"Todas las almas, e incluso también el diablo y los demonios, mediante un sufrimiento purificador, conseguirán la unión con Dios. Esta es la doctrina de la restauración de todas las cosas, según la cual todas las cosas regresarán a su último principio, y Dios será todo en todo" (Frederick Copleston, Historia de la Filosofía, t. II, p.39)
Así resume Copleston la teoría de la apocatástasis de Orígenes, uno de los padres griegos de la Iglesia, nacido hacia el año 185 ó 186. Su acmé o florecimiento podemos situarlo hacia el 225 ó 226, que en el esquema cronológico que di en la entrada "Ciclos de pensamiento" (23 de noviembre) se corresponde con el final de una fase Escorpio. El sufrimiento purificador se relaciona en astrología con los signos y casas de agua, como también la muerte y cualquier otro episodio de disolución de la identidad en un todo mayor. Los signos de fuego representan el movimiento opuesto: el de la emergencia de una identidad, el yo que surge y se expande en un movimiento ensimismado. En los signos de tierra se descubre el mundo como opuesto al yo, como algo que está enfrente y limita el crecimiento exuberante de la identidad. A través de las sensaciones se experimenta el dolor como choque conflictivo con el mundo, pero también el placer como encuentro armónico con algo distinto del yo. En los signos de aire se descubre la existencia de otras identidades, la diferencia, los puntos de vista alternativos. El conflicto de identidades se resuelve en los signos de agua en un movimiento de fusión que elimina las diferencias.
Orígenes se tomó al pie de la letra el precepto bíblico "si tu ojo te escandaliza, sacátelo..." y se automutiló los genitales en su juventud para poder vivir en castidad. Esto muestra hasta qué punto debía sentir como poderosos e indomables los impulsos sexuales, que la astrología relaciona sobre todo con el signo de Escorpio. La solución tan radical que dio a lo que -en su concepto- era un obstáculo para su vida religiosa y su salvación es un buen ejemplo del comportamiento extremista que también suele atribuirse a este signo.
En efecto, cuando los impulsos sexuales cobran fuerza dentro de nosotros podemos llegar a sentirnos como títeres a merced de una intensa corriente que nos lleva donde quiere; nos tornamos capaces de las mayores proezas y de las mayores ruindades. Se nubla el juicio, se pierde la concentración, la atención queda secuestrada por el objeto del deseo, que nos atrae con una fuerza animal irresistible. La voluntad se debilita y, en casos extremos, puede llegar a quedar anulada. Entonces ya no se puede hacer nada para oponerse a ello, como nada se puede hacer para oponerse a la muerte.
El sexo y la muerte son ejemplos de instancias abrumadoras, de lo que se impone con la fuerza de la necesidad, de algo ante lo cual es inútil toda resistencia. Así como en otro lugar he relacionado los juicios hipotéticos con el signo de Libra, podemos aquí relacionar los juicios apodícticos con el signo de Escorpio. En la lógica clásica se califica de apodícticos a aquellos juicios que expresan el máximo grado de certeza, verdad y necesidad del conocimiento. Nos indican algo que no puede ser de otra manera, algo que ha de ser así por necesidad. A esta clase pertenecen las leyes de las matemáticas y de la lógica, y también las de la física y otras ciencias, en tanto que se formulan como leyes universales y necesarias. La idea de conexión necesaria aplicada a problemas lógicos y matemáticos hace posible las cadenas de demostración. Aplicada a problemas físicos toma la forma de causalidad estricta y abre el camino a planteamientos deterministas. Aplicada a problemas humanos toma la forma de fatalidad. Aplicada a la teología toma la forma de una de las tesis de Orígenes que fueron condenadas como heréticas, la de que Dios creó el mundo no libremente, sino por necesidad de su naturaleza.
El gran maestro de las demostraciones matemáticas y geométricas, Euclides (330 - 275 a.C) floreció también en una fase Escorpio del ciclo de Sofía, la inmediatamente anterior a la de Orígenes, y también Fermat (1661 - 1665), que continuó la labor de Euclides en el siglo XVII, trabajó en otra fase Escorpio. "Euclides descubrió la infinitud de los números primos. Así alcanzó su máximo desarrollo la teoría de los números en Grecia (...) Hasta el siglo XVII en que Fermat propuso sus teoremas (...) no hubo más progreso en esta área. (La enciclopedia del estudiante, ed. Santillana, t. XV, p.37).
Escorpio es el reino de la necesidad. Incluso hablamos de "hacer nuestras necesidades" cuando buscamos una forma eufemística de referirnos a las funciones catabólicas asociadas al signo de Escorpio. Bajo su dominio está todo aquello "de lo que no hay escapatoria". Puede escenificarse en la forma de brillante demostración lógica de un teorema en un estrado universitario o en la erótica de las cadenas y de la "mujer fatal".
En Libra aún era posible optar por un camino o por otro. En Escorpio, la decisión ya está tomada, ya no hay vuelta atrás, sólo queda afrontar las consecuencias y llegar hasta el final.
El nativo del signo de escorpio es un cirujano del cuerpo y del alma, donde otros no quieren ahondar, escorpio siempre busca encontrar la verdad, aunque esa verdad sea dolorosa.
ResponderEliminarEs un investigador paciente y tenaz, siempre preocupado por llegar al fondo y al final de las cosas. Tiene el instinto de la vida y la muerte, posee la fuerza destructiva, pero tb el poder creativo.
Quizás hay que morir para saber que es la vida....
Si no recuerdo mal, Julian tú al igual que yo tienes nodo norte en escorpio....quizás es ese nuestro camino, aunque espero que en positivo, que ojo, tb escorpio tiene cosas muy positivas.