domingo, 15 de noviembre de 2009

Mi carta no soy yo... ¡pero cómo se me parece!








En la entrada con la que inauguré este blog decía que una de las razones por las que mucha gente encuentra tan irresistible la lectura de los horóscopos de prensa es porque es la única sección del periódico que habla de ellos mismos. Todos sabemos, y los astrólogos antes que nadie, que eso no es verdad. Cualquier noticia económica o política de cierto calado tendrá más repercusiones reales en la vida del lector medio que cualquier cosa que le prometa su horóscopo del día, pero se trata de "repercusiones genéricas", de cosas que afectan a todo el mundo o a amplios colectivos y que, por eso mismo, le hacen sentir aún más agudamente su disolución en la masa anónima, su escasa relevancia en la toma de decisiones. El horóscopo seduce a sus lectores haciéndoles sentir que se dirige a ellos como individuos, con un mensaje específico para cada uno. En realidad el mensaje es el mismo para todos los nativos del mismo signo. Por eso los "astrólogos serios" insisten en que es necesario levantar la carta astral completa, que es única para cada individuo. Se suele decir esto, pero tampoco es totalmente cierto. No es muy común que dos personas nazcan en el mismo sitio, el mismo día y exactamente a la misma hora, pero tampoco es imposible, a veces ocurre, y en ese caso las dos personas tienen exactamente la misma carta astral. Son "gemelos ante los astros", pero, obviamente, no son la misma persona. De ahí se sigue que en la carta astral no está ni puede estar reflejado todo lo que uno es.

Por otra parte, no todo el mundo se siente tan feliz cuando desde la astrología se les intenta adjudicar una identidad prefabricada. Algunos protestan, con razón, contra las etiquetas y los estereotipos con los cuales muchos aficionados a la astrología intentan ahorrarse el esfuerzo de conocerles en su especificidad única. Por no hablar de los que usan los tópicos de la astrología como armas arrojadizas para sacar ventaja en las batallas dialécticas: "estás equivocado, tu aspecto mercurio-neptuno no te deja ver con claridad", "ese marte en el ascendente te hace tan egoísta", etcétera.

Entonces, ¿en qué quedamos?, ¿la astrología nos brinda una identidad o nos la escamotea? Pues ni lo uno ni lo otro. Tenemos un modo de ser, en parte bastante estable y en parte cambiante. La astrología puede ser utilizada para enfocar la percepción de nuestro modo de ser y de nuestro modo de evolucionar con más claridad, dirigiendo la atención hacia los aspectos clave y sugiriendo modelos dinámicos de lo que puede estar pasando. Stephen Arroyo, que fue psicólogo antes que astrólogo y ahora compagina ambas actividades, asegura que los procesos terapéuticos se aceleran considerablemente cuando toma en cuenta la información astrológica relativa a sus clientes. Los problemas se identifican antes y se resuelven en menos tiempo y con menos sufrimiento. Podemos ver la carta como una lente o una fuente de luz que dirigida sobre la persona que nació con ella nos ayuda a percibirla y comprenderla mejor. Pero si fijamos la atención en la carta en lugar de hacerlo en la persona, la carta se convertirá en un obstáculo y la persona se sentirá desplazada e ignorada.

Saludos.


1 comentario:

  1. Jejejej lo de las armas arrojadizas, lo he visto yo más de una vez en algunas discusiones. Bien, buen post. :D

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