¿Qué papel juega Venus en el conjunto de relaciones angulares entre planetas natales de personas casadas entre sí? Con ayuda de los datos natales de los 2823 matrimonios de la muestra recogida por los Gauquelin que venimos investigando desde hace tiempo en este blog, trataremos de establecer una estimación de base empírica que permita perfilar una respuesta.
Venus del hombre
Insertamos, en primer lugar, la tabla completa de desviaciones de los valores observados respecto de los valores esperados, expresadas en porcentajes, para todas las combinaciones de Venus del hombre con los siete planetas clásicos de la mujer en los trece primeros armónicos.
Venus del hombre en contacto con los siete planetas de la mujer
en los trece primeros armónicos
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A continuación, facilitaremos un despliegue gráfico de estos mismos datos, para que la percepción directa de las fluctuaciones sirva de apoyo visual a su comprensión.
Porcentajes acumulados de desviaciones de v.o. respecto de v.e.
de Venus del hombre en contacto con planetas de la mujer
en los trece primeros armónicos.
En una primera aproximación, tal como se aprecia en el gráfico mostrado arriba, parece que Venus del hombre responde positivamente sobre todo al Sol, Mercurio, Júpiter y Marte de la mujer, y que puede tener algunos problemas con Saturno y con la Luna de la mujer, pero sobre todo con el propio Venus de la mujer. Los problemas entre Venus del hombre y Venus de la mujer alcanzan su máximo nivel en el armónico 3, lo que implica que los trígonos entre los Venus de ambos son el contacto con más poder de disuasión respecto de la posibilidad del compromiso matrimonial de todo el cuadro. A primera vista es un dato bastante sorprendente, que choca diametralmente con lo que la mayoría de los libros de sinastría nos invitan a esperar. Davison, por ejemplo, escribe:
Cuando Venus en el horóscopo de una persona está en aspecto favorable con Venus de otra persona, se forma un lazo de comprensión que fomenta el desarrollo de una camaradería feliz y una consideración afectuosa hacia las necesidades del otro. Los gustos y aversiones de la pareja raras veces chocarán [Ronald Davison, Sinastría, 1983]
y Schulman [Relaciones Kármicas, 1984] se expresa en términos parecidos, añadiendo que "puede surgir una sana asociación o matrimonio a través de un sentido de decencia y una moralidad común". Si esto es así ¿por qué el número de matrimonios con estos aspectos no sólo no supera las expectativas que le señala la teoría de la probabilidad, sino que queda un 16 por ciento por debajo de lo normal?
No debemos tomarnos demasiado en serio lo que declaran los libros de astrología sobre las relaciones de pareja, porque la mayoría de ellos son meramente especulativos y no se basan en absoluto en una amplia experiencia de observación de parejas reales. Emplean expresiones como "es probable", "puede ocurrir que", "a menudo", "en ocasiones" y otras por el estilo que dejan un amplio margen a la incertidumbre y permiten entrever que los autores no saben realmente de qué están hablando. Esto lo confirma, además, el hecho de que cualquier persona con unos conocimientos básicos sobre astrología que, sin embargo, nunca haya experimentado con ninguna técnica de comparación de cartas aplicada sobre parejas reales, puede formarse una idea bastante aproximada y certera de lo que cualquiera de estos libros va a decir sobre un aspecto determinado desde antes de leerlo. Si partimos de la base de que Venus se considera un planeta benéfico y de que el trígono se considera un aspecto favorable ¿cómo podría crear ningún tipo de problema un trígono entre Venus de una persona y Venus de la otra? Pero he aquí que las personas reales sin conocimientos de astrología, que se guían por sus propias inclinaciones, parecen tener tan atrofiado su instinto y su buen sentido que prefieren unir sus vidas a quienes tienen planetas en cuadratura con sus Venus y evitar a quienes los tienen en trígono. En efecto, como veremos más adelante, tanto en el caso de Venus del hombre como en el caso de Venus de la mujer, el armónico 4 es, con diferencia, el que más se destaca entre los 13 primeros, lo que significa que ningún aspecto de Venus impulsa tanto a la gente hacia el matrimonio como la cuadratura. Pero como los libros de sinastría no se escriben desde un conocimiento de primera mano del comportamiento de las parejas reales ni se documentan previamente con los datos de ninguna investigación estadística, sino que se nutren principalmente de un simple juego de asociación de ideas absolutamente previsible, se permiten afirmar, como hace Davinson a propósito de las cuadraturas de Venus que "la mutua consideración amistosa (...) es muy probable que disminuya" o, como dice Schulman, que "este aspecto es difícil para el mantenimiento de una relación duradera". ¿Por qué -podemos preguntarnos- si el aspecto es tan difícil para las relaciones duraderas lo encontramos con más frecuencia que ningún otro en nuestra muestra de casi tres mil parejas que duraron lo suficiente como para casarse y engendrar varios hijos juntos? Cuando estos autores afirman esas cosas, lo que tienen en mente es la idea de que la cuadratura es "un aspecto tenso, difícil o desfavorable". Por tanto, si se encuentran con cuadraturas en una comparación de cartas de una pareja real aparentemente bien avenida, rebuscarán cualquier cosa que no vaya del todo bien para poder achacársela al aspecto. Y si no la encuentran, dirán que es cuestión de tiempo, que es sólo el deseo sexual lo que los mantiene unidos y no un verdadero afecto, y que los problemas aparecerán cuando los apetitos carnales disminuyan.
Dada la labilidad del lenguaje astrológico y su versatilidad de recursos, es prácticamente imposible para un astrólogo librarse de una idea equivocada simplemente porque no concuerda con unos cuantos ejemplos observados. Dudará de todo antes que de su idea. Pero es de esperar que si el astrólogo es sensato y lo que contradice su idea no son unos cuantos ejemplos sueltos, sino una gran masa de datos sometida a un análisis estadístico riguroso, se plantee, cuando menos, la posibilidad de contemplar algunas alternativas a su modo habitual de considerar el asunto. Bajo mi punto de vista, es equivocado pensar que ciertos planetas o ciertos aspectos son "buenos" o "malos" per se, aunque sí pueden ser buenos o malos para algo o para alguien. Los datos de nuestro estudio parecen indicar que, en términos generales, las cuadraturas de Venus son buenas para el matrimonio, pero los trígonos de Venus no lo son. Por el momento, tenemos que detenernos aquí, porque ahora estamos simplemente en una fase de exploración estadística; pero tan pronto como la concluyamos, el siguiente paso será tratar de averiguar cómo y por qué las cuadraturas de Venus favorecen los vínculos matrimoniales y los trígonos no.
Los malos resultados de Venus del hombre en contacto con Venus de la mujer no dependen sólo del armónico 3 (trígonos) sino también del armónico 5 (quintiles y biquintiles) y de algunos otros. En efecto, Venus no parece sentirse muy a gusto en el armónico 5, ni en el caso del hombre ni en el de la mujer. Las razones que me impulsaron a relacionar a Venus con el armónico 5 en este mismo blog, en la entrada titulada Venus y el quinto armónico, generaron en mí ciertas expectativas en el sentido de que los quintiles y biquintiles de Venus podrían dar muy buenos resultados en las relaciones de pareja; pero los datos muestran, más bien, todo lo contrario.
Los buenos resultados de los contactos de Venus del hombre con el Sol y con Mercurio de la mujer se deben, sobre todo, al armónico 4 en ambos casos. Este armónico se destaca también en los contactos entre Venus del hombre y Marte de la mujer, pero en este caso es el armónico 2 el que alcanza las cifras más prominentes. De hecho, la combinación que da mejores resultados de todas las posibles entre Venus del hombre y uno cualquiera de los siete planetas clásicos de la mujer es la oposición de Venus del hombre con Marte de la mujer. Aunque la oposición se incluye normalmente en la nómina de los "aspectos difíciles", algunos libros de sinastría admiten que puede funcionar bien en el caso del matrimonio, porque este aspecto guarda cierta analogía con el signo de Libra y con la casa 7. En efecto, la oposición consiste en una distancia angular de 180 grados, y esa es la misma cantidad de grados que separan el comienzo del zodiaco en 0º de Aries del comienzo del signo de Libra y también la misma que separa al Ascendente del Descendente o cúspide de la casa 7, tradicionalmente asociada al matrimonio.
Otro contacto que presenta un resultado excepcionalmente bueno es el de Venus del hombre con Saturno de la mujer en el armónico 11 (onciles -32º 44'- y sus múltiplos), pero sobre este armónico y su serie de aspectos asociada hay todavía muy poca literatura y ninguna en absoluto en lo que se refiere a sus aspectos por sinastría. El dato es especialmente llamativo si tenemos en cuenta, además, que en la mayor parte de los otros armónicos el contacto de Venus del hombre con Saturno de la mujer da resultados negativos o neutros; las únicas excepciones son el armónico 4 (cuadraturas) y el 11 (onciles).
Hasta aquí no hemos tenido en cuenta el orden de los factores, pero si lo hacemos y separamos los contactos en los que Venus del hombre se sitúa antes que un planeta de la mujer de aquellos en que se sitúa después, el panorama general es el que muestra el siguiente gráfico:
Contactos de Venus del hombre con los siete planetas
de la mujer en los trece primeros armónicos.
A la izquierda, los contactos en los que Venus del hombre
va antes que el planeta de la mujer. A la derecha los contactos
en los que Venus del hombre va después que el planeta de
la mujer. Cada banda de color representa al planeta cuyo
glifo mostrado abajo comparte el mismo color.
Vemos que en las relaciones entre Venus del hombre y el Sol o Mercurio de la mujer los resultados son positivos y semejantes en cualquier orden relativo, pero con los demás planetas no sucede lo mismo. Venus del hombre situado antes que Júpiter de la mujer da muy buenos resultados, pero no si se sitúa después. Con respecto a Marte de la mujer sucede lo contrario: los resultados son muy buenos sólo cuando Marte de la mujer se sitúa antes que Venus del hombre. Las relaciones entre Venus del hombre y Venus de la mujer dan malos resultados en cualquiera de las dos posiciones relativas, pero son mucho peores cuando Venus de la mujer se sitúa antes que Venus del hombre. Algo semejante sucede entre Venus del hombre y Saturno o la Luna de la mujer.
Cuando Venus de la mujer se sitúa antes que Venus del hombre presenta un déficit del 24 por ciento en el armónico 2 (oposiciones), del 19 por ciento en el armónico 5 (quintiles y biquintiles), del 17 por ciento en el armónico 3 (trígonos) y del 10 por ciento o menos en los demás armónicos, salvo el 6 y el 12.
Aunque Venus en general da malos resultados en los armónicos 5 y 10 con casi todos los planetas, hay, no obstante, algunas notables excepciones. Si Venus del hombre se sitúa antes que Júpiter de la mujer en cualquiera de estos dos armónicos, los resultados son excelentes. Y todavía mejores si Marte del hombre se sitúa antes que Venus de la mujer en el quinto armónico. Pero este último dato no corresponde a este apartado, por lo que lo volveremos a mencionar más adelante.
En el gráfico siguiente se muestra la importancia relativa de los trece primeros armónicos en los contactos de Venus del hombre con los planetas de la mujer, sin considerar el orden de los factores:
Contactos de Venus del hombre con planetas de la mujer
en los trece primeros armónicos
El armónico 4 y, con él, las cuadraturas, se destaca claramente sobre todos los demás. Le siguen los armónicos 8 y 2, que junto con el 4 acaparan los principales aspectos habitualmente considerados como "duros" o "difíciles": oposiciones, cuadraturas, semicuadraturas y sesquicuadraturas. Tras ellos vemos al armónico 11. Los peores resultados se dan en los armónicos 5, 13 y 10.
Si separamos las conjunciones armónicas por intervalos, la distribución queda como sigue:
Contactos de Venus del hombre con planetas de la mujer
en el intervalo 1 (en rojo) y en el intervalo 27 (en azul)
en los trece primeros armónicos
Encontramos aquí de nuevo un patrón que ya nos resulta conocido, por haberlo encontrado antes en relación con otros planetas. Cuando el planeta del hombre se sitúa antes que el de la mujer, los mejores resultados se obtienen en los armónicos asociados con los aspectos considerados "duros", es decir, los que participan de la serie de las potencias de 2. Pero cuando el planeta de la mujer se sitúa antes que el del hombre, los mejores resultados se obtienen en el armónico 3 y en sus múltiplos, que son los asociados con los aspectos considerados "blandos". En este caso, sin embargo, el armónico 4 obtiene buenos resultados en los dos intervalos, y esto es lo que le permite encumbrarse sobre todos los demás.
Cuanto más intensa sea la respuesta de Venus del hombre a un planeta de la mujer, tanto más se desviarán los valores observados de los esperados. Básicamente podemos contemplar tres escenarios para cada contacto entre un planeta del hombre y uno de la mujer: la atracción, la repulsión y la indiferencia. La atracción debe reflejarse en desviaciones positivas significativas, la repulsión en desviaciones negativas significativas y la indiferencia en desviaciones pequeñas en cualquier sentido o nulas. Podemos, por tanto, obtener una estimación del tipo de reacción general de Venus del hombre a cada planeta de la mujer sumando por separado las desviaciones positivas y las negativas en todos los armónicos. El resultado de esta operación es el que se muestra en el gráfico siguiente:
Desviaciones positivas (en verde) y negativas (en rojo)
de Venus del hombre con los planetas de la mujer
Puesto que el cilindro de mayor altura es el correspondiente a Mercurio, podemos interpretar que, en esta muestra, Venus del hombre experimenta su reacción más intensa ante Mercurio de la mujer. Como aproximadamente tres cuartas partes de este cilindro corresponden a la sección verde, la reacción es sobre todo de atracción. Además, puesto que ninguna otra sección verde de los otros cilindros alcanza una cifra tan alta como la de Mercurio, podemos concluir que ningún otro planeta ejerce un efecto de atracción sobre Venus del hombre mayor que el de Mercurio de la mujer.
Puesto que el cilindro de menor altura es el correspondiente a Júpiter, cuya longitud es aproximadamente la mitad que la del correspondiente a Mercurio, podemos interpretar que la reacción de Venus del hombre ante Júpiter de la mujer es, en términos generales, la menos intensa o la que más se acerca a la indiferencia. No obstante, en la medida en que hay respuesta, ésta es predominantemente de atracción, porque la sección verde se extiende por cuatro quintas partes del cilindro.
El cilindro correspondiente a Venus es el que contiene la sección roja de mayor longitud, de donde podemos deducir que la reacción fundamental de Venus del hombre al contacto con Venus de la mujer es de repulsión. También es el que contiene la sección verde más pequeña, lo que significa que la atracción es mínima o nula. Sólo hay otros dos planetas cuyas secciones rojas son mayores que las verdes: Saturno y la Luna.
El cilindro correspondiente al Sol está teñido casi enteramente de verde, pero por longitud es el segundo más bajo. Esto indica que la respuesta de Venus del hombre al Sol de la mujer se da casi exclusivamente en forma de atracción, sin resquicios para el rechazo, pero con una intensidad que no se desborda. Con Marte, el nivel de atracción es parecido al del Sol, pero en este caso convive con cierto margen de repulsión.
Si separamos los datos por intervalos, este cuadro sufre algunas alteraciones. Cuando Venus del hombre se sitúa antes que un planeta de la mujer, los resultados quedan así:
Desviaciones positivas (en verde) y negativas (en rojo)
de Venus del hombre con los planetas de la mujer en el intervalo 1
En esta situación, la mayor atracción se produce con Júpiter, seguido de cerca por Mercurio. Con Marte y Venus las respuestas son intensas, pero ambivalentes, con mayor carga repulsiva que atractiva. También ambivalentes, pero más débiles, son las respuestas a Saturno y a la Luna. Por último, con el Sol la respuesta sigue siendo casi totalmente de atracción, pero de baja intensidad.
Si atendemos ahora a los contactos en los que un planeta de la mujer se sitúa antes que Venus del hombre, la situación queda como sigue:
Desviaciones positivas (en verde) y negativas (en rojo)
de Venus del hombre con los planetas de la mujer en el intervalo 27
Lo más destacable aquí es algo que ya se comentó más arriba: el notable efecto de repulsión entre Venus del hombre y Venus de la mujer cuando este último se sitúa antes que aquél. La respuesta es intensa y aversiva y también sucede algo muy semejante entre Venus del hombre y la Luna de la mujer. Saturno sigue la misma línea, aunque con algo menos de intensidad. Sin embargo, la respuesta es de atracción con Marte, Mercurio y el Sol; y más tibia, ambivalente y débil con Júpiter.
En los dos gráficos siguientes se condensa toda la información dada hasta ahora sobre los contactos de Venus del hombre con los siete planetas de la mujer:
Contactos entre Venus del hombre y planetas de la mujer
en los trece primeros armónicos, organizados por planetas.
(pulse sobre el gráfico para verlo ampliado)
Contactos entre Venus del hombre y planetas de la mujer
en los trece primeros armónicos, organizados por armónicos.
(pulse sobre el gráfico para verlo ampliado)
* Si necesita ayuda para comprender el significado de estos gráficos y tablas consulte las siguientes entradas:
© Julián García Vara, agosto, 2011
Continúa en:
Venus en el matrimonio. Armónicos y aspectos (2)
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