creer en su Dios. Yo podría considerarme un ateo, en sus términos, por esta razón, pero negar la existencia de una especie de principio viviente en el centro del ser, que es el verdadero ateísmo, es una posición que no creo que un astrólogo pueda tomar. Pero un astrólogo puede no creer en una religión determinada. Eso no es un problema. La astrología no se dirige necesariamente a ninguna religión, pero apunta a algún tipo de creencia distinta del ateísmo.
TL: ¿La astrología implica moralidad?
RH: No necesariamente. Históricamente no ha sido así, pero bien entendida podría serlo. La astrología no obliga a cumplir una disciplina moral, aunque implica una. Si entendemos el Alma como la forma de la persona perfecta, entonces la moralidad de la astrología consiste en lo siguiente:
Aquello que impulsa al Alma a alcanzar su plena manifestación es el Bien. el Mal impide ese proceso. En otras palabras. la moralidad se basa sobre una perfecta auto-manifestación o auto-realización. Pienso que la mayoría de las personas que hacen daño lo hacen porque han sido mutilados por su interacción con el entorno. Están enajenados respecto de quienes suponen ser. No puedo demostrar esto, pero creo que forma parte de las bases de la moralidad astrológica. La auto-realización es la moralidad - o al menos esforzarse por ello.
TL: ¿La astrología es misticismo?
RH: No directamente, pero implica la verdad del misticismo. Se puede describir como una aplicación práctica del misticismo. El misticismo es fundamentalmente la creencia de que nosotros y el Universo somos uno. La astrología es una experiencia práctica de eso sobre bases cotidianas.
Piense acerca de esto por un momento. La carta no funcionaría si no fuéramos un aspecto personificado del Universo total. Cada uno de nosotros es una faceta de la totalidad del Universo. Esto es una consecuencia directa del pensamiento astrológico. Es una doctrina práctica y mística. Podemos dar vueltas a las cosas; puede que no seamos muy buenos en lo que hacemos, pero todos somos una parte integrante del Universo. ¡Cada uno de nosotros es no un hijo del Universo, sino un aspecto de él!
Somos múltiples manifestaciones del Universo. Esa es una idea mística. Cada uno de nosotros es el Universo percibido desde un punto de vista particular. En realidad, ese punto de vista es, al menos en parte, expresado en nuestra carta.
TL: Usted es, entre otras cosas, un buen astrólogo eleccional. ¿No es eso una forma de adivinación?
RH: La astrología Horaria es definitivamente adivinación; es una lectura que uno capta del Universo. La astrología Eleccional no es técnicamente adivinación, porque uno no está leyendo. La astrología eleccional implica la transmisión del individuo hacia el Universo por su selección intencionada de un momento. Usamos el lenguaje de la astrología para elaborar una declaración de lo que pretendemos conseguir. Si lo hacemos correctamente, la intención se verá realizada.
Pero hay un rompecabezas acerca de la astrología eleccional. Si usted elige una carta correctamente y ejecuta su plan en el momento apropiado, ¿es la carta, entonces, una indicación de que su actividad es bendecida, porque usted es capaz de hacerlo? ¿o es realmente la carta la causa de que su actividad sea bendecida? No hay forma de responder a esto. Yo he hecho muchas elecciones, y he encontrado que, a menudo, la gente no parece ser capaz de realizar la acción en el día apropiado. Algo sucede. Cuando esto pasa varias veces, les digo que no están destinados a hacer eso; no están destinados a mantener ese propósito.
La astrología eleccional es, básicamente, hacer cualquier cosa que quieras con la bendición de las estrellas. Pero al mismo tiempo no se trata de complacer a los planetas; ¡estamos tratando de conseguir que los planetas nos complazcan! La astrología eleccional, no la horaria, es el aspecto más mágico de la astrología. Estás usando las influencias planetarias para tomar conciencia de tus propias intenciones. Por otra parte, la horaria es adivinación, como dice Geoffrey Cornelius. Se trata de descifrar lo que la Divinidad está diciéndonos. Curiosamente, la astrología horaria es religiosa, según la definición antropológica: se trata de conformarse a la energía de un Poder Superior. La eleccional, en cambio, es mágica: se trata de alterar un resultado mediante el uso de la energía de un Poder Superior. Sin embargo, todo es astrología.
TL: Mágico tiene, en cierto sentido, una mala connotación.
RH: La palabra ha sido deteriorada. En casi cualquier lenguaje excepto en inglés la palabra no es “magic”, sino Magia. Pienso que deberíamos recuperar esa palabra en inglés. Si se estudia a Cornelius Agrippa sobre magia (quien, después de todo, escribió un libro sobre ella) se ve que una de las modalidades de la magia era algo que él llamaba praestigium, de donde se deriva la palabra “prestigio”. Esto significa artimaña e ilusión, pero también lo hábilmente realizado que acredita como mago.
Lo que la mayoría de la gente entiende por magia es el praestigium. Otras formas de magia incluyen la teurgia, que significa establecer contacto con la naturaleza espiritual de divinidades y traer estas energías a la encarnación. El más destacado ejemplo de esto, en la práctica, es la misa católica.
Tradicionalmente, hay también técnicas para comunicarse con espíritus. No sé si eso funciona o no. Nunca lo he hecho. Desde luego, no es fácil. Pero de nuevo la definición dada por Dion Fortune tiene verdadero mérito: “La Magia es el arte de conseguir cambios en la conciencia en conformidad con la voluntad”. Esa es una definición yóguica. Hace de la magia definitivamente un yoga. La astrología, utilizada con intenciones semejantes, puede ser un yoga. La Alta Magia, apropiadamente concebida, a la que podemos llamar Magia Blanca, es un yoga – mucho más que la astrología, en realidad.
TL: ¿Quiere decir que la astrología es un yoga?
RH: Una técnica de yoga está diseñada para provocar la unión del practicante con la Divinidad, y es un medio para obtener la auto-realización. En la medida en que la astrología puede usarse como una herramienta para la auto-realización es por definición un yoga.
TL: ¿Se unirán alguna vez la astrología y la ciencia?
RH: La ciencia, como un conjunto de técnicas para investigar la realidad física, no es un problema para la astrología. Y la astrología no es un problema para la ciencia. El problema para la astrología son las personas que practican la ciencia. En la mayoría de los casos, han adoptado un punto de vista filosófico que no tiene nada que ver con el éxito de su trabajo diario, a nivel de ciencia ordinaria.
Esta filosofía es denominada “cientificismo” por sus adversarios. Postula que el mundo está muerto, es inútil y mecánico, que la vida es un fenómeno sin sentido que debe ser explicada a partir de un Universo que está fundamentalmente muerto. Eso no es compatible con la astrología. Mientras la ciencia conciba esto como un requisito, será incompatible con la astrología. No veo a los cientificistas ni a muchos intelectuales aceptando la astrología por mucho tiempo. Curiosamente, la gente común y la humanidad en general está aceptando la astrología cada vez más. En la mayoría de los casos no saben bien de qué se trata o pueden no “creer” en ella. Lo bueno es que, cuando hablas sobre astrología, la mayoría de la gente no te saca de la habitación – o de la universidad, por este asunto.
En el moderno sentido de la palabra “ciencia”, será difícil unirlas. En el sentido original de la palabra, no hay problema. Aristóteles fue el primero en definir “ciencia”. Lo hizo en griego, por supuesto: episteme. Aristóteles dijo que la ciencia requiere tres cosas: primero, un auto-evidente primer principio que se obtiene por observación; segundo, un medio de tratamiento lógico de ese primer principio; y tercero, una conclusión que resulte del segundo principio operando sobre el primero. Así, si tienes un primer principio y un método de desarrollo de ese primer principio y puedes alcanzar una conclusión a partir de esos principios, entonces tienes una ciencia.
¡La astrología hace esto todo el tiempo! En el sentido aristotélico, la astrología es una ciencia. No es una ciencia en el moderno sentido de la palabra, que es totalmente diferente de su significado original. Ha cambiado con el tiempo. La palabra “ciencia” viene de scientia, que significa simplemente “conocimiento”.
TL: ¿La astrología está perdiendo popularidad?
RH: Es difícil responder a eso. Llegó a ser muy popular en los años 70. Los astrólogos que aparecen en las conferencias son cada vez mayores, no hay duda. Con el tiempo, muchos de nosotros no estaremos.
Si usted va a internet, sin embargo, descubrirá un gran interés por la astrología, aunque será más rudimentario y popular. Existen enormes grupos de salas de chat. Pero ahí hay un problema generacional. Los que procedemos de los años 70 tenemos problemas para conectar con los astrólogos más jóvenes. Tendemos a movernos en diferentes círculos. En el Kepler College, la media de edad de los estudiantes es mucho más joven que lo normal para grupos de astrología.
Está claro que la comunidad astrológica, tal como la conocemos, se está reduciendo. Pero no creo que eso le suceda a la astrología misma. La astrología se aproximó a su extinción en el siglo XVIII, pero sobrevivió. Aunque si la astrología no hubiera resistido en Inglaterra es probable que no hubiera sobrevivido en ninguna parte. Patrick Curry describe muy bien por qué la astrología sobrevivió en Gran Bretaña – en sus dos libros, Prophesy and Power y A Confusion of Prophets.
TL: ¿Qué cree que podemos hacer para atraer a las generaciones más jóvenes a la astrología?
RH: Ya están aquí, y se sienten atraídos. Pero la mayoría no parece estar especialmente interesada en comprometerse con el nivel de intensidad que muchos de nosotros lo hemos hecho.
Por otra parte, el pasado mes de abril asistí a un congreso en Sedona, Arizona, organizado por Moses Siregar III, de 31 años. Aunque algunos de los “viejos muchachos” fuimos invitados a participar, la mayoría de los conferenciantes tenían menos de 40 años, y varios de ellos menos de 30. ¡Estuvieron brillantes! Creo que el futuro está en buenas manos.
TL: ¿Quién cree usted que es el más grande de los astrólogos – vivo o fallecido?
RH: Prefiero no opinar sobre astrólogos vivos, si no le importa. Creo que dos de los mayores astrólogos en la tradición medieval y moderna temprana fueron Bonatti y Cardano. Entre los árabes, el más influyente era Abu Mashar. No sé si era el más grande, porque en realidad hizo algún daño importante a la astrología. También Lilly era un gran astrólogo.
De los modernos ya fallecidos, yo pondría probablemente entre los grandes a Reinhold Ebertin y Dane Rudhyar. Hay otros, pero no me vienen ahora a la mente.
TL: Usted es un sagitariano, ¿piensa que usted vive su signo solar?
RH: En realidad sigo un estilo de vida más propio de Júpiter. Júpiter está ascendiendo en mi carta. Rige y dispone más que ningún otro planeta. No soy un clásico jupiteriano, sin embargo, ya que tengo Saturno en oposición al Sol. Eso me hace más disciplinado que el típico jupiteriano. Sagitario es un signo bastante brillante, y yo no soy una persona especialmente brillante, ni mental ni físicamente. Saturno tiene una fuerte influencia en mi carta. Por tanto no, no me describiría a mi mismo como un clásico sagitariano. ¿Cómo podría serlo, con Cáncer ascendiendo y la Luna en Escorpio? Además de eso, tengo esta configuración Sol-Saturno.
Lo que yo digo de Sagitario con Escorpio es “¡aprendiz de todos los oficios, maestro de varios!”
© 2008, Tore Lomsdalen, por la transcripción del texto original en inglés
© 2008, Julián García Vara, por la presente traducción.
Ver texto original en The Mountain Astrologer, Aug/Sep 2008.
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