sábado, 1 de enero de 2011

El Sol y la Luna en el matrimonio. Parte 3. Una exploración estadística: conjunciones tropicales y dracónicas


En las dos entradas anteriores de este blog hemos explorado los contactos entre luminarias de personas casadas entre sí, basándonos en una muestra de 2823 matrimonios aportada por Michel Gauquelin. Los resultados más destacados de esta exploración se resumen, a grandes rasgos, en las observaciones siguientes:


1. El mayor número de contactos por sinastría entre luminarias se produce en el armónico 5. Esto implica que los quintiles (72°) y biquintiles (144°) juegan un papel mucho más determinante de lo que se había supuesto hasta ahora en la formación de parejas.

2. El segundo armónico con mayor número de contactos es el 4. De aquí se sigue que las cuadraturas cruzadas entre las luminarias de dos personas de sexo opuesto tienden a incrementar la probabilidad de que se forme entre ellos una unión matrimonial. Lejos de ser un obstáculo, como se podría suponer partiendo de la idea de que la cuadratura (90°) es un aspecto tenso, lo cierto es que este aspecto parece incrementar la atracción.

3. El menor número de contactos por sinastría entre luminarias se produce en el armónico 8. Puesto que en los armónicos 4 y 2 se observan valores por encima de lo esperado, los aspectos responsables del bajo rendimiento del armónico 8 no pueden ser las cuadraturas ni las oposiciones, sino que tienen que ser las semicuadraturas (45°) y las sesquicuadraturas (135°). Esto parece indicar que las semicuadraturas y sesquicuadraturas entre luminarias por sinastría tienden a experimentarse como una dificultad que disminuye la probabilidad de una unión matrimonial.

4. Los armónicos 6 y 3 dan resultados negativos (por debajo de lo esperado). De aquí se sigue que los sextiles y trígonos entre luminarias en sinastrías no favorecen la formación de parejas; más bien parece que estos aspectos tienden a reducir la probabilidad del matrimonio, al contrario de lo que cabría suponer atendiendo al carácter fluido y facilitador que se suele atribuir a estos aspectos.

5. Las conjunciones (0°) entre luminarias dan resultados neutros o ligeramente por debajo de lo esperado, salvo cuando el contacto es entre el Sol del hombre y el Sol de la mujer. Este estudio no da ningún tipo de respaldo empírico a la idea de que la conjunción del Sol del hombre con la Luna de la mujer favorezca la producción del vínculo matrimonial, ni tampoco cuando se trata del Sol de la mujer en conjunción con la Luna del hombre.

6. Los aspectos de todo tipo que conectan al Sol del hombre con cualquier luminaria de la mujer son más abundantes y determinantes que los que conectan a la Luna del hombre con cualquier luminaria de la mujer.

7. En la mayor parte de los aspectos que conectan al Sol del hombre con cualquier luminaria de la mujer, el Sol del hombre tiende a aparecer en grados zodiacales más retrasados que los ocupados por la luminaria de la mujer. Es decir, si imaginamos a la luminaria de la mujer en reposo y al Sol del hombre en movimiento, entonces el Sol del hombre estaría avanzando hacia el punto de aspecto partil con la luminaria de la mujer.

Otros resultados más específicos se comentan en el cuerpo de los artículos mencionados.

Todo lo que hemos hallado hasta ahora son aspectos medidos en el zodiaco tropical. Dicho de otra manera, hasta aquí nos hemos limitado a comparar los ángulos entre el Punto Vernal y las luminarias (Sol y Luna) en todas las combinaciones posibles entre los dos cónyuges en cada pareja. Sabemos, no obstante, por estudios anteriores que el zodíaco dracónico juega un importante papel en la dinámica de las relaciones humanas en general. Para incorporarlo a nuestra investigación todo lo que tenemos que hacer es sustituir el Punto Vernal por el Nodo Norte de la Luna en las comparaciones de ángulos. Si hacemos esa sustitución en las cartas de ambos cónyuges estaremos comparando las luminarias dracónicas de uno de ellos con las luminarias dracónicas del otro; pero si sólo la hacemos en una de las dos cartas, manteniendo en la otra el Punto Vernal como referencia, entonces estaremos comparando las luminarias dracónicas de uno de ellos con las luminarias tropicales del otro. Aunque a priori pueda parecer un error metodológico mezclar las posiciones de dos zodiacos diferentes, lo cierto es que esta práctica arroja resultados más que interesantes, puesto que de hecho los dos zodiacos interactúan entre sí.

* Quienes todavía no conozcan la naturaleza y utilidad del zodiaco dracónico pueden consultar unas nociones elementales sobre él en mi artículo Astrología dracónica
El número de conjunciones entre luminarias observadas en el armónico 1, usando todas las combinaciones posibles entre las dos luminarias y los dos zodiacos, se muestra en la tabla siguiente:


Conjunciones entre luminarias en 2823 matrimonios
en los zodiacos tropical y dracónico

En la celda D4 se muestra el número de casos en los cuales el Sol tropical de la mujer se encuentra en los 13° 20' siguientes a la posición del Sol tropical del hombre. En la celda D5 se aloja el número de casos en los cuales el Sol tropical de la mujer se encuentra en los 13° 20' anteriores a la posición del Sol tropical del hombre. En la celda D6 se muestra la suma de los dos valores anteriores, que equivale al total de conjunciones observadas. Este mismo patrón se repite con las demás combinaciones posibles.

El valor esperado para las celdas D4 y D5 es el resultado de dividir 2823 por 27, es decir, 104,56, cifra que redondeada a números enteros queda en 105. El valor esperado para la celda D6 es dos veces 104,56, es decir, 209,12, que queda en 209 al redondearla a números enteros. Las diferencias entre estos valores esperados y los realmente observados se muestra en las celdas D20, D21 y D22. Este mismo patrón se sigue para el resto de las combinaciones posibles.

Si sumamos el total de las diferencias entre los valores esperados y los observados para las cuatro combinaciones posibles de luminarias en el zodiaco tropical obtenemos 12 - 5 - 3 - 4 = 0. Esto significa que si hacemos abstracción del tipo concreto de luminaria involucrada en cada contacto el total de aspectos hallados es el mismo que cabía esperar partiendo del supuesto de que no existe ninguna relación entre las posiciones del Sol y de la Luna en el nacimiento de las personas y el hecho de que establezcan vínculos matrimoniales entre ellas. Dicho de otra manera, no se registra ninguna actividad atribuible a condiciones astrológicas si nos limitamos a observar conjunciones entre luminarias en el zodiaco tropical indiscriminadamente.

Si hacemos lo mismo basándonos en las posiciones de las luminarias en el zodiaco dracónico tenemos: -23 -4 +7 +17 = -3. La diferencia es tan pequeña que autoriza a sacar las mismas conclusiones que sugiere el uso del zodiaco tropical. Tampoco aquí se registra ninguna actividad atribuible a condiciones astrológicas si nos limitamos a observar conjunciones entre luminarias en el zodiaco dracónico indiscriminadamente.

Ahora bien, si tomamos las luminarias tropicales del hombre y las comparamos con las luminarias dracónicas de la mujer tenemos 19 + 1 + 14 + 12 = 46. Encontramos ahora 46 conjunciones más que las que predice la teoría de la probabilidad.

Pero si lo hacemos al revés y tomamos las luminarias dracónicas del hombre en relación con las luminarias tropicales de la mujer, entonces el resultado es -48 - 4 - 4 - 18 = -74. Aquí hemos encontrado 74 conjunciones menos que las que predice la teoría de la probabilidad.

Toda esta información se recoge visualmente en el gráfico siguiente:



Se aprecia inmediatamente cómo las grandes oscilaciones respecto de los valores esperados se dan en las comparaciones cruzadas entre luminarias de dos zodiacos diferentes (TD o DT), mientras que no se distingue actividad cuando todas las luminarias remiten a un mismo zodiaco  (TT o DD).

En general, los contactos que parecen favorecer la formación de vínculos matrimoniales son los que se producen entre las luminarias dracónicas de la mujer y las luminarias tropicales del hombre. Los contactos entre las luminarias tropicales de la mujer y las dracónicas del hombre parecen tener un efecto contrario, de repulsión o evitación, que disminuye la probabilidad del matrimonio.

Aquí tenemos que insistir otra vez en que la mayor parte de las parejas de esta muestra debieron contraer matrimonio en la Francia de la primera mitad del siglo XX, cuando todavía los procesos de emancipación de la mujer respecto del dominio del varón habían avanzado muy poco. Digo esto porque es posible que la carta tropical represente los modos masculinos de manifestación de la información que contiene, mientras que la carta dracónica puede representar los modos femeninos de manifestación de sus propios contenidos. De ser así, tendría cierta lógica dentro de un contexto histórico donde domina un patriarcado que los emparejamientos "mejor vistos" sean aquellos en los que el varón pone en juego sus modos de manifestación "masculinos" (zodiaco tropical) y la mujer los "femeninos" (zodiaco dracónico), mientras que tiendan a evitarse los emparejamientos en los que sucede lo contrario. En el primer caso la mujer sería receptiva al varón y se adaptaría a él, viviendo y afirmándose socialmente a través de su marido y por identificación con él. En el segundo caso, el hombre sería receptivo a la mujer, pero tendría difícil vivir y afirmarse socialmente a través de ella, porque la posición social y laboral de la mujer en esa época era muy débil y porque socialmente no estaba bien visto que un hombre viviera a la sombra de una mujer. Por supuesto, aquí estoy sólo especulando con la posibilidad de que los resultados de la presente investigación estén condicionados por el contexto histórico; es posible, no obstante, que respondan a razones más profundas ligadas a la naturaleza humana de un modo más universal.

Si nos fijamos ahora en  los soles y las lunas por separado, llama especialmente la atención el bajo índice de contactos entre el Sol dracónico del hombre y el Sol tropical de la mujer. Un total de 161 contactos observados frente a los 209 esperados, lo que representa un déficit del 23 por ciento. Esta diferencia de 23 puntos es realmente muy grande y muy difícil de hallar en estadísticas sobre variables astrológicas. Tampoco parece reaccionar bien el Sol dracónico del hombre con el Sol dracónico de la mujer (11 por ciento menos de lo esperado).

Debemos advertir que los resultados mostrados aquí se han obtenido utilizando el nodo norte lunar medio, que suele diferir escasamente (uno o dos grados) de la posición del llamado nodo lunar verdadero (true). La diferencia entre ambos tiene una repercusión pequeña cuando se trata de contabilizar conjunciones entre luminarias con orbe amplio, pero puede llegar a ser importante cuando se trata de otros aspectos de orbe más restringido, mucho más aún cuando los ángulos medidos corresponden a dos cartas diferentes que pueden sumar sus desviaciones. Nos ocuparemos de esta importante cuestión en una próxima entrada.


© Julián García Vara, enero, 2011


Puede leer más sobre "El Sol y la Luna en el matrimonio. Una exploración estadística" en las entradas siguientes:

Parte 1. Armónicos y aspectos
Parte 2. Aplicación y separación
Parte 4. Los nodos de la Luna y la carta dracónica

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