viernes, 17 de junio de 2011

Los planetas en el matrimonio (6) Armónicos y aspectos: visión de conjunto


Una vez expuestos los resultados de las combinaciones de planetas que hemos investigado hasta ahora en las cartas natales de 2823 matrimonios, es el momento de hacer un alto en el camino y tratar de adquirir una visión de conjunto de todos los datos acumulados.

En la entrada El Sol y la Luna en el matrimonio. Una exploración estadística. Parte 1. Armónicos y aspectos , publicada en Cadencias microcósmicas el 16 de diciembre de 2010, presenté el armograma  (gráfico estadístico que mide la potencia relativa de un conjunto de armónicos) de las luminarias en el zodiaco tropical para la sinastría de los trece primeros armónicos. Como ese armograma estaba basado únicamente en dos planetas, el total de combinaciones contempladas era de 4 por armónico, es decir, 52 en el conjunto de los trece armónicos. Al incorporar Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno a los dos astros que ya teníamos (Sol y Luna), las combinaciones pasan a ser 49 por armónico, de modo que totalizan 637 en los trece armónicos. Esto nos da un volumen de información más de doce veces mayor que el que manejábamos entonces, de manera que un armograma trazado a partir de los nuevos datos tendrá un peso específico mucho más importante.

El nuevo armograma presenta el siguiente aspecto:



Si lo comparamos con el anterior notaremos bastantes cambios. No se trata, naturalmente, de que este armograma contradiga al primero, ya que los datos del primero están incluidos dentro de éste; se trata de que ahora disponemos de mucha más información. El perfil del primer armograma sigue siendo válido para las luminarias, pero no para el conjunto de los siete planetas clásicos.

El armónico dominante es ahora el 4, en lugar del 5. Esta supremacía del armónico 4 no representa, sin embargo, ningún cambio notable, porque este armónico ya se había destacado mucho en el armograma de las luminarias, ocupando el segundo lugar casi con la misma puntuación que el armónico 5. Lo que sí es una novedad es la pérdida de pujanza del quinto armónico, que, si bien queda todavía por encima de los valores esperados, cae hasta una posición media. El armónico 3, que arrojaba un saldo negativo en el armograma de las luminarias, se eleva ahora hasta un dignísimo segundo lugar. El armónico 8 sale de la última posición y asciende hasta la tercera. También dan buenos resultados los armónicos 12, 9 y 2, si entendemos por "bueno" en este contexto simplemente que "aumenta en alguna medida la probabilidad del matrimonio". Después de ellos van el 5, el 10 y el 7, con valores algo por encima de lo esperado. Sólo cuatro armónicos dan valores por debajo de lo esperado: el 11, el 6, el 13 y, sobre todo, el armónico 1.

Se confirma, por tanto, la importancia de la cuadratura como el aspecto que más contribuye a estimular la formación de vínculos matrimoniales. Le sigue el trígono y los aspectos de la serie del ocho (semicuadraturas y sesquicuadraturas, entre otros). Después los noviles (y sus múltiplos) y las oposiciones. Todavía dan buenos resultados, aunque más moderadamente, los aspectos del cinco y del diez (quintiles, biquintiles, deciles y sus múltiplos). El armónico 6 mantiene la penúltima posición que ocupaba ya en las luminarias, con el segundo saldo más negativo, confirmando así que los sextiles tienden a disminuir la probabilidad del matrimonio; los trígonos también son responsables, en parte, del resultado del armónico 6, que depende de ellos aproximadamente en un 33 por ciento, al igual que los sextiles; pero el peso de los trígonos en el armónico 3 es del 67 por ciento, y este último armónico arroja un balance positivo. Es, por tanto, más probable que los principales responsables del bajo rendimiento del armónico 6 sean los sextiles. Pero el resultado más llamativo es la estrepitosa caída de las conjunciones hasta el último lugar. En términos generales, las conjunciones entre planetas procedentes de la carta natal de un hombre y planetas procedentes de la carta natal de una mujer parecen ser el principal obstáculo para la formación de un vínculo matrimonial entre ellos.

Todo esto, por supuesto, requiere ser muy matizado. En las tablas y gráficos de datos pormenorizados que se han ofrecido en las entradas anteriores de este blog puede apreciarse que hay conjunciones que resultan muy estimulantes (como las de Marte y Venus), y también que el orden de los factores es muy importante. En particular, las conjunciones presentan un déficit mucho mayor cuando el planeta de la mujer se sitúa antes que el del hombre.

También es importante advertir que las cifras que aparecen en el eje de ordenadas de los dos armogramas que estamos considerando no se pueden comparar directamente entre sí, porque en el armograma de las luminarias utilicé las desviaciones absolutas respecto de los valores esperados, mientras que en el armograma de los siete planetas he utilizado las desviaciones relativas (porcentajes acumulados).

Merece la pena considerar por separado las conjunciones armónicas en las cuales el planeta del hombre se encuentra situado antes que el planeta de la mujer (intervalo 1) y aquellas otras en las que sucede lo contrario (intervalo 27). Podemos calcular un armograma independiente para cada una de las dos situaciones y comparar los resultados. Estos dos armogramas independientes se muestran en el gráfico siguiente, en el cual el intervalo 1 está representado por una línea amarilla y el intervalo 27 por una línea verde.


La posición más alta (en promedio) de la línea amarilla respecto de la línea verde nos está indicando que, en general, las conjunciones armónicas en las cuales el planeta del hombre se sitúa antes que el planeta de la mujer se presentan con más frecuencia en la muestra estudiada que aquellas otras en las que el planeta de la mujer va primero. Dicho de otra manera, el primer tipo de conjunciones "empujan", por así decirlo, hacia el matrimonio con más fuerza que el segundo tipo de conjunciones. Recordemos una vez más que, cuando hablamos de conjunciones, nos referimos a conjunciones dentro de cualquier carta armónica, las cuales pueden mostrarse en una carta natal en la forma de cualquier otro aspecto: oposiciones, trígonos, cuadraturas, quintiles, etcétera. De todos ellos es válida la diferencia en el orden de los factores.

Respecto de estas conjunciones dominantes (por número), es decir, las del primer intervalo, se observa que los tres armónicos más destacados son, por este orden, el 4, el 2 y el 8. Estos tres, son, pues, los que presentan mayor número de conjunciones. Ahora bien, las conjunciones de estos tres armónicos equivalen precisamente al conjunto de los llamados generalmente aspectos tensos, que suelen dibujarse en rojo en las cartas natales habituales, y que yo prefiero llamar aspectos estimulantes: cuadraturas, oposiciones, semicuadraturas y sesquicuadraturas. También dan muy buenos resultados los armónicos 11 y 7, cuyos aspectos asociados tienen una naturaleza bastante dinámica.

En cuanto al segundo grupo de conjunciones, las del intervalo 27 (con el planeta de la mujer antes que el del hombre), vemos que los armónicos más destacados son el 12, el 3, el 9, el 13 y el 6. Entre los cinco primeros hallamos al armonico 3 y a todos sus múltiplos, el 6, el 9 y el 12. Aquí van incluidos todos los llamados aspectos fluidos, que suelen dibujarse en verde o en azul, los trígonos y los sextiles, junto con otros más ambiguos o desconocidos, como el semisextil, el quincuncio o el trecil.

Por lo que respecta a la conjunción, como ya se ha comentado más arriba, sólo es dramáticamente deficitaria en el intervalo 27, aunque el resultado del otro intervalo tampoco es positivo.

El "comportamiento" de estos dos intervalos es, en general, tan distinto que parecen vivir en dos mundos separados. Cada uno de ellos nos cuenta una historia diferente, por lo que se hace cada vez más urgente aprender a diferenciarlos.

Para construir el armograma de los siete planetas he sumado los porcentajes de desviación respecto de los valores esperados en todas las combinaciones posibles de pares de planetas dentro de cada armónico. Al proceder de esta forma, las desviaciones de igual magnitud pero de signo contrario se cancelan mutuamente. Si, por ejemplo, en el primer armónico Marte del hombre en conjunción con Marte de la mujer aparece con una frecuencia de un 12 por ciento por encima de lo esperado, mientras que Marte del hombre en conjunción con Mercurio de la mujer aparece con una frecuencia de un 12 por ciento por debajo de lo esperado, la suma de estos dos porcentajes da cero. Por tanto, el resultado final de sumar todos los porcentajes es el residuo (positivo o negativo) que ha sobrevivido a todas las comparaciones. Esto nos permite saber si, en un armónico dado, se han dado más desviaciones positivas que negativas o al contrario, pero no nos da automáticamente un índice del grado de actividad de ese armónico.

Si en un armónico dado, las desviaciones son pequeñas, pero la mayoría de ellas van en la misma dirección (por ejemplo, casi todas un poco por encima de lo esperado), este armónico puede alcanzar una puntuación alta en el armograma. Otro armónico con desviaciones mucho más acusadas, pero con la mitad de ellas positivas y la otra mitad negativas, puede sufrir un efecto acumulado de cancelaciones mutuas y alcanzar una puntuación cercana a cero en el armograma. Sin embargo, de los dos armónicos, el más activo sería el segundo, porque cuanto más se desvían los valores obtenidos de los valores esperados más intenso es el efecto que cabe atribuir a las conjunciones de ese armónico. Podemos asumir que las conjunciones que presentan desviaciones positivas significativas van asociadas a fenómenos de atracción entre las personas involucradas o son, de alguna manera, estimulantes de cara a un posible vínculo conyugal. Por el contrario, las conjunciones que presentan desviaciones negativas significativas deben ir asociadas a fenómenos de repulsión o actuar como inhibidoras respecto de la posibilidad del matrimonio. Si una conjunción es inactiva en lo que se refiere a la elección del cónyuge, entonces no debería presentar desviaciones significativas, ni positivas ni negativas. Es interesante, por consiguiente, sumar por separado todas las desviaciones positivas por un lado y todas las negativas por otro en cada armónico, para conocer en qué medida estimula y en qué medida obstaculiza la formación de la pareja. El resultado de sumar solamente las desviaciones positivas en cada armónico es el que se muestra en el gráfico siguiente:


Vemos que el armónico 4 es el que presenta más desviaciones positivas y, por tanto, el que más contribuye a "empujar" hacia el vínculo matrimonial. Le siguen el 9, el 5 y el 2. El que presenta menos conjunciones "atractivas" es el armónico 1. Si disociamos esta información por intervalos, como hicimos con el primer armograma, nos encontramos con la siguiente situación:


Ahora es el intervalo 1 del armónico 5 el que alcanza el registro más alto, aunque por escaso margen sobre los intervalos 1 de los armónicos 4 y 7. Algunos quintiles y biquintiles se cuentan, por tanto, entre los aspectos más decisivos para favorecer el compromiso matrimonial. El intervalo 27 del armónico 1 es el que "empuja con menos fuerza", lo que indica que las conjunciones que favorecen el matrimonio escasean cuando el planeta de la mujer precede al del hombre.

Tomaremos ahora las desviaciones negativas, para ver en qué medida cada armónico contiene conjunciones de planetas que tienden a actuar como factores disuasorios ante la posibilidad del matrimonio.


Vemos que el armónico 1 es el que contiene las combinaciones de planetas que reducen más la probabilidad del matrimonio. También es el que menos contribuye a aumentarla. Aunque entre ambas cosas existe cierta relación, porque las conjunciones que se desvían negativamente no pueden ya ser contabilizadas en el registro de desviaciones positivas, no necesariamente una cosa implica la otra, ya que además del número de conjunciones que se desvían en cada sentido también interviene la magnitud de la desviación de cada una. Esto es lo que hace posible que, por ejemplo, el armónico 5, puntúe alto tanto en el gráfico de desviaciones positivas como en el de desviaciones negativas. En efecto, a cierta distancia del armónico 1, le siguen los armónicos 13, 5, 11 y 6 como los que contienen más contactos disuasorios o bien los contactos más disuasorios (que no es exactamente lo mismo). Los armónicos 12 y 8 son los que contienen menos conjunciones "problemáticas" (o las conjunciones menos problemáticas) , algo que parece implicar hasta cierto punto que aspectos como el quincuncio, la semicuadratura o la sesquicuadratura se cuentan entre los que generan menos resistencia.

Si disociamos la información por intervalos obtenemos el gráfico siguiente:


El mayor poder disuasorio o de inhibición corresponde al intervalo 27 del armónico 1 (conjunciones en las que el planeta de la mujer se sitúa antes que el del hombre). Le siguen el intervalo 27 del armónico 11 y los intervalos 1 de los armónicos 6 y 13. El menor poder de disuasión corresponde a los primeros intervalos de los armónicos 8 y 4, justamente los que contienen los aspectos llamados tensos o estimulantes.

Si sumamos las desviaciones positivas y negativas omitiendo el signo menos de estas últimas, obtendremos una especie de índice de actividad de cada armónico, porque cuanto más se aparten los valores obtenidos de los esperados tanto más "sensible" se muestra ese armónico respecto del asunto investigado, ya sea para fomentarlo o para eludirlo, de modo que sus aspectos asociados pueden ser los más decisivos. El resultado de esta suma se muestra en el siguiente gráfico:


El armónico 5 es el que, en conjunto, se aparta más de los valores esperados. Por tanto, sus aspectos asociados, quintiles y biquintiles, son los que parecen tener una mayor relevancia o poder de decisión en el proceso de elección del cónyuge, unas veces para impulsarlo y otras para frenarlo, dependiendo de los planetas implicados en cada caso. Le siguen el 4 y el 9.

Desglosando por intervalos  tenemos:


El primer intervalo del quinto armónico es el que más se desvía de los valores esperados. Así pues, la perdida de pujanza del quinto armónico respecto de los resultados obtenidos en el armograma de las luminarias se ve compensada con un mayor poder de decisión, que le devuelve el protagonismo. 


© Julián García Vara, junio, 2011

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