sábado, 5 de diciembre de 2009

Tauro, unas pinceladas.



Paul Gauguin - Nave, Nave Moe (1893)


Retorno a la naturaleza

"Durante los últimos años del siglo XIX y gracias a los pintores franceses y del resto de Europa que habían desarrollado el tema de la ciudad centrando su atención en sus características menos atractivas, surgió el deseo de probar una alternativa contra la vida frenética, atrapada en el bullicio urbano de los bulevares, cafés y burdeles que dominaban las capitales (...) algunos artistas emigraron a zonas rurales (...) Al mismo tiempo, se difundió la búsqueda de las llamadas sociedades primitivas, y el prestigio del grupo de Pont-Aven, donde Gauguin estuvo instalado hasta que logró marcharse a Oceanía, provocó el éxodo de numerosos artistas a la Bretaña (...) William Leech (...) Camille Pisarro (...) en 1884 se estableció en Eragny (...) a un par de horas de París (...) Fuera de Francia sucedió un fenómeno similar. Para los artistas británicos, Cornualles significó el equivalente de la Bretaña francesa (...)(paisajes de Forbes)"

Historia del Arte Salvat, t.15, p.227.


En nuestro esquema del ciclo de Sofía, los últimos 30 años del siglo XIX y la primera década del siglo XX se corresponden con el signo de Tauro. En esta época irrumpe el fenómeno literario del naturalismo.

"El naturalismo es un estilo artístico, sobre todo literario, basado en reproducir la realidad con una objetividad perfecta y documental en todos sus aspectos, tanto en los más sublimes como los más vulgares. Su máximo representante, teorizador e impulsor fue el periodista Émile Zola que expuso esta teoría en el prólogo a su novela Thérèse Raquin y sobre todo en Le roman expérimental (1880). Desde Francia, el Naturalismo se extendió a toda Europa en el curso de los veinte años siguientes adaptándose a las distintas literaturas nacionales."

Aunque el fauvismo surge como reacción contra el naturalismo, ambas corrientes encarnan de diferente forma algunos aspectos básicos del arquetipo astrológico de Tauro. El naturalismo, de inspiración positivista, trata de "atenerse a lo dado", al mundo tal y como es, con sus grandezas y sus miserias. Esto supone entronizar a los sentidos como instrumento privilegiado para el conocimiento. El fauvismo es una forma de pintar que recurre a colores irreales, intensos, de fuertes contrastes, con formas inacabadas, de modo que, si bien se rebela contra el servilismo mimético y rígido que conlleva la reproducción exacta de la realidad percibida, crea un universo de colores tan vivos que consigue estimular los sentidos con más fuerza que la realidad misma. Pero sobre todo, aunque el tratamiento formal sea diferente, los temas son muchas veces comunes.

El cuadro de Matisse Lujo, calma y voluptuosidad condensa en su título los valores esenciales del signo de Tauro.



Henri Matisse, Lujo, calma y voluptuosidad (1904)


Pero probablemente sea la obra pictórica posimpresionista de Paul Gauguin la que mejor refleja la sensualidad, la fruición de los manjares naturales, los frutos frescos, la belleza de las mujeres, y el contacto con la tierra que identifican tradicionalmente al signo de Tauro. Pero Gauguin no tenía ningún planeta en Tauro, al menos es su carta geocéntrica con zodíaco tropical. En su carta heliocéntrica, sin embargo, encontramos a Venus a 16º 40' de Tauro, muy cerca del grado de su Mediocielo, si hemos de dar por buena la carta que se exhibe en el siguiente blog:


Ahora bien, como la irrupción de esta temáticas "taurinas" afectó a toda una generación de escritores, novelistas, pintores y filósofos, no debemos mirar en dirección a Venus, sino más bien hacia un planeta generacional bastante lento. Es de esperar que, si el ciclo de Sofía es real y la cronología esbozada se aproxima lo suficiente a la verdadera, lo que lo pone en marcha debe ser un planeta todavía no descubierto que pasa alrededor de 40 años en cada signo.



Desde la Polinesia, a donde llegó en 1891, escribe Gauguin:

"Para sobrevivir, lo que hay que hacer es dirigirse a la naturaleza que es rica y generosa y no niega nada a quien le pide parte de los tesoros que guarda en sus reservas, en los árboles, en la montaña, en el mar. Pero hay que saber trepar a lo alto de los árboles, ir a la montaña y volver cargando pesados fardos, capturar los peces, bucear, arrancar del fondo del mar la concha que se agarra con fuerza a la roca.

Así pues, por el momento, yo, el hombre civilizado, era inferior a los salvajes que vivían felices a mi alrededor, en un lugar en donde el dinero, que no procede de la naturaleza, no sirve para adquirir los bienes esenciales que la naturaleza produce."





1 comentario:

  1. Estimado Coriolan:
    Me encanto tu articulo sobre Tauro. Me recordo a muchas cosas que me has comentado sobre la naturaleza de Tauro.
    Besos,
    Adriana

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