lunes, 7 de diciembre de 2009

Tauro, Nietzsche y el eterno retorno.





Como Gauguin, tampoco Nietzsche tenía ningún planeta en Tauro; en su caso, ni siquiera en la carta heliocéntrica. Puede parecer que el signo de Tauro no es adecuado para reflejar un espíritu tan demoledor como el suyo, quien dijo de sí mismo "yo no soy un hombre, soy dinamita". Pero esto tenía más que ver con la oposición de su Sol con Plutón, que en la carta heliocéntrica se ve como una perfecta alineación de Plutón con la Tierra. Por otra parte, lo que Nietzsche quería demoler era la síntesis de filosofía socrático-platónica con el cristianismo, precisamente para hacer sitio a una propuesta filosófica en la que los valores típicos de Tauro asumen casi todo el protagonismo. El mundo de las ideas de Platón y la vida ultraterrena del cristianismo son para Nietzsche espejismos de los que se vale el alma atormentada de los débiles para escapar de la tierra y negar la vida.

"¡Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles a la tierra y no creáis a los que hablan de esperanzas sobrenaturales! Son envenenadores, lo sepan o no.

Así se expresa Nietzsche en Asi habló Zaratustra [trad. Alianza Editorial, p. 34] y Eugen Fink comenta sobre esto:

"El hombre (...) ha usado y abusado de la tierra para adornar la imagen del más allá (...) Al renunciar a la tierra, ha abusado de ella. El superhombre (...) devuelve a la tierra lo que ella había prestado y lo que se le había robado, renuncia a todos los sueños ultramundanos y se vuelve a la tierra con la misma pasión que antes dedicaba al mundo de los sueños (...) hacia la Gran Madre, hacia la tierra de anchos senos; en ella tiene el límite, el contrapeso que elimina todas las proyecciones hacia fuera. Al reinstalarse la existencia humana en la tierra (...) adquiere, a pesar de todos los riesgos, una estabilidad última (...) la tierra es el último criterio" (E. Fink, La filosofía de Nietzsche, pp. 81-86)

La filosofía de Nietzsche se desarrolla integramente en la última fase Tauro del ciclo de Sofía, la que va desde 1870 a 1910, aproximadamente. Las primeras obras importantes de Nietzsche se publican en el mismo año de 1870: El nacimiento de la tragedia en el espíritu de la música y La visión dionisíaca del mundo. Dionisos o Baco, en cuyo honor se celebraban las bacanales, es adoptado por Nietzsche como su segundo nombre.



Auguste Levêque (1866-1921), Bacchanalia

Dionisos representa un rotundo sí a la vida con todo lo que conlleva: "el orgullo, la alegría, la salud, el amor sexual, la enemistad, la guerra, la voluntad de poder, la gratitud a la tierra, el placer, la construcción y la destrucción. Aparta de sí la idea paralizante de la muerte (aleja el aguijón de Escorpio) y se entrega a la alegría de vivir sin freno, transfigurando los viejos valores y creando otros nuevos.




Henri Matisse, La alegría de vivir, 1906
"Todos los escritos posteriores a Así habló Zaratustra -sigue diciendo Fink, (op. cít. pp. 151-152) - están poseídos por la idea de la transmutación de todos los valores. Esto significa (...) que el pensamiento de Nietzsche transcurre por un cauce fijo de cuestiones (...) todos los problemas de la filosofía son para él problemas de valores"

En astrología, la función de valorar se asigna al elemento tierra en general, y más específicamente a Tauro y a la casa II. En un sentido superficial, esto se expresa en el interés que suelen tener los nativos de Tauro por el precio de las cosas, el cuál, si es justo, debe transparentar en términos cuantitativos su valor material. El valor moral de una acción coincide, según Nietzsche, con su valor para la vida. Bueno es todo aquello que aumenta la vitalidad y la sensación de poder.

Fidelidad a la tierra, espíritu dionisíaco y atención a los valores son tres temas centrales de la filosofía de Nietzsche que le conectan con el arquetipo astrológico de Tauro, pero hay un cuarto, no sé si el más importante, pero -a decir del propio Nietzsche- sí el más profundo, el más abismal: la teoría del eterno retorno de lo mismo.

"Vamos a suponer que cierto día o cierta noche un demonio se introdujera furtivamente en la soledad más profunda y te dijera:
Cursiva
-Esta vida tal como tú la vives y la has vivido tendrás que vivirla todavía otra vez y aún innumerables veces; y se te repetirá cada dolor, cada placer y cada pensamiento, cada suspiro y todo lo indeciblemente grande y pequeño de la vida (...) además todo se repetirá en el mismo orden y sucesión... Y hasta esta araña y este claro de luna entre los árboles y lo mismo este instante y yo mismo" (F. Nietzsche, La Gaya Ciencia)

"Yo mismo formo parte de las causas del eterno retorno. Vendré otra vez, con este sol, con esta tierra, con este águila, con esta serpiente -no a una vida nueva o a una vida mejor o a una vida semejante: -vendré eternamente de nuevo a esta misma e idéntica vida, en lo más grande y también en lo más pequeño, para enseñar de nuevo el eterno retorno de todas las cosas" (F. Nietzsche, Así habló Zaratustra, p.203)

Esta misma idea fue formulada por Pitágoras y sus discípulos muy probablemente durante la fase Tauro del ciclo de Sofía inmediatamente anterior a los sofistas.

"la doctrina de la repetición exacta de la historia (...) está documentada como pitagórica por Eudemo (quien escribe): "pero si se puede creer a los pitagóricos en que los mismos acontecimientos se repetirán individualmente, en que yo volveré a hablaros sosteniendo mi bastón y tal como estáis sentados ahora, entonces es razonable decir que el tiempo se repite." Porfirio también, en la breve lista de los dogmas que en su opinión pueden atribuirse con seguridad al mismo Pitágoras (...) cita la creencia de que "los mismos acontecimientos pasados vuelven a repetirse de un modo idéntico cíclicamente y nada es nuevo en sentido absoluto"
(Guthrie, Historia de la Filosofía Griega, t.I, p.269)

En tiempos de Nietzsche, la idea aparece también en diferentes versiones en Poincaré, en C. S. Peirce, en Blanqui (1872), en F. G. Vogt (1878) y en Gustave Le Bon (1881), entre otros.

"Enrique Poincaré creó el equivalente científico del mito del eterno retorno: cualquier sistema que siga las leyes de la mecánica newtoniana siempre regresará a su situación original. Este teorema de Poincaré parece relegar la flecha del tiempo (su irreversibilidad) a una mera ilusión"
(Fernando del Río, León Máximo, La flecha del tiempo, en "Cosas de la ciencia")

La idea misma del eterno retorno parece retornar cíclicamente, viajando en el vagón arquetípico del signo de Tauro. Hay una característica de este signo que puede "explicar" su receptividad a la idea del eterno retorno: la compulsión a la repetición. Sigmund Freud, que nació con el Sol en Tauro y publicó sus primeras obras importantes en la misma fase Tauro que Nietzsche las suyas, señala la compulsión a la repetición como una característica distintiva de las neurosis obsesivas. El neurótico trata de mantener a raya su ansiedad mediante pequeños ritos repetitivos. En el hombre sano, la repetición forma los hábitos, es decir, aquellas conductas que uno renueva constantemente, sin modificación sensible. Tauro, que no gusta de cambios, porque generan incertidumbre, ama lo habitual, lo que da seguridad. Por cierto, Sören Kierkegaard, que también nació con el sol en Tauro, es autor de una obra titulada La repetición.

El eterno retorno de lo mismo es la compulsión a la repetición llevada al paroxismo de la dimensión cósmica inmanente.

© 2009, Julián García Vara

2 comentarios:

  1. Sobre el "Eterno retorno" o reencarnación.

    Antes de nada decir que tengo Luna conjunto a Saturno en Tauro y en Casa XII. Mi Casa XII tiene interceptado a Tauro, es decir, la cúspide comienza en Aries y termina en Géminis.

    Hace unos meses leí en una contraportada de "La Vanguardia", en la que entrevistaban a un afamado científico, que con tono de visible pesadumbre comentaba que el universo se expande para luego contraerse y volver a otro Big Bang; así sucesivamente hasta el infinito. La posibilidad de que todo se repita era posible según teorías modernas.

    De todas formas, casi todo el mundo sabe que si eliminas el tiempo, o lo haces infinito, todo es posible.

    Hay una película llamada K-Pax, en la que justo al final de la película hace el protagonista este comentario, pero en un sentido "espiritual". Pongo el enlace de YouTube para verlo. Una vez que se te abra el vídeo, mueve el cursor hasta el minuto 9:10 (minuto 9, segundo 10)

    http://www.youtube.com/watch?v=9T4lsaYTQig


    Por otra parte, sobre la obra "Así habló Zaratustra", copié y transcribí párrafos y frases que me llamaron la atención y desearía compartir con vosotros/as:

    Dios ha muerto en manos de los mismos hombres que lo habían creado. Ahora bien, su sombra quizás se proyecte durante milenios; es una sombra en la que el hombre todavía se cobija. Esta muerte de Dios no cabe entenderla únicamente en un sentido cristiano. Dios es, como el superyó freudiano, la instancia en la que el hombre ha proyectado sus ideales, sus principios y sus reglas, sus objetivos y sus valores, a fin de otorgar coherencia y fin a la totalidad.

    El hilo que unía a Dios con el hombre se ha roto, y esto inaugura un tiempo nuevo, en el que el hombre debe hacerse finalmente responsable, abandonando su culpable ignorancia.

    Ser es una generalización del concepto de vivir; ser es querer, llegar a, convertirse en...; que son múltiples manifestaciones de la voluntad de poder.
    Donde hay vida hay voluntad de poder. La voluntad de poder se rige por el principio de superarse siempre.

    Los débiles son los que se alimenta de filosofías de resentimiento; desprecian la vida. Los fuertes aman la vida. [Teoría del super hombre.]

    El hombre moderno, enfermizo, cansado y decadente, debe dejar de inclinarse ante la divinidad y exigirse a sí mismo su propia elevación. Al mismo tiempo, debe aprender nuevamente a gozar de la tierra, para lo cual tiene que aprender también a soportar sin quejas el sufrimiento.

    - Amamos la vida no porque estemos habituados a vivir, sino porque estamos habituados a amar.
    - En el mundo jamás salen a flote las cosas buenas, a menos que alguien las represente: a tales actores el pueblo les llama grandes hombres (añado: y mujeres).
    - Frecuentemente nos creamos enemigos para disimular que somos vulnerables.
    - Quien se realize por completo muere victorioso.
    - Quien no pueda mandarse a sí mismo debe obedecer.

    Por último una entrevista a un Filósofo que habla sobre Nietzsche de forma amena con un toque morboso (sobre su vida personal):

    http://sites.google.com/site/quietuddearbol/entrevistas/nietzsche

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  2. En el lienzo de Auguste Levêque titulado "Bacchanalia" refleja a la perfección el mito de los misterios dionisíacos o bacanales, durante las cuales las mujeres y los hombres se consagraban a la orgía y la embriaguez.

    Me alegra ver esos lienzos tan llenos de sensualidad, característica muy Taurina.

    Espero impaciente tu artículo de Sagitario, aunque creo que llegará antes Acuario :P

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