martes, 6 de noviembre de 2012

Cinco mil direcciones de muerte... o no.


En las dos últimas entradas de este blog me he referido a una investigación personal sobre las direcciones simbólicas vigentes en la fecha de la muerte de 320 personas. He dado ya alguna información sobre las direcciones observadas por la clave 1440 (0º 15' por año). Abordaremos ahora una visión de conjunto que abarque también las direcciones observadas por la clave 360 (1º por año) y 840 (0º 25' 43" por año). Con los planetas, aspectos y orbes definidos ya en las entradas anteriores, el total de direcciones encontradas por las tres claves seleccionadas es de unas cinco mil, aproximadamente. Los datos exactos se ofrecen en la tabla I.

Tabla I

Las direcciones de los planetas a sus propias posiciones radicales no las vamos a tener en cuenta al comparar unas claves con otras, por varias razones. En primer lugar, porque introducen un desequilibrio entre claves, ya que en cada una de ellas las oportunidades de formación de este tipo de direcciones es diferente. No se ha observado ninguna por la clave 1440, debido a que a la velocidad de 0º 15' por año la primera dirección posible de un planeta a su propia posición radical (semisextil) no se produce hasta la edad de 120 años. Por la clave 840 el semisextil se produce a la edad de 70 años y la semicuadratura a la edad de 105, quedando todos los demás aspectos muy por encima de las expectativas de vida más optimistas. Por la clave 360 son posibles los semisextiles (30 años), las semicuadraturas (45 años), los sextiles (60 años), los quintiles (72 años) y las cuadraturas (90 años). Esto da una sensible ventaja a la clave 360 respecto de las otras dos. En segundo lugar, las direcciones de los planetas a sus propias posiciones radicales se producen de forma masiva (en este caso, de diez en diez), porque cada vez que un planeta cualquiera forma un aspecto todos los demás planetas lo forman al mismo tiempo. En tercer lugar, estas direcciones se producen a la misma edad en la vida de todas las personas.

En cuanto a las direcciones que se forman entre dos planetas diferentes, podemos ordenarlas de diversas maneras para tratar de extraer de ellas alguna información útil. Para empezar, he calculado en qué grado se desvía cada planeta de la media de direcciones en cada una de las tres claves seleccionadas, sin tener en cuenta, en un primer momento, el tipo de muerte. Después he sumado estas desviaciones, para aglutinar todos los datos en una visión de conjunto. El resultado se muestra en la figura 1. 

Figura 1

Adviértase que se trata de una suma de porcentajes de desviación y no de un promedio. La Luna alcanza el mayor grado de desviación positiva (10%), lo que significa que es el planeta que interviene en mayor número de direcciones, sin tener en cuenta si lo hace como planeta radical que recibe la dirección o como planeta en movimiento que forma una dirección con otro planeta natal. Le siguen Júpiter y Plutón (6%). El planeta que interviene en menor número de direcciones es Neptuno (-9%), seguido de Marte (-6%) y de Saturno (-4%).

Si distinguimos entre las direcciones que forma cada planeta en movimiento y las que recibe como planeta radical la figura 1 se transforma en la figura 2.

Figura 2

Lo primero que llama la atención ante este cambio de perspectiva es que Urano ha pasado de ser uno de los tres planetas que menos se desviaban de la media a ser el planeta con mayores desviaciones. Cuanto más se desvíe de la media un planeta tanto más probable es que tenga algo que ver con el asunto investigado, ya sea porque contribuye a producirlo (si la desviación es positiva) o porque ayuda a evitarlo (si la desviación es negativa). En este caso, Urano presenta una acumulación de desviación positiva del 22% como planeta natal que recibe direcciones y una acumulación de desviación negativa del 19% como planeta en movimiento que forma direcciones. Dicho de otra manera, la probabilidad de que se produzca la muerte aumenta cuando Urano natal recibe direcciones por alguna de estas claves, pero disminuye cuando es Urano dirigido el que forma aspecto a otro planeta natal. Algo semejante sucede con Venus, aunque con menor intensidad. Con Neptuno y Mercurio ocurre lo contrario: hay menos muertes cuando estos planetas natales reciben direcciones, pero hay más cuando las forman como planetas dirigidos.

¿Es legítimo sumar direcciones obtenidas por claves diferentes? Si la intensidad de una dirección fuera la misma en cada una de las distintas claves y, además, no existiesen diferencias cualitativas entre unas claves y otras, el procedimiento sería perfectamente legítimo. Pero hay razones lógicas y matemáticas y -según veremos más adelante- también datos empíricos para apostar por la diferencia de intensidad. Tomaremos, por tanto, con precaución estos primeros datos y trataremos de aclarar un poco más las cosas introduciendo progresivamente diferentes distinciones.

He dicho que la figura 1 muestra el resultado de sumar los porcentajes de desviación de las tres claves seleccionadas, sin distinción de categorías. En la figura 3 vemos las magnitudes de esos porcentajes antes de sumarlos.

Figura 3

Ahora podemos ver que la ventaja obtenida por la Luna sobre los demás planetas se debe exclusivamente a sus direcciones por la clave 840, ya que en las otras dos los valores observados coinciden con la media. Plutón sólo se destaca por la clave 1440. La mayor desviación se produce por la clave 840 (Luna, +10%), la segunda mayor por la clave 1440 (Plutón, +8%) y la tercera de nuevo por la clave 840 (Marte, -7%), que es también la clave que tiene la desviación media más alta (4,1 frente a 2,5 y 2,1 de las claves 1440 y 360 respectivamente). Por el momento, pues, la clave 840 se está mostrando como la más fuerte de las tres y la 360 como la más débil. Esto es precisamente lo que predice la teoría de la equivalencia de pares, que asigna un peso de 94 puntos a la clave 840, de 82 a la clave 1440 y de 52 a la clave 360. 

Sin embargo, el hecho de que en cada clave se destaquen planetas diferentes no parece, en principio, un buen aval para el método de las claves múltiples de dirección, a menos que asumamos que las diferencias de velocidad conllevan también diferencias cualitativas que hacen que cada clave sea más o menos afín o más o menos sensible a la naturaleza de unos u otros planetas o de unos u otros asuntos. Ya Carter, al asociar la clave 1440 con la muerte, empieza a caminar -con más o menos acierto, que esa es otra cuestión- por la vía de la caracterización cualitativa de las claves. Si se obtuviera un éxito razonable en el intento de asociar cada  clave de dirección -o al menos algunas de ellas- con una clase determinada de sucesos o con algunas ideas directrices, el método resultaría mucho más útil, más específico y más fácil de aplicar y, sin duda, ganaría adeptos. Por ahora, debemos contentarnos con seguir examinando los datos disponibles para ver si aportan alguna nueva luz.

En la figura 4 se muestra la aportación de cada una de las tres claves de dirección seleccionadas a la desviación respecto de la media de cada uno de los planetas en movimiento. Cada cilindro de esta figura se corresponde con una de las secciones rojas de los cilindros de la figura 2.

Figura 4

La mayor desviación se da ahora por la clave 1440 (Plutón, +15%), la segunda mayor desviación se produce por la clave 840 (Luna, +12%) y la tercera por la 360 (Mercurio, +9%). Las mayores desviaciones negativas se dan también por las dos claves más lentas (Júpiter y Urano, -8% por la clave 1440 y otra vez Urano -8% por la clave 840). De nuevo la clave 360 es la que menos se hace notar. Sin embargo, la desviación media es aquí prácticamente la misma para las tres claves: 5,7 para las claves 360 y 840 y 5,8 para la clave 1440.

En la figura 5 desarrollamos por claves las secciones azules de los cilindros de la figura 2. Nos ocupamos, pues, aquí, de los planetas natales que reciben direcciones por cada una de las tres claves seleccionadas.

Figura 5

Ahora las tres mayores desviaciones se producen por la clave 840 (Neptuno -17%, Urano +14% y Marte -10%). Cuatro de las cinco mayores desviaciones positivas se dan por la clave 840 y una por la 1440. Las tres mayores desviaciones negativas se dan por la clave 840. Con estos datos no es de extrañar que la desviación media de la clave 840 supere ampliamente a la de las otras dos, alcanzando un valor de 8,4 frente a 4,2 para la 1440 y 3,5 para la 360 que, una vez más, es la que sale peor parada. En la figura 6 se muestran las mismas desviaciones de la figura 5 aglutinadas por claves.

Figura 6

El dominio de la clave 840 en este apartado es palmario y podemos presentarlo como prueba empírica en favor de la potencia de esta clave de dirección. Puesto que estas desviaciones se han hallado en el estudio de un conjunto de fechas de muerte, la clave 840 acredita más derechos que la clave 1440 para reclamar el título de "medida de la muerte" que Carter asignó a esta última. Sin embargo, antes de dar un paso como ese será necesario observar el comportamiento de la clave 840 en otros contextos, porque si también en relación con otros asuntos se observan desviaciones similares a éstas lo que quedará puesto de relieve es la potencia general de la clave y no su vinculación particular con la muerte o con algún otro tema. Por ahora no he usado esta clave para investigar otras cuestiones, pero lo que sí podemos ya hacer es comprobar si la clave 840 se muestra especialmente activa en relación con alguna de las cuatro categorías de muerte usadas aquí para clasificar los datos. La figura 7 contiene información que nos puede ayudar a decidir esta cuestión.

Figura 7

Aquí la suma de porcentajes de desviación se ha efectuado sin signo. De este modo, un valor alto no significa necesariamente un elevado número de direcciones, sino una notable desviación respecto de la media ya sea por exceso, por defecto o por ambas cosas a la vez. Obtenemos así una medida de la relevancia de cada clave. 

La clave 840 sólo se muestra netamente superior a las otras dos en la categoría de muertes naturales. No es débil en ninguna de las demás categorías, pero en los suicidios se ve superada por la clave 1440. En muertes por accidente y en víctimas de homicidio ocupa el primer lugar en cuanto a la importancia de las direcciones recibidas por los planetas radicales, pero en ambos casos se ve superada por la clave 1440 en cuanto a la importancia de las direcciones formadas por los planetas dirigidos. En tres de las cuatro modalidades de muerte, la clave 840 obtiene la máxima acumulación de porcentajes de desviación tomando como referencia los planetas que reciben las direcciones. La clave 360 es la única que no lidera ninguna de las clasificaciones. Esto puede deberse a que es la más débil de las tres o bien a que es la que menos relación guarda con la muerte, o a una combinación de ambas cosas.

Evidentemente el número de direcciones recibidas por los planetas natales por una clave cualquiera es siempre el mismo que el número de direcciones formadas por los planetas dirigidos por esa misma clave. Es la forma más o menos equitativa en que se distribuyen esas direcciones entre los diferentes planetas lo que marca la diferencia. Necesitamos, pues, saber qué ocurre exactamente con cada uno de los planetas en cada una de las claves y en cada una de las clases de muerte y de eso nos ocuparemos en las próximas entradas. Aquí nos hemos concentrado en la perspectiva más general, que es al mismo tiempo la más segura -puesto que se basa en mayor número de observaciones- y la menos informativa -porque sacrifica el mayor número de detalles. 

Las aproximadamente cinco mil direcciones que han servido de base a esta investigación pueden considerarse "direcciones de muerte" porque estaban vigentes en las fechas de los decesos, pero es evidente que esto no autoriza a atribuirles a todas ellas algún tipo de participación en lo acontecido. Lo más probable es que sólo aquellas que se integran en los mayores grupos de desviaciones positivas tengan algo que ver con el asunto, pero incluso éstas sólo pueden relacionarse de forma indirecta, como representativas de diferentes condiciones de tipo general que se prolongan durante meses o años y dejan a la persona más o menos vulnerable respecto de cierto tipo de amenazas. Por otra parte, las direcciones no actúan solas, sino en combinación con los tránsitos, las revoluciones, las progresiones y todas las demás técnicas válidas de prognosis, las cuales pueden acentuar o anular la tendencia de una dirección.

© 2012, Julián Garcia Vara

Continúa en Muertes naturales

No hay comentarios:

Publicar un comentario